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26 de Abril, 2014
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por Thierry Meyssan
| La propaganda del imperio anglosajón nos ha hecho creer que Estados Unidos es “el país de la libertad” y que sus guerras no tienen otro objetivo que la defensa de sus ideales; pero la crisis ucraniana acaba de modificar las reglas del juego…
Los gobernantes siempre tratan de convencer de que están haciendo lo correcto porque las multitudes no siguen a alguien a sabiendas de que no tiene la razón. El siglo XX se caracterizó por el surgimiento de nuevos métodos de propagación de ideas que nada tienen que ver con la verdad. Los occidentales afirman que la propaganda moderna comenzó con el ministro nazi Joseph Goebbels. Así tratan de hacer olvidar que el arte de falsear la percepción de las cosas fue desarrollado desde mucho antes por los anglosajones.
En 1916, el Reino Unido creó en Londres la Wellington House y más tarde la Crewe House. Simultáneamente, los estadounidenses creaban el Comittee on Public Information (CPI). Partiendo del principio que la Primera Guerra Mundial era un enfrentamiento de masas y no de ejércitos, aquellos organismos trataron de intoxicar a sus propios pueblos, al igual que a los de sus aliados y sus enemigos.
La propaganda moderna comienza con la publicación en Londres del informe Bryce sobre los crímenes de guerra de Alemania, documento que fue traducido a 30 idiomas. Según el informe Bryce, el ejército alemán había violado a miles de mujeres en Bélgica, así que los británicos estaban luchando contra la barbarie. Al terminar la Primera Guerra Mundial se descubrió que todo el informe era una mentira enteramente fabricada con testimonios falsos y con ayuda de varios periodistas.
Mientras tanto, en Estados Unidos George Creel inventó una historia que presentaba la Guerra Mundial como una cruzada de las democracias por una paz que concretaría los derechos de la humanidad.
Los historiadores han demostrado que la Primera Guerra Mundial tuvo causas tan inmediatas como profundas, siendo la más importante de ellas la rivalidad entre las grandes potencias que competían entre sí por extender sus imperios coloniales.
Los burós de propaganda de Estados Unidos y del Reino Unido eran organismos secretos que trabajaban para el Estado. Se diferenciaban de la propaganda leninista que ambicionaba “revelar la verdad” a las masas ignorantes, en que los anglosajones trataban de engañarlas y manipularlas. Y para lograrlo, los organismos estatales anglosajones tenían que actuar a escondidas y usurpando falsas identidades.
Después de la desaparición de la Unión Soviética, Estados Unidos dio menos importancia a la propaganda y optó por las “Relaciones Públicas”. El objetivo ya no era mentir, sino llevar a los periodistas de la mano para que vieran únicamente lo que se les mostraba. Durante la guerra de Kosovo, la OTAN recurrió a Alastair Campbell, un consejero del primer ministro británico, para contarle diariamente a la prensa una historia diferente. Mientras los periodistas se entretenían en reportar las historias de Campbell, la alianza atlántica podía bombardear “en paz”. El objetivo no era tanto mentir sino más bien desviar la atención.
Pero lo que se ha dado en llamar story telling (en español, “contar historias”) cobró gran fuerza con el 11 de septiembre de 2001. El objetivo era concentrar la atención del público sobre los atentados de Nueva York y Washington para que no viera el golpe de Estado militar que se produjo aquel mismo día: traspaso de los poderes ejecutivos del presidente George W. Bush a una entidad militar secreta y detención camuflada de todos los miembros del Congreso estadounidense. Aquella operación de intoxicación fue obra de Benjamin Rhodes, actual consejero del hoy presidente Barack Obama.
Durante los siguientes años la Casa Blanca creó un sistema de intoxicación con sus principales aliados (Reino Unido, Canadá, Australia y, claro está, Israel). Esos cuatro gobiernos recibían diariamente instrucciones, incluso discursos completamente redactados, enviados por el Buró de Medios Globales para justificar la guerra contra Irak y calumniar a Irán.
Desde 1989, Washington se apoyaba en la CNN para divulgar rápidamente sus mentiras. Con el tiempo, Estados Unidos fue creando un cártel de cadenas informativas de televisión vía satélite (Al-Arabiya, Al-Jazeera, BBC, CNN, France24, Sky). En 2011, durante los bombardeos de la OTAN contra Trípoli, la OTAN logró convencer bruscamente a los libios de que habían perdido la guerra y que era inútil proseguir la resistencia.
Sin embargo, en 2012, la OTAN no logró reeditar la maniobra para convencer a los sirios de que el derrocamiento de su gobierno era inevitable. La repetición de aquella maniobra falló porque los sirios habían tenido conocimiento de lo sucedido en Libia, donde las cadenas de televisión internacionales habían manipulado la situación. Sabiendo aquello, el Estado sirio tuvo tiempo de prepararse para contrarrestar la manipulación que se había preparado. Este fracaso marcó el fin de la hegemonía del cártel de “la información”.
La actual crisis entre Washington y Moscú sobre la situación en Ucrania ha obligado a la administración Obama a revisar su sistema. Ya Washington no es el único que logra hacerse oír sino que tiene que tratar de rebatir los argumentos del gobierno y los medios de prensa rusos, accesibles en todas partes del mundo a través de transmisiones satelitales y de internet. El secretario de Estado John Kerry ha tenido que nombrar un nuevo secretario adjunto a cargo de la propaganda: el ex redactor jefe de Time Magazine, Richard Stengel. En realidad, Stengel ya estaba en funciones antes del 15 de abril de 2014, fecha en que prestó juramento para el cargo. Pero el 15 de marzo ya había enviado a los principales medios de la prensa atlantistas una “Hoja Informativa” sobre las “10 falsedades” de Vladimir Putin sobre Ucrania. Lo mismo había hecho el 13 de abril, distribuyendo un segundo documento con “otras 10 falsedades”.
Lo primero que salta a la vista al leer ese texto es la necedad que lo caracteriza. El texto apunta a validar la historia oficial sobre una revolución en Kiev y a desacreditar el discurso ruso sobre la presencia de nazis en el nuevo gobierno ucraniano, cuando ya se sabe que en Kiev no hubo una revolución sino un golpe de Estado fomentado por la OTAN y ejecutado por Polonia e Israel con una mezcla de recetas para “revoluciones de colores” y “primaveras árabes”.
Los periodistas que recibieron las “hojas informativas” del gobierno de Estados Unidos y que se hicieron eco de su contenido, también conocen perfectamente el contenido de la conversación telefónica de la secretaria de Estado adjunta Victoria Nuland sobre cómo Washington iba a cambiar el régimen en Ucrania –en detrimento de la Unión Europea– y la del ministro estoniano de Relaciones Exteriores Urmas Paets sobre la verdadera identidad de los francotiradores de la plaza Maidan. Y también habían tenido conocimiento anteriormente de las revelaciones del semanario polaco Nie sobre el entrenamiento de los cabecillas nazis en la Academia de Policía de Polonia, 2 meses antes de los hechos de la plaza Maidan. En cuanto a negar la presencia de nazis en el nuevo gobierno ucraniano, es como decir que el sol sale de noche: No hace falta ir a Kiev para comprobarlo, basta con leer los escritos de los actuales ministros y escuchar sus declaraciones.
A fin de cuentas, si bien todos los argumentos que Washington se toma el trabajo de enviar por escrito a las redacciones permiten crear la ilusión de que existe un consenso de la gran prensa atlantista, el hecho es que no tienen la menor posibilidad de llegar a convencer a los ciudadanos mínimamente curiosos. Por el contrario, es tan fácil descubrir el engaño navegando un poco por internet, que ese tipo de manipulación no logrará otra cosa que reducir aún más la credibilidad de Washington.
El 11 de septiembre de 2001, el unanimismo de la prensa atlantista permitió convencer a la opinión pública internacional. Pero el trabajo que numerosos periodistas y ciudadanos –entre los que tengo el honor de contarme– han venido realizando desde entonces ha demostrado la imposibilidad material de lo que se afirma en la versión oficial. Trece años después de los hechos, cientos de millones de personas han tomado conciencia de aquellas mentiras. Y serán cada vez más numerosas… gracias al nuevo dispositivo estadounidense de propaganda. El resultado final es que quienes se hacen eco de la propaganda de la Casa Blanca, principalmente los gobiernos y los medios de prensa de la OTAN, están destruyendo su propia credibilidad.
Barack Obama y Benjamin Rhodes, John Kerry y Richard Stengel trabajan solamente para el corto plazo. Su propaganda sólo convence a los pueblos por espacio de algunas semanas. Pero los indignan cuando descubren la manipulación. Estos personajes están socavando involuntariamente la credibilidad de las instituciones de los Estados de la OTAN que se hacen eco de su propaganda conscientemente. Han olvidado que la propaganda del siglo XX funcionaba únicamente porque el mundo estaba dividido en dos bloques que no comunicaban entre sí y que el monolitismo al que hoy aspiran es incompatible con los nuevos medios de comunicación.
Aunque no ha terminado todavía, la crisis de Ucrania ya ha cambiado profundamente el mundo. Al contradecir públicamente al presidente de Estados Unidos, Vladimir Putin ha dado un paso que en lo adelante impide el éxito de la propaganda estadounidense. | Fuente: Red Voltaire (y: Boletin Entorno - 12, nro 30) |
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islanegra a las 17:27 · Sin comentarios
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18 de Abril, 2014
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(El caso de García Márquez y Cien años de
Soledad)
Adriano
Corrales Arias*
Muchos años después, frente al pelotón de
investigadores y periodistas, el escritor Gabriel García Márquez había de
recordar aquella noche remota en que Franz Kafka lo llevó a conocer el hielo.
El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, por eso Alvaro
Mutis, a sabiendas de ello, le presentó de golpe al otro personaje que habría
de ayudarle a reescribir la historia: Juan Rulfo. Y así, con Pedro Páramo
desplegado y a cuestas, despejó el panorama hasta lograr referirnos la
increíble y triste historia de Macondo, produciendo ese fenómeno conocido como Cien
años de Soledad.
Sin embargo, y según ciertas leyendas urbanas,
pareciera que algunos escritores, como Jorge Luis Borges y sus adláteres,
consideran la novela de Gabo como una simple recopilación del folclore
colombiano, específicamente caribeño, por extensión latinoamericano. Dicho de
otra manera, para algunos estudiosos, escritores e intelectuales, la novela no
alcanza la calidad ni el rigor de una verdadera obra literaria, incluso muchos
pronostican que dentro de 50 años nadie recordará al autor y sí al mismo Borges
y a Rulfo, para colocar dos ejemplos de una larga lista.
La polémica abarca más y se extiende desde los años
cincuenta del siglo pasado. Ciertamente el Realismo mágico, o lo Real maravilloso, está agotado. Su
ciclo, que produjo obras rotundas como Hombres de maíz o El
señor presidente de
Miguel Ángel Asturias; Ecue-Yambe-O,Los pasos perdidos, El
reino de este mundo y El
siglo de las luces
de Alejo Carpentier; Las
lanzas coloradas de
Arturo Uslar Pietri; o casi toda la obra garcíamarquiana, se ha cerrado dando
paso a un abanico de posibilidades narrativas que se abre hasta lo que algunos
denominan luxaciones posmodernistas, muy cercanas al collage,
el happening,
el vídeo, el zapping,
el pastiche y el panfleto.
Pero ¿qué es el Realismo Mágico, o lo Real
Maravilloso? Alejo Carpentier, desde el Surrealismo, y en contraposición
con el mismo, definió al segundo como la creación de un mito americanista y
barroco; García Márquez, desde su colombolatinoamericanidad, delimitó al
primero como un “realismo desmesurado” donde el mito es destruido por la
historia. Más allá, o más acá, de ambas definiciones, la academia
hispanoamericana, especialmente la española, intentó definirlos desde ambas
perspectivas, pero siempre con la incómoda postura de quien sabe que llegó
tarde al convite.
La confusión teórica-metodológica, o propiamente
estética, procede de la asimilación del Realismo Mágico, o lo Real
Maravilloso, con la Nueva Novela Latinoamericana (el
boom de los sesenta/setenta), y del sospechoso concepto sobre lo desmesurado y
fantástico de la realidad (identidad) americana frente a lo europeo. Así, se
quiso embutir en un solo saco a novelistas que comparten franjas temáticas y
hasta de estilo en algunos momentos, pero que son diametralmente opuestos en el
abordaje estético, caso de Juan Rulfo, Augusto Roa Bastos, Juan Carlos Onetti,
Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, José Donoso, Jorge Amado, Ernesto Sábato y
Julio Cortázar, para mencionar a los relevantes del boom. Como se sabe, la
“nueva novela” latinoamericana transitó, y transita, por diversas autopistas
ideo estéticas y no solamente por elRealismo Mágico o lo Real
Maravilloso, como aún suponen algunos lectores y críticos europeos.
Piénsese en precursores como Rafael Arévalo Martínez en Guatemala, Roberto
Arlt, Filisberto Hernández o el mismo Borges en el Río de la Plata, para no
mencionar a Cabrera Infante, Lezama Lima y Severo Sarduy en Cuba, entre
muchos otros.
Esa confusión es lo que, probablemente, gestó la flema
borgiana, aunada a la vieja pugna entre cultura de élite (lo conocido
recurrentemente como “culto”) y las culturas populares. La opción borgiana por
la metafísica, la circularidad del tiempo y el mito del eterno retorno, así
como la célebre polémica de su grupo de Florida contra el de Boedo, lo
previnieron ante una literatura que se enriquecía de las culturas populares y
de sus mitos, aunque en algunos de sus cuentos y poemas las aprovechara.
Agreguémosle a ello la no disimulada percepción, en algunos círculos, de que
Gabo no es un “intelectual”, sino un escritor-reportero, por tanto un personaje
de “medio pelo”, a pesar de su apabullante éxito editorial y de su Premio
Nóbel. O, a lo mejor, el mismo éxito le granjeó esa predisposición de
intelectuales y escritores tipo Borges. Es decir, la siempre antigua y renovada
polémica entre lo culto y lo popular (o entre un arte “auténtico”, “puro”, y un
arte contaminado o híbrido) se tiñe también de esos preconceptos y
suposiciones. Y aquí es donde sobreviene la verdadera discusión.
En mi primer año de universidad, en Humanidades,
practiqué un análisis de El otoño del Patriarca, la
novela más pretenciosa y experimental de García Márquez, cuya polifonía me
causó no pocos dolores de cabeza. Aún no había leído Cien
años de soledad por
lo que me arriesgué a hacerlo. Mi primera sacudida, además de una extraña
fascinación, consistió en que, de alguna manera, algunas de esas historias ya
me las sabía, al menos alguien me las había contado pero de diferente manera y
con diversos personajes. A medida que avanzaba en la lectura, repasaba los
cuentos de aparecidos y de sustos que mi madre nos contaba en mi lejana
infancia sancarleña, y recordé entonces a los campesinos que se reunían por la
tarde en la pulpería-cantina de mi padre a contar historias de esa estirpe,
como la mata de yuca que sembró uno de ellos (En Marsella de Venecia de San
Carlos) y creció tanto que, tratando de seguir una de sus raíces, cavó un túnel
que fue a desembocar en pleno centro de Ciudad Quesada. Don Erlindo Arias era
uno de esos copleros y contadores de “yucas” (exageraciones) conocidas en
Guanacaste como “tallas”, especialista en un realismo popular tan desmesurado
como el que exhibía García Márquez.
Asimilando un poco más la novelística garciamarquiana,
caigo en la cuenta de que, al menos Cien años de Soledad, no es más
que la estilización de aquéllas “yucas” y cuentos de aparecidos escuchados con
embeleso y terror en mi infancia, hilvanadas por la maestría de un gran
narrador. El mismo Gabo lo ha reconocido al confesar que la novela no es más
que la recreación de las historias que le contaban sus abuelos allá en
Aracataca, su pueblo natal. La fábula se asienta sobre la rica y plural
tradición oral de nuestras culturas populares, en su caso la de la costa caribe
colombiana, región donde convergen variadas formaciones culturales y
lingüísticas. Y esa es su verdadera riqueza.
Contrario a la narrativa fantástica, metafísica, de
“pantalla chica” o experimental, la cual debe acudir básicamente a la capacidad
intelectual y a la pericia imaginativa del autor, o a una mitología reconocible
por el lector, el realismo garciamarquiano bebe en las fuentes inagotables de
las culturas populares, imbricándolas con la Historia que a veces irrumpe
violentamente desde el exterior destrozando el mito, caso del establecimiento
de la compañía bananera en Macondo. Allí estriba la magia de una novela como Cien
años de soledad: esas cosas extrañas que se nos narran no son exactamente
la fantasía: el autor les impide ser fantásticas al tratarlas como si fueran
cosas comunes y corrientes. Pareciera que estamos frente a frente con el
narrador pues la novela tiene un alto grado de espontaneidad y su estilo es
directo y conciso, justo como en la tradición oral. Todo ello con un certero
humor y sin mayor pretensión que enganchar al lector para que se involucre en
las acciones del mundo narrado.
García Márquez parte de la realidad sociocultural de
su entorno para construir una metáfora latinoamericana que, a fuerza de
verosimilitud escritural y de un origen que se hunde en las raíces de la
cultura humana, adquiere significado universal. Cien
años de soledad está
en la preconciencia del pueblo latinoamericano y de la raza humana, porque se
nutre de la oralidad popular y se apropia de matrices que trascienden fronteras
y significados, debido a una enjundia narrativa reconocible en cualquier sitio.
Así, son muchas la personas (como en el caso de La
Biblia -
que según García Márquez es la mejor novela que se ha escrito-, Las
mil y una noches, La
Iliada, El
Quijote o
el Ulises de
James Joyce, para mencionar algunas cumbres de la literatura universal), que
pueden hablar largamente sobre la novela sin nunca haberla leído. El argumento
o fábula, más allá de su riqueza narrativa, la trascienden convirtiéndola en
historia colectiva, en símbolo abierto al imaginario popular de todo un
continente y de la humanidad.
Aquéllos que vaticinan corta vida a esta novela
emblemática de la literatura hispanoamericana del siglo XX no han reparado en
su poder mágico trascendente: procede y acarrea materiales populares altamente
sensitivos que se intercalan y entrecruzan con las formaciones socioculturales
y lingüísticas más significativas del planeta. Por supuesto, siempre habrá
lugar para la edición lúdica y fantástica de un Cortázar, la precisión
imaginativa de un Rulfo, la fuerza onírica de un Onetti, la épica maravillosa
de un Carpentier, la dicción profunda y magistral de un Roa Bastos, la
profundidad intelectual y metafísica de un Borges o el barroco estilizado de un
Lezama Lima, para no ir más lejos. Pero no hay duda de que García Márquez
perdurará como narrador más allá de sus propios libros, porque ya se ha
instalado en el corazón del imaginario latinoamericano y de la narrativa
universal.
La polémica, ficticia o auténtica, continuará por
otros medios, con otros matices e interlocutores. Nuestra narrativa irá
enriqueciéndose con nuevos aportes y nombres porque el mundo de la literatura
es plural, ancho y ajeno. Pero la cosmovisión latinoamericana ya no podrá
desterrar ese libro mítico escrito por un costeño nacido en Aracataca.
*Escritor costarricense.
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islanegra a las 14:01 · Sin comentarios
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18 de Abril, 2014
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CARTA A MARIÁTEGUI, EN ABRIL Querido José Carlos: ¿Recuerdas, las largas marchas que los adolescentes te rendimos. Las romerías puntuales hasta donde reposa tu ser guerrero? No me perdí una. Han pasado muchos años. Tus libros te recuerdan en mi biblioteca. El alma matinal, mi preferido. Tus cartas y fotografías me acompañan. La defensa de los presos políticos, el amor a los condenados de la Tierra. Esta ácida mañana de abril te veo leer entusiasmado, con esos bellos ojos tiernos, mientras en tu ventana se posa una paloma cobriza, tu cabeza gira; silencioso, me sonríes y tus manos de coral despeinan mi cabellera suavemente, y me dices: “Pequeña centinela: Froilán está bien, con el bardo de Barranco teje sueños y esperanzas en los ojos del horizonte, de día y de noche vagan por los parques buscando a la niña de la lámpara azul cuando la Luna dibuja un lago esmeralda. Ya no bebe atontado contra el viento ni los verdes parrales, ya no llora nuestra patria herida, ni el desierto agreste. Mas, tu padre, no ignora el dolor cósmico, ni el misterio de la espiga. Tiene confianza en el pueblo, en la gente, pues la historia sabrá resolver los problemas del mundo, los cotidianos y los trascendentes”. Quizá fue dejar de andar para seguir andando de otra manera. Tal vez no partimos ayer y estuvo siempre el día claro, el anhelo eterno, escribiendo versos al porvenir, sobre el río que arde y resplandece. Para sanar la piel del planeta. Que ganas de levantarme y echar a correr tras los brazos de Amalia La Chira y besar su frente como a una rosa de tu jardín. (Cf: Aprendiz de maga, Horizonte, Lima, 2006)
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islanegra a las 08:12 · 1 Comentario
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18 de Abril, 2014
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Entre-vista en tramos-e realizada por Rolando
Revagliatti
Marcelo Juan Valenti nació el
18 de febrero de 1966, en Rosario (ciudad en la que reside),
provincia de Santa Fe, la Argentina. En 1998 publicó la novela “Paralelo protervia”,
en co-autoría con María Luisa Siciliani. Sus libros de cuentos son “Una langosta
en la casa invisible”, 1999; “Ojalá Jane Fonda nos ilumine”, 2011, año en
el que también aparece su nouvelle “Invernadero”. En 2003
publicó “Caballo bifronte”, prosa poética en co-autoría con Susana Rozas.
Entre 2002 y 2014 fueron socializándose los poemarios “Presagio de la
reina ciega”,“Juego de abadesas”, “Jardín espejo” y “Espejo jardín” (ambos
volúmenes en 2010), “Después de la orgía, el canibalismo”. Integra
el grupo literario “La Torre de Papel”. La Editorial La Espada Rota (Caracas,
Venezuela) publicó la carpeta “El cálido paisaje del agua”, una
recopilación de sus poemas. Entre otras, integró la antología “Animales
distintos” (Muestra de escritores argentinos, españoles y mexicanos
nacidos en los sesentas), con selección, presentación y notas de Ana Franco
Ortuño, Antonio Portela, Benjamín Barajas y coordinación de Juan Carlos H. Vera
(en México, 2008), “Tercer concurso anual de poesía y cuento Macedonio” (1996), “Anuario
de cuentos breves ‘92” (Ediciones ImagenArte, 1993), “El primer
siglo” (Premio literario “Tierras Planas”, 1992), “La vuelta al mundo
en un poema 2003” (Ediciones La Guillotina, Buenos Aires, 2003), “Selección
de cuentos certámenes Alcides Greca” (Editorial Municipal de Rosario,
1993), “Cuentistas rosarinos” (Concurso de cuento 1998, U. N. R.
Universidad Nacional de Rosario Editora, 1999). Durante los primeros años
del siglo participó del movimiento mail artista (arte
correo). Poemas suyos fueron traducidos al catalán por Pere Bessó y al
portugués por Antonio Miranda. Fue co-organizador de ciclos literarios
públicos: en 2000, “Lecturas en la AZ93”, con Héctor Roberto Paruzzo y Pablo
Solomonoff, y en 2004, “Homenajearte”, con Raúl Astorga. Sus textos
fueron ampliamente difundidos en revistas soportes papel (…“Apofántica” de Mar
del Plata, provincia de Buenos Aires, “Palabras Escritas” de Asunción,
Paraguay, “Cultura de Veracruz” de Veracruz, México…) así como en la Red: … http://poetasdelsigloveintinuno.blogspot.com , www.agora127.com, http://poesiadelmondongo.blogspot.com …
1
– Cuando contactamos por primera vez, Marcelo, vos integrabas el grupo
literario “La Torre de Papel”. Comenzaría preguntándote por los objetivos de
aquel grupo, qué otros escritores lo conformaban, qué publicaciones llegaron a
socializar.
MJV – La pertenencia a "La Torre de Papel" no ha caducado, yo la
siento perpetua. El germen fue un taller literario al que asistí entre 1989 y
1992. Espacio lúdico de creación, contención y aprendizaje. Sobre fines de 1990
surgió la inquietud de vehiculizar nuestros trabajos hacia el exterior del
grupo, hacia el territorio de la lectura exógena. Barajamos nombres posibles,
que decantaron en la Revista "La Torre de Papel". En un primer lapso
publicamos sólo textos nuestros, pero luego nos abrimos a la participación de
otros autores que nos iban conociendo. Con generosidad, autores que ya tenían
mucha trayectoria, como Angélica Gorodischer y Roberto Fontanarrosa,
autorizaron la aparición de sus escritos en nuestra querida revista, que fue
creciendo hasta su última aparición en 1994.
Dentro del grupo se
generó un mundo propio de complicidades y aventuras, que rebasaron el espacio
de taller o el proyecto editorial. A lo largo de estos veinticinco años de
historia, nos hemos acompañado en distintos emprendimientos (entre ellos,
ciclos de lecturas y realización de cortos en video) y en la vida. Algunos
integrantes mantenemos la tradición del encuentro semanal. Con idas y
venidas, pasaron por “La Torre de Papel”: Raúl Astorga, Omar Carrizo, Nora
Fracchia, Claudio Gershanik, Beatriz Leguizamón, Susana Sarmiento, Ana Isabel
San Román, María Luisa Siciliani...y yo.
2
– Estoy persuadido de que muchos de nuestros lectores no tendrán una
representación acabada de lo que significó, y acaso significa todavía, el arte
correo, por lo que me parece oportuno que te explayes sobre el tema, y que nos
trasmitas ahora, ya distante de aquella práctica, cómo evaluás tu paso como
mail artista.
MJV – ¡El Arte Correo! Es hablar de diez años de una experiencia
extraordinaria.
Le debo su descubrimiento a la artista plástica Delia María López Zamora, que
participó en una convocatoria que se expuso en Rosario. La mecánica básica
consiste en la propuesta de un tema y la indicación de las características que deben
observar las respuestas (medidas, volumen, técnicas). La convocatoria se
difunde y cada persona (sea artista o no) que se sienta interrogado, provocado
o comprometido, puede aportar su trabajo que se envía por correo. Se presupone
que quien organiza debe enviar algún tipo de documentación a los participantes
y exponer las obras. La primera participación de la que tuve respuesta, fue una
que tenía como tema "2000: Año Mundial de las Matemáticas". Cuando ya
la había olvidado, recibí desde Italia un sobre con el suntuoso catálogo de la
muestra: “2000: Anno Mondiale della Matematica”, Castel S. Pietro T. Que me lo
hubieran enviado ya era todo un detalle. Imaginate lo que fue hallar mi trabajo
en sus páginas.
Trabajos míos aparecen
en los siguientes catálogos: en 2001 integré, también en Italia, “L ‘Utopia” en
Vicenza, y “Exit” en Bologna; en 2001-2002 en Lieja, Bélgica, “Anges Dévastés”;
en 2002, “40 Years of Mail Art”, Castel S. Pietro T.; en 2005 la muestra
“¿Hambre en el País del Trigo?”; en 2008, “Le Cheval”, Argentina-Francia. A lo
largo de diez años jugué en ese espacio creativo, abierto a artistas y a
entusiastas. Revaloricé experimentaciones que ya no destinaba a una destrucción
inmediata, porque habían encontrado un sentido. Exploré el collage hasta que
llegué a los límites de lo que podía expresar. Por entonces , las carreteras
del Arte Correo habían virado hacia las participaciones por e-mail. Di esa
etapa por concluida...en muy buenos términos.
3
– Es excepcional que se consolide la escritura de una novela en colaboración
con otro escritor –en tu caso, con la narradora María Luisa Siciliani, también
de Rosario, en casa de la cual estuve hace muchos años-. ¿Cómo la tramaron,
cómo la gestaron, qué operatividad establecieron? ¿De qué trata “Paralelo
protervia”?
MJV – “La Torre de Papel” fue la cuna del primer libro que publiqué. En el
verano de 1994, el grupo había pasado un día de campo, al que María Luisa
Siciliani se sumó cuando promediaba la tarde, con una proposición: escribir una
novela de a dos.
Tenía el tema: la amistad de una mujer y un hombre a lo largo de casi cuarenta
años. Vaivenes, fracasos, desilusiones, extravíos, bajo un arco histórico
extendido entre el primer peronismo y el final del llamado Proceso de
Reorganización Nacional. María Luisa tenía el punto de partida: la muerte de la
protagonista como disparador de la mención a las cartas que le ha escrito a su
amigo (en la que se cifra su vida) y una serie de puntos por los que tenía que
pasar la narración. El planteo era construir puentes entre esos puntos.
Descubrimos después la necesidad de encontrar la "voz" de cada
personaje, para que ambos pudiéramos tomar la escritura desde las distintas
perspectivas. Creo que uno de los logros de la novela es haber creado un texto
donde no se notan los cambios de mano. Todos nos preguntaban quien había
escrito qué. Los que conocían nuestros trabajos individuales, estaban
confundidos. A veces, la duda autoral la teníamos nosotros: a ese punto se
amalgamó nuestra escritura. Superar las barreras (¿aparentes?) de género, edad,
formación, experiencias vitales, estilo, fue, sin duda, un reto maravilloso.
Nos presentamos a uno de los concursos "importantes" con el seudónimo
M-lavaq (a partir de nuestras iniciales comunes, y lavaq... en referencia al
campo). No obtuvimos el premio, pero el libro existía. Lo publicamos en 1998,
con la Editorial Ciudad Gótica. Fue el primero para los dos.
4 – Otra obra has concebido en colaboración, después, con otra escritora
santafesina, Susana Rozas, de prosa poética. Te transfiero los mismos
interrogantes formulados en mi intervención anterior, Marcelo.
MJV - Conocí a Susana Rozas en el año 2000. Junto a María del Carmen
Reyes, fuimos jurados del tradicional concurso de poesía de la santafecina
localidad de Acebal, el "José Pedroni". De inmediato surgió una
fructífera amistad. Repetición del ciclo: por segunda vez recibí la invitación
a forjar un texto a cuatro manos.
"Caballo
Bifronte" es una nouvelle poética, categoría que implica un cruce, un
rompimiento de categorías. Fue crear y jugar. Los límites argumentales eran más
laxos que en mi anterior experiencia. Esa temporada resultó una excursión al
desenfreno del lenguaje, una explosión del vocabulario. El punto de
convergencia con "Paralelo Protervia" fue la necesidad de
un tono común, de un tercer lenguaje que no era el de nuestros registros
individuales.
5
– Acabo de releer “Espejo jardín” (tapa y contratapa de fondo negro y letras
blancas) y “Jardín espejo” (tapa y contratapa de fondo blanco y letras negras),
aquellos poemarios que fueran editados simultáneamente y en los que no hay
ninguna referencia en cada uno respecto de la existencia del otro. Además de
carecer de títulos los 37 poemas de cada volumen, impresos en la cara impar de
la hoja, los que no exceden la dimensión de las páginas, no constan índices ni
números de páginas, ni llevan prólogo o epílogo. Y un par de poemas son el
mismo texto duplicado en el mismo orden en cada volumen. En 2010 leí de corrido
un poemario y después el otro, pero ahora, en cambio, leí el primer poema de un
volumen y el primer poema del otro, y así sucesivamente. Y me resultó tan
gratificante esta segunda incursión mía en tu propuesta, que me llevó mientras
sucedía, a decirme que si yo hubiese sido el autor, simplemente la hubiera
ofrecido como un solo poemario –“Espejo jardín – Jardín espejo”-, donde el
lector en página par hallara por ejemplo, “Mi padre me devoró / aunque / no
tenía hambre.”, y en página impar diera con “Mi padre no deseó devorarme. Y sé
/ que tenía hambre.” Me gustaría, Marcelo, que nos contaras cómo urdiste estas
obras y las concretaste. Y que te refieras a tus decisiones concernientes a la
plasmación gráfica.
MJV - Susana Rozas me había hablado sobre un cuento de
Juan Carlos Onetti, que era el negativo de otro de Faulkner, como un homenaje
por oposición: ese fue el germen de estos libros: la construcción de poemas
sobre los que se proyectaran textos que los negaran.
No se trató de una serie completamente original y otra, su mero espejo.
Avanzadas ambas, los nuevos poemas nacían como continuación de una o de otra.
El resultado fueron estos libros autónomos, pero enriquecidos por ese reflejo
en el otro. En forma mutua, se abrillantan y se anulan. Salvo rara vez, nunca
pongo título a mis poemas. La falta de numeración de las páginas...: un
descuido de impresión. La idea fue ofrecerlos en forma conjunta, pero una
fantasía subyacente señalaba que los pares podían separarse. Y de hecho, ha
sucedido en varias oportunidades. No deja de titilar la ilusión de que, como en
el mito de las esferas, ambas mitades se reencuentren, recuperen su abrazo... y
sorprendan al lector. Dicen los artesanos orientales que la perfección no es de
este mundo. E incluyen adrede un error en el tejido de alfombras y
tapices. Viví la experiencia de la incompletud frente a dos poemas que me
parecieron irreversibles, pero que nacidos de la energía que originaron, debían
ser incluidos.
El trabajo de tapa
obligaba a un respeto de la trama urdida entre ambos poemarios. Me pareció que
el dibujo del artista holandés M. C. Escher tenía el grado hipnótico apropiado.
Revertir blancos y negros de la misma imagen, resolvió la continuidad del
juego.
La presentación pública,
fue también un juego de espejos. Las poetas Marta Ortíz y Antonia Taleti fueron
convocadas por separado, ignoraban quien era la otra persona que iba a
presentar (aunque sabían que habría alguien más, no mencionado) y recibieron,
cada una, uno de los libros. Luego hice una reunión con ambas, en la que les
entregué el que completaba el par. Para la presentación, vestí la mesa con un
mantel mitad negro, mitad blanco.
6 – En los setenta algunos supimos que Jacques Lacan había dicho: “…sería bueno
interrogar a los poetas para saber algo acerca del deseo. En efecto, el poeta
da testimonio de una relación profunda del deseo con el lenguaje, al mismo
tiempo que demuestra –lo que el analista no debe olvidar- hasta qué punto esa
relación poética con el deseo se ve siempre dificultada cuando se trata de la
pintura de su objeto: así la llamada poesía metafísica (léase ‘The extasie’, de
John Donne) evoca mucho mejor el deseo que la poesía figurativa, que pretende
representarlo.” Por un lado, Marcelo, te invito a que aportes alguna reflexión
o asociación sobre lo que Lacan despliega. Y por otro, que vincules lo que te
vaya surgiendo con tu poética, con lo que has ido encontrando, re-encontrando,
desencontrando…
MJV - Involuntarios fugitivos de un vacío fundante, ferozmente impelidos
hacia una búsqueda sin pausa, siempre insatisfecha, nuestro destino se teje
entre el deseo y el lenguaje. Marcha metonímica bajo un cielo constelado de
metáforas. ¿Estallará, floreciente, en la letra, esa metáfora epifánica, que
vemos tan alta, que no alcanzamos con las manos?
La incógnita, la urgencia, nos mueven hacia ese objeto que alcanzado, no se
transforma en estatua de sal a causa de una mirada tan indiscreta como
inverosímil, si no que se desvanece, para materializarse, con trucos de Fata
Morgana, en un punto cercano a un nuevo horizonte. El poema que busco escribir
está siempre un paso más allá de la última línea de verso, con resonancia de
cristal y voluptuosidad de terciopelo, llamándome. El objeto es siempre
parcial, incompleto, perfectible.
7 – Ha sido a través tuyo –y no sólo por la entrevista que le concediste al
poeta Daniel H. Grad y que está subida en YouTube- que registré la existencia
del vocablo “BookCrossing”. Y fue cuando eché un vistazo en Wikipedia y
sobrevolé la proposición de Ron Hornbaker, cuando me enteré de que promovió
controversia y variantes. Puesto que estarás interiorizado de sus alcances, y
sos o has sido participante de ese movimiento, te propongo que nos trasmitas en
qué consiste.
MJV – Ron Hornbaker lo ideó en 2001. Básicamente, hay que abrir un perfil
en www.bookcrossing.com , que habilita a cargar título, autor, género
de un libro, al que le otorga un código similar a los de las bibliotecas.
Este número y algunas instrucciones de uso (hay etiquetas que se pueden
imprimir) se indican en la primera página del libro. Entonces pueden suceder
dos cosas: que el libro quede en un espacio público y alguien lo encuentre (y
lo reporte) o que el libro se intercambie en las reuniones de grupos que se han
establecido en distintas ciudades. Cada uno de sus lectores puede hacer
comentarios, que le llegaran a todos los que lo han leído. Hornbaker promovió
BookCrossing como algo local, pero pronto ganó carácter universal. Se han
organizado grupos, convenciones nacionales e internacionales, envío de
ejemplares por correo, retos de lectura, páginas espejo... Las posibilidades
son enormes, las gratificaciones también.
Te comento que "Ojalá
Jane Fonda nos ilumine" reúne dos cuentos. Uno de ellos re trabajado,
el otro escrito especialmente porque toca el tema de BookCrossing. Lo edité
para repartirlo en el III Encuentro Nacional Argentino. Todos los ejemplares
tienen el mismo código, para unir las diversas lecturas que se fueran
produciendo. La tirada fue superior a los asistentes, así que luego lo seguí
ofreciendo a los que no pudieron participar y a personas de otros países.
8 - ¿De qué tipo de familia provenís? ¿Qué se ha mantenido en vos a lo largo de
las etapas?
MJV – Provengo de una familia trabajadora, sencilla, dónde los bienes
culturales eran respetados, pero en la que no se esperaba un hijo lector
fervoroso, y mucho menos escritor. Supongo que no fui un hijo
convencional, pero no torcieron ese destino.
Algo en común guardan la niñez, la adolescencia... y la actualidad: el exceso
de imaginación, la sed de libros, el vuelo rasante de historias en torno a mi
cabeza.
9
- ¿Cómo te llevás con el cuento, con la novela de corte policial? ¿Y cómo con
la ciencia-ficción?
MJV – Inauguré
la adolescencia con una lectura abundante de obras de ciencia ficción. Lo que
más me atraía era esa variada invención de formas de vida y cultura. El
escritor que rescato por encima de todos, es al exquisito polaco Stanislaw Lem.
Por aquel entonces frecuenté el policial, pero menos. Aunque el policial me
acompaña aún hoy (pese a cierto agotamiento, quizás debido a que el culpable
siempre es otro que el que pienso, jajajajaja). En cambio, es muy raro que hoy
lea un libro de sci-fi.
10 – En narrativa,
¿qué tipo de asuntos no alcanzan a involucrarte? ¿Sos lector de dramaturgia?
MJV – Bueno, no
logra capturarme la novela histórica. La elección de qué leer es un misterio.
Los resultados a partir de una reseña o una contratapa, pueden arrojar desde
una sorpresa absoluta a una desilusión total. Leí dramaturgia de joven, en una
época en que asistir al teatro, por distintas razones, no estaba a mi alcance;
luego, he preferido las representaciones. ¿Un autor?: Ionesco... pese a
que pretendí releerlo y no resultó.
11 - Que peor que la
muerte es el envejecimiento, no soy el primero que así lo considera. ¿Estás de
acuerdo?
MJV – Trato
de no pensar en el tema de la edad. A veces me digo: -Ya tengo 48 años. Casi de
inmediato agrego: -¿Y?
12 - Si te hubiera
tocado ser portador de un nombre o apellido que nombrara un color, ¿cuál te
parece que te hubiera gustado o incomodado menos? ¿En que deporte hubieras
preferido destacarte? ¿A qué sos o has sido aficionado? ¿Qué te promueve el
concepto de “posteridad”?
MJV – Lo
del apellido cromático me ha causado mucha gracia. Azul no estaría nada mal.
Los deportes NO existen
para mí. No me entusiasman, no los entiendo, no me convocan.
Mis aficiones siempre
giraron en torno a leer y escribir. El intercambio de correspondencia es un
ejemplo.
Posteridad: ese dilatado
futuro en que seremos un recuerdo, en el que habrá discretos vestigios de los
que hemos sido.
13 – Tu último
poemario está en estos días presentándose en sociedad: ¿nos acercás a
“Después de la orgía, el canibalismo”?
MJV - "Después
de la orgía, el canibalismo", reúne poemas escritos entre 2005 y 2010,
oralmente compartidos en ciclos de lectura o dispersos en publicaciones
virtuales. Quería que conformaran un libro, darle la instancia de palabra
impresa, de... ¿posteridad?
Marcelo Juan Valenti selecciona para esta entrevista,
en abril de 2014, seis poemas de su autoría:
A la más vieja,
a la que sólo sabía reír,
nadie le advirtió
de las premoniciones
del último zafiro.
Que un bosque
puede avanzar hasta las murallas
de un castillo maldito.
Que cielo y mar
volverían a confundirse.
Que los espejos
mienten.
Que el escozor nacarado de la noche
envenena el verano.
Nadie se lo dijo
y ella murió sin saberlo.
Después
fue la irreparable
tempestad.
("Presagio de la reina ciega", 2002)
Partenogénesis de las vírgenes.
En las vetas
de la sangre castrada
por el lejano coito de los ángeles,
se acurrucan
peligrosos cuentos de viajeros.
Todo brilla
con inquietud de mercurio
en cajitas de plata.
Depravación del ícono:
la cabellera es una ofrenda perfectible.
("Juego de abadesas", 2005)
Mi padre no deseó devorarme. Y sé
que tenía hambre.
No obstante, él
se quedó observándome junto al fuego, como
si yo fuera
el cachorro de una especie indigerible.
("Jardín Espejo", 2010)
Mi padre me devoró,
aunque
no tenía hambre.
Se apartó
del fuego,
y sin mirarme, me percibió
como el cachorro de una especie apetecible.
("Espejo
Jardín”, 2010)
El amor
entre orquídeas vestidas de organza
es un misterio
que mira
las certidumbres
del mar.
Y su clímax
de pétalos devorados
llueve
sobre la mirada atónita
de cebúes poco asertivos,
ignorantes de su giba,
fieles custodios
de una divinidad
pasiva y acuosa.
Los acantilados de honor
se perfuman
con los bisbiseos
del goce.
("Después
de la orgía, el canibalismo", 2014)
El viaje
podría haber sido perpetuo.
Pero han seleccionado
cada baldosa
por su rugosidad y matices,
el corredor
impecable.
Flanqueando la puerta de madera de cedro,
dos jarrones azules
se atosigan
de crisantemos.
Las hojas se abren.
Sería imperdonable defraudar su sonrisa.
Confío en sus manos
todos mis secretos,
menos el que reservo para la noche del festejo.
Algo oscuro titila.
Su taco,
certero,
es más ágil que mi intención.
Me mira
como diciendo
que no pasa nada,
que el mal sueño se esfuma
como el vapor del café
que nos aguarda.
Un círculo se cierra,
incluyéndonos.
("Después de la orgía, el canibalismo", 2014)
Ciudades de Rosario y Buenos Aires, distantes
entre sí unos 300 kilómetros, Marcelo Juan Valenti y R. R., abril 2014.
http://www.revagliatti.com.ar/act9002/ultinf_valenti_full.htm
http://www.revagliatti.com.ar/040913_valenti.html
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islanegra a las 07:34 · 5 Comentarios
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03 de Abril, 2014
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Entre-vista en tramos-e, realizada por Rolando
Revagliatti
Eugenia Cabral nació el 29 de
noviembre de 1954 en Córdoba (ciudad en la que reside), capital de la provincia
de Córdoba, la Argentina. El 1981 fundó junto a los poetas Hernán Jaeggi,
Susana Arévalo, César Vargas y Carlos Garro Aguilar, el grupo literario “Raíz y
Palabra”. En el período 1988-1992 estuvo al frente de Ediciones Mediterráneas,
sello abocado a la difusión de poetas de su provincia. Durante 1991-1993
dirigió la revista “Imagin Era – La Creación Literaria ”. Colaboró, entre 1993
y 2000, en el suplemento cultural del periódico “ La Voz del Interior”. Es
asesora literaria desde 1996, junto al director Paco Giménez, del teatro “ La
Cochera ”. Ha coordinado talleres literarios en la Universidad Tecnológica
Nacional (Facultad Regional Córdoba) (1994), la galería de arte Marchiaro
(1993), la Biblioteca Popular “Libertad” (2010-2011), las cárceles de Villa
María y penitenciaría de Córdoba y la Biblioteca Provincial para Discapacitados
Visuales (2010-2013). Mantuvo www.losviajadores.blogspot.com.ar entre 2010 y 2012. En 1986 formó parte del núcleo fundador de la
Primera Feria del Libro organizada por la Municipalidad de la ciudad de
Córdoba. Presidió la delegación Córdoba de la Sociedad de Escritoras y Escritores
de la Argentina (SEA). Ha sido miembro honorario de la Escuela Freudiana de
Córdoba. Es vocal primera de la comisión directiva de la Biblioteca Popular
“Libertad. Para la integración latinoamericana”. En 1999 se editó su
libro de relatos“La almohada que no duerme”. Y entre 1986 y
2012 fueron apareciendo sus poemarios “El buscador de soles”, “Iras
y fuegos – Al margen de los tiempos”,“Cielos y barbaries”, “Tabaco” , “En
este nombre y en este cuerpo”. Es la responsable y prologuista
de “Poesía actual de Córdoba – Los años ‘80” (Ediciones
Mediterráneas, 1988) y quien tuvo a su cargo el estudio preliminar del volumen “Un
golpe de dados, poema de Stéphane Mallarmé” (Editorial Babel, 2008).
Su quehacer ha sido incluido, por ejemplo, en “Antología poética –
Grupo Raíz y Palabra” (1984),“Desde Córdoba 20
escritores” (1986), “Los poetas de acá – II” (1993), “Poetas
2”(selección y prólogo de Juano Villafañe, Ediciones Desde la Gente ,
Buenos Aires, 1999), “Árboles nativos del centro de Argentina” (estudio
ecológico realizado por Ulf Ola Karlin y Pablo Demaio, 2002), “La
tierra del conjuro” (selección e introducción de Andrés Utello, 2005), “La
pisada del unicornio” (libro CD-ROM del proyecto “Escritura por la
identidad”, coordinado por Mariano Medina, Edición de Teatro x la Identidad y
Abuelas de Plaza de Mayo, 2006), “Zepol (Variaciones en torno a la desaparición
de Jorge Julio López)” (2009). En 1991, en reconocimiento a su labor
literaria y cultural, le fue concedido el Premio de Poesía “Instituto CIDAM”,
así como en 2011 fue distinguida con la Ley 9578 de Reconocimiento al Mérito
Artístico de la Provincia de Córdoba. Su pieza teatral “El prado del
ganso verde”, ambientada en la batalla de Goose Green, durante la
denominada guerra de Malvinas, fue estrenada en el teatro La Cochera en
diciembre de 2013, con la dirección de Giovanni Quiroga. Permanece inédito su
libro “Vigilia de un sueño. Juan Larrea: apuntes sobre su residencia en
Córdoba, Argentina (1956-1980)”, que comprende un ensayo basado en
investigaciones bibliográficas y documentales, un apéndice con trece
entrevistas a personas que conocieron al autor y otro con documentos
fotográficos nunca antes dados a conocer.
1
– Es acercándote a tus treinta años, Eugenia, y todavía durante la última
dictadura cívico-militar, cuando con otros poetas fundás “Raíz y Palabra”.
¿Cuáles fueron los lineamientos, los objetivos de aquel grupo literario? ¿Qué
actividades promovieron? ¿Durante cuanto tiempo?
EC
- “Raíz y Palabra” surgió como respuesta a la censura literaria y
destrucción de material bibliográfico (quema de bibliotecas) impuesta por la
dictadura militar. Casi todos éramos o habíamos sido militantes de diferentes
partidos de izquierda y necesitábamos responder a la represión y la censura,
por alguna vía. Por otra parte, veíamos que los escritores del Partido
Comunista y del Socialismo seguían escribiendo con recetas realistas o
populistas y, aunque teníamos actitud e intención política, lo que amábamos era
la poesía, sin recetas de ningún aparato partidario. Entre 1981 y 1985
promovimos lecturas públicas de poesía, intentamos la utopía de recuperar la
SADE para los escritores, presentamos una antología con poemas de nuestros
integrantes, participamos en actos por los Derechos Humanos, etcétera. Pero lo
esencial era que desde nuestra formación como grupo encarnamos una respuesta a
la que comenzaron a adherir escritores, músicos, pintores. Había quienes no
formaban parte del grupo pero se integraban en cada propuesta agregando lo
suyo. En 1986 y 87, “Raíz y Palabra” con otros autores formamos el “Movimiento
de Escritores por la Liberación” y publicamos tres números del periódico
cultural “El Cronopio”. En septiembre de 1987 sufrí un accidente de tránsito
muy grave y, desde allí, por razones obvias, César Vargas –que era mi pareja y
papá de mi hijo de tres meses en ese momento- y yo, dejamos de participar,
aunque todos los escritores de Córdoba, prácticamente, estaban permanentemente
ayudándonos.
2 - ¿Qué autores llegó a difundir Ediciones Mediterráneas?
EC - Ediciones Mediterráneas comenzó con la
publicación de “Poesía actual de Córdoba- Los años ’80”, que prologué y
antologué. Allí sólo tomé autores de mi ciudad, sobre los que tenía abundancia
de datos y materiales, pues si hubiera tomado el interior provincial lo único
que conocía eran los nombres notables. Y no quería hacer eso.
Algunos títulos publicados después: “Hijos del sol”,
de Jorge Torriglia (1988), autor de Villa María; “La carga”, de
Pedro Jorge Solans (1989) y “Fisura” de Sergio Silva (1989),
autores de Villa Carlos Paz; “El mago”, de Marcelo Torelli (1989); “El
escriba de los epitafios”, de César Vargas (1990).
3 – Es probable que haya llegado a mí, cuando salía, algún número de “Imagin Era”.
O quizá sólo supe de su existencia y me quedó resonando el título. Te incito a
que la describas y, también, a que nos refieras cuáles han sido algunos de los
escritores difundidos y en qué géneros.
EC
- “Imagin Era” fue un proyecto editorial que pretendía refrescarse del
tedio de la etapa del menemismo. Utópico, por eso el título. Queríamos reflejar
un diorama de voces, sacudir las cortinas polvorientas de ese estilo light,
como si la literatura y el arte fuesen yogurt descremado. A pesar de su
limitación comercial –razón de su final-, difundió poesía, cuento y ensayo
escritos por autores de Córdoba, aunque ya no residieran en ella. Se presentó
en el instituto CAyC, de Buenos Aires; consiguió un buen comentario en “Diario de
Poesía”; fue incluida en un catálogo del Museo de Arte de las Américas, de
Washington. En fin, algo logramos. Entre los nombres que publicamos y hoy se
conocen ampliamente, están el del novelista Carlos Busqued, la cineasta Paula
Markovitch y la artista plástica Anahí Cáceres. Las ilustraciones fueron de
Oscar Páez, Crist, Verónica Amaya. En las plaquetas, muchos nombres que no
cobraron notoriedad, pero hay textos valiosos, como el de Hugo Busso, un
filósofo que ahora reside en España.
4 – En el ’96 te asomás al mundo del teatro (o quizá ya te habías asomado y es
en ese año que empezás a involucrarte). Lo cierto es que “de menor a mayor”
llegás a concebir una pieza de tu absoluta autoría (estrenada e inédita). ¿Nos
trasmitirías cómo ha ido fluyendo en vos esta inserción de ya más de tres
lustros, aportando, colaborando, seleccionando? ¿Cuándo se produce el giro
tendiente a la concreción de “El prado del ganso verde”? Y teniendo en
cuenta que hace poco “debutaste” como dramaturga en una sala y con actores
representándola y público asistiendo, ¿cómo –cuánto- exactamente te movilizó?
EC
- Es cierto, al mundo de teatro me había asomado desde niña,
participando en el elenco de la Provincia , pero era un juego. Después comencé
a asistir a funciones de teatro y fui tomando el lugar que elegí
definitivamente: el espectador. Paco Giménez, antes de proponerme que
colaborase en la adaptación de “Un tranvía llamado deseo”, me conocía de
asistir al Teatro La Cochera. Digo que mi lugar es el del espectador incluso
aunque haya escrito un texto para ponerlo en escena, pues sigo siendo el que
toma asiento en la platea.
Desde 2001 Paco Giménez me pidió otro tipo de trabajo,
consistente en analizar los textos como a mí me pareciera. Estrictamente buscar
en cada texto en particular, sin mapa previo. Relaciones entre personajes,
relaciones con el contexto histórico, lingüístico, artístico; entramado de
situaciones, todas las variantes posibles. Mi tarea fue ampliar la visión de
cada obra, de cada autor, para aportar a la idea original y dirección de Paco y
a la creación colectiva de cada elenco.
Antes de “El Prado del Ganso Verde” había intentado escribir dos o
tres textos teatrales, pero no fluyeron como debían. En este caso, hubo en 2012
una convocatoria a un concurso sobre el tema de la guerra de Malvinas –no
recuerdo cuál era - y escribí para enviar. Había estado reuniendo algunos
discursos de héroes reales -americanos, sobre todo- que me interesaban para
elaborar una propuesta teatral. Venía pensando en uno del Comandante Prado,
casi al final de su libro “La guerra al malón”. Ese párrafo tiende un
puente de significados históricos entre la denominada Conquista del Desierto
del siglo diecinueve y la Guerra de Malvinas. Y escribí con el mismo criterio o
actitud que ponía en los análisis: ofrecer a los actores y al director un texto
para que puedan trabajar. Teníamos la ventaja de que ya habíamos participado
juntos en otros espectáculos de La Cochera , eso facilitó la experiencia. Lo
que más me movilizó fue ver convertirse un texto en acciones, imágenes,
sonidos. O sea, volví al lugar del espectador, o nunca me moví de allí.
Luego, la repercusión de un tema tan complejo y sentido por mis compatriotas en
un público específico, el de teatro. Además, descubrir que los jóvenes no saben
mucho que digamos de ninguno de esos dos conflictos, por ejemplo, y que pese a
ello entienden la propuesta y les despierta interés. Eso fue muy gratificante.
5 – Desde luego, en tu labor de coordinadora de talleres literarios, que lo
hayas sido también en ámbitos penitenciarios, promoverá en muchos de nuestros
lectores el interés por conocer lo que vos quieras trasmitirnos sobre dicha
singularidad (la cual, entiendo, ya un cierto número de escritores viene
desarrollando en nuestro país).
EC
- Las cárceles fueron experiencias difíciles de abordar, en el plano
emocional. El preso común es una especie de misterio para mí. No puedo
comprender cómo hacen para soportar la prisión. Reconozco que en eso la
limitación es mía. Hay colegas que trabajan desde hace muchos años en las
cárceles, como Andrés Utello, en Villa Dolores. Yo sólo pude soportar un año.
Sin embargo, logré que produjeran –tanto en Villa María como en Córdoba- buena
cantidad de textos y sostener una relación amable y distendida. Los traté como
iguales en cuanto a capacidad, explicándoles que todos los seres humanos
poseemos tres facultades universales: la observación, la memoria y la
imaginación. Los ejercicios literarios se basaban en eso. También me permitió
explicarles que autores como Shakespeare no eran difíciles de entender por los
temas que tratan, sino que la dificultad principal consiste en que utilizan un
lenguaje muy antiguo, que ya pocas personas conocen.
6 – Quería que supieras que estuve releyendo tus respuestas en http://lapoesiapregunta.blogspot.com.ar/2011/12/eugenia-cabral-cordoba1954.html y que confirmo que ellas están, para mí, entre las más comprometidas
con la propuesta que conlleva el Cuestionario Schmidt. Y conecto con
esto: ¿sólo manejaste el blog Los Viajadores? ¿Por qué razón no persististe?
¿Algo te decepcionó? ¿Lo retomarías?
EC - Sí, sólo incursioné en Los Viajadores. Después tuve la
mala idea de entrar en Facebook y me envicié. Todo parece más fácil. Pero tengo
que volver al blog, porque quiero pasar todo lo de “Dulce Vecino”, mi
compilación de textos y documentos gráficos sobre Juan Larrea, esa página que
administro. Necesito crear algo más estable que una página de Facebook. Me
preocupa el tiempo que insume la Internet; y fatiga la vista y la espalda. Lo
positivo es que proporcionalmente se consigue mayor lectura, aunque sea
superficial o no, depende, pero hay una circulación publicitaria. A veces, es
importante. Llama la atención sobre un tema, al menos.
7 - No quiero dejar pasar la oportunidad de inquirir sobre tu participación
en “Árboles nativos del centro de Argentina” y en el libro
CD-ROM. Y si bien para los “locales” consubstanciados el nombre de Jorge Julio
López y su desaparición nos sigue, por lo menos, perturbando, para los que no
estén al tanto, sería oportuno que nos des un perfil de tu “Zepol”.
EC - Mi participación en “Árboles nativos...”
fue involuntaria. Mariano Medina, que coordinó la publicación, tenía el poema
que figura allí, pero yo ya lo había desechado. Me llamó para contarme lo que
iba a hacer y respondí que si a él le gustaba, lo incluyera. Ocurre que no
podían proponerme nada más hermoso que publicarme en un libro sobre árboles,
era un sueño no soñado. También fue Mariano Medina quien me incluyó en “La
Pisada del Unicornio”. Él recopiló material de todos los que figuran en el
CD y nos avisó de la edición, nada más. Pero nos conocemos tanto, de la época
de “Raíz y Palabra” -Mariano era muy joven-, que sabe de lo que se trata cada
vez que hace algo.
En “Zepol”, sí, fui convocada por Iván Ferreyra para escribir algo sobre
la desaparición de Jorge Julio López. El secuestro seguido de muerte es una
realidad que persiste en la Argentina motivado por distintas situaciones. Trata
de personas, represión policial a ciudadanos comunes. Pero lo de López tuvo características
políticas precisas, demostrando que el kirchnerismo no fue capaz, pese a su
política de derechos humanos, de frenar la actividad de los “desocupados” del
Proceso, que volvieron a tener tarea con ese secuestro, con las muertes y fugas
de militares condenados, con la falta de cooperación ex profeso en la búsqueda
de cuerpos asesinados y de niños secuestrados. En una palabra, la lucha contra
la represión prosigue. Para los trabajadores, para los militantes políticos,
para los ciudadanos en general. Luego, en 2012 y 2013, me ocupé de la edición
del libro “Poesía por Mariano Ferreyra”, una compilación de textos
enviados desde diversos sitios de nuestro país, por medio de Internet.
8
– He leído en alguna parte que estabas escribiendo un relato fantástico extenso
cuyo título es “Ahora, en el Paraíso”: ¿lo has concluido? ¿Primera
inmersión en lo fantástico? Y que estabas preparando un volumen con relatos
sobre temas relacionados con la militancia política durante las décadas de
1960, 1970 y 1980: “La flor nacional”. Lo mismo: ¿lo has concluido? Y
por extensión, Eugenia: aparte del libro sobre el poeta español Juan Larrea,
¿qué otras obras o trabajos tenés “en la gatera”?
EC - Sí, he concluido esos libros. Ya veré si encuentro editores. “Ahora,
en el Paraíso” es mi primera incursión en lo fantástico pero no sé si
el género es fantástico. Habla de la historia bíblica y de una posible historia
no bíblica del mundo. Qué sé yo.
También tengo unos poemarios, escritos desde 1997: “Códice”, “Creatura
solar”, “La voz más distante”, que son breves; “La ciudad de amapolas”,
“Reloj de esfera”, “La canción de las contradicciones” y uno más que
espera título. Además, fui escribiendo “La ración de pan”, un libro con
poesía política -género que no es apreciado por la crítica, dicho sea con
simpatía-; “Informe sobre Mabel y Morgana”, una nouvelle fallida sobre
un caso policial verídico; “Ellas”, “Ellos”, “Cupido”, “Eros”, “Narciso”,
“Tánatos”, una serie de cuentos sobre las relaciones amorosas,
probablemente también fallidos; cuentos basados en personajes o en situaciones
de Hans Christian Andersen, titulados “El ángel de los pobres”, y poemas
cuyo valor aún no consigo evaluar. Como ves, un surtido.
9
– Has divulgado movimientos, autores, confluencias de tu provincia. Has
investigado (y producido) a propósito de la historia de la traducción y de los
traductores de poesía a través del tiempo en Córdoba, y vos misma has
incursionado en estas labores: ¿con qué poetas?
EC - Lo único que traduje fue un poema de Jacques
Prevert y uno de cuatro líneas del luxemburgués Lambert Schlechter,
en ambos casos por no tener a mano una traducción. No creo realmente haber
incursionado en esa actividad, salvo por poner al alcance del público la que
hizo Agustín Oscar Larrauri de “Un golpe de dados”.
10
- ¿Cómo es el mundo de la poesía en tu ciudad: las
tertulias, las lecturas, los bares u otros espacios, los colegas, los diarios,
las radios, todo eso que podríamos llamar “la escena literaria”? ¿Y qué
diferencias apreciás respecto de décadas anteriores?
EC - No participo demasiado en la actualidad, por motivos
de trabajo y de familia. Pero donde asisto, así sea eventualmente o por
invitación, es de mucha calidad, muy diverso en su producción, con gran
participación de los jóvenes. La mayor diferencia que aprecio con el pasado de
los ochenta o de los noventa es cuantitativo. Alto número de editoriales,
nombres, lugares, que me llegan por mail o por Facebook; no tengo ya un
panorama general en cuanto a su estética.
Eugenia Cabral selecciona para esta entrevista, en
abril de 2014, seis poemas de su autoría:
Mago dos veces
Hijo y nieto de hechiceros
es el poeta.
Lee en el fuego muerto
la primera intensidad de la llama.
Y adivina su rostro
en el más oscuro espejo.
Destino
Hija soy de la ceniza
donde el barro ha muerto.
Eran las glaciaciones
sobre el reino del verdor.
La mano de Dios que celebró la vida
soplando en los huesos del hombre
habrá sido plena de jugos
y frágil de tiempo.
Ahora
Dios sopla sobre el fuego
largo y frío
y se lleva la Historia al infinito.
(De “El
buscador de soles”, Editorial Municipal de Córdoba, 1986)
Obertura
I.
La voz, seducida por el
eco, descendía en la luz del cielo.
Hace tanto.
Óvalos de cobre y nácar, detenidos rostros de un
vitral;
esparcidas en el dolor, la orfandad, cantábamos con
los ojos entornados y sonreíamos.
Luego, el cielo se cargaría de nubes y luego, se
desataría la tormenta.
II.
Muerte al siglo XX.
El deseo es el terror. La sinceridad es una ermita; el amor, una ermita.
He tallado un rostro en el cuarzo. Lo he tatuado en la
pleura, el ventrículo izquierdo, el músculo sartorio.
Los bosques cumplirán un milenio al amanecer.
¿Amaneceremos con ellos?
Sentir beethovenianamente es una locura en estos
tiempos.
(De “Iras y fuegos. Al margen de los tiempos”, Editorial
Último Reino, Buenos Aires, 1996)
Arcano II
Estás quieto y casi serio
sonriendo.
Observas los pedazos que dejo sobre la mesa,
el abrigo,
la taza.
Trozos, tajos, aberturas,
desmadejamientos,
yo, la insensata,
adormilada –recalando mentalmente en tus brazos-;
barco o sombra de barca en el agua que deslumbra,
liviana,
cargada, cargada.
Llega un barquito cargado de tiempo,
trozos tajos
tientos temores
tucanes trompas
trampas
torpemente insensata
gimiendo en la oscuridad del tiempo:
nada comprensible;
una atalaya para ver tus ojos;
y sentado,
quieto,
casi serio,
me observas;
danzo;
duplico entradas y salidas del universo;
algunas puertas –compruebo- cerradas;
otras y regreso
a ti
dulcísimo
sin acceso a este laberinto
donde cada galería
ostenta una lámpara.
(De “Cielos y barbaries”,
Editorial Alción, Córdoba, 2004)
Tabaco
La rabia dura lo que el cigarrillo.
Luego el humo y la ceniza
esparcen
la desmerecida forma de lo que ha sido.
Arder. Arder como la brasa ambigua
que no es llamarada ni es ceniza;
entre secuencias de orden y desorden
arder; arder cual perfume de maderas;
cual ocaso –furia postrer del día-
arder; en pausas de la informática,
detrás de los envases descartables,
con un sexo torpe entre torpes manos,
arder. Como sólo el fuego puede arder.
Como pasión y soledad pueden arder.
Astro perdido en la jungla del cielo
tornando a una casa y a unos padres,
arder. Solícitamente, en honor de un amante,
arder. Ofrecer la transparencia y pretenderla
cada vez con menos fuerza y
eficacia.
Arder. En el templo de los
bárbaros.
Arder, tan tenue como sea
posible,
ante la fatiga de la mirada. Encender
los rubíes de la culpa entre el lodo funeral
y las arenas donde el hedor de lo muerto
sobrevive (¿para qué?) sin condena ni justicia.
En el horno de los bronquios se caldean
la sinrazón de existir abominando
y el humo: símbolo de olvido e impotencia
de querer retener lo que se esfuma
-antes eterno, ahora fugitivo-,
breve danza de amor entre los dedos,
ocaso que arrastra el cuerpo del día
-iluminado de amor- a oscura gruta,
para escandir las formas de la noche
cual sílabas de un poema revelado.
(De “Tabaco”,
Editorial Babel, Córdoba, 2009)
Bautismo
He temblado junto
a la pila bautismal
en la iglesia a oscuras. He temblado al verte de
perfil
porque parecías un galo de la Alta Edad Media.
El techo de la nave central es combado y tiene
costillas doradas
y pinturas en rojo. Temblaba en esta ciudad americana
y te señalé los santos tallados por aborígenes,
a lo largo de la nave izquierda. En esta ciudad o en
esotra.
Somos criollos de varias generaciones, argentinos,
de apellido hispano, de cultura rioplatense,
de costumbres pampeanas, de silencios federales.
Si festejamos la patria comemos a la usanza del
Noroeste,
si filosofamos lo hacemos a lo porteño
(la zamba marechaleana de la escisión).
En esotra ciudad o en ésta.
Agradecí a la penumbra que no le permitiese al temblor
avergonzarme. De pronto el ritmo de las frases no
coincide,
el temblor ha desencajado alguna articulación.
Como gozne y goce, una es vértigo, la otra, silbo.
Un desplazamiento de placas, un prefacio a la falla de
San Francisco.
Pero los desastres de la melancolía se perciben a
solas.
Un cloqueo, un chasquido se levanta con dificultad
desde la greda
y, anfibio, atraviesa el patio, llega a la ventana.
Los dos somos jóvenes –él de catorce y yo, de doce
años- y temblamos,
bajo el hedor acre de las vestiduras, en el
siglo XIII,
ya no somos coloniales y barrosos españoles
desafiando a las autoridades del virreinato:
somos judíos conversos y sabemos leer.
Después nos convertimos en arrianos y vuelta a
perseguirnos.
Más atrás aun en el tiempo, éramos adúlteros y nos
lapidaron.
Entonces nos hicimos hinduistas y nos despreciaron.
Cometimos incesto y nos quemaron.
Mezclamos nuestras etnias y nos apartaron.
En esta ciudad y en esotra.
“Amor constante más allá de la muerte”,
nadie podría vencernos, salvo una clara eternidad.
Miré hacia el altar católico y sentí llegar desde vos
esa como ansiedad fastidiosa, esa exquisita fatiga
que te absorbe hacia los corredores del laberinto,
como los embudos de los ríos serranos a los nadadores
angélicos.
Y supe lo de siempre: que, para el gran río,
representamos apenas un sorbo dulzón, como la sangre,
un puñado de moléculas y de entropía.
(De “En
este nombre y en este cuerpo”, Editorial Babel, Córdoba, 2012)
*****
En las
ciudades de Córdoba y Buenos Aires, distantes entre sí unos 700 kilómetros,
Eugenia Cabral y R. R., abril de 2014.
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26 de Marzo, 2014
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Por Arturo Corcuera Lima concentra estos días a las figuras políticas en
desuso que patean latas en América Latina, y que ejercieron en algún
momento el poder en sus países (concluyeron su mandato con los más bajos niveles de aceptación). Ahora, convocados por el Nobel peruano apoyan
y azuzan los movimientos violentistas de
la oposición venezolana. Se reúnen en eventos aparentemente inofensivos, con temas como la democracia, la
libertad, los derechos humanos, pero que en el fondo se montan para
estimular el golpe de estado al gobierno
del presidente Maduro. A Lima también
llegan los agentes en gira, enemigos de la Revolución Bolivariana que sirven al
poder mediático de la derecha internacional, integrado por empresas que
distorsionan las noticias y atienden a
intereses personales. No faltan también
aquellos vandálicos que han participado
en manifestaciones violentistas llamando a la guerra, en medio de hordas con el rostro cubierto (incendio de
universidades, muerte a funcionarios del gobierno, sabotajes, trampas
mortales), métodos y acciones de la oposición que la prensa escrita y
televisiva no condena y que, por el contrario, propaga y ensalza. Sus héroes
son sucios agitadores como Capriles, Leopoldo López o la envalentonada diputada María Corina que ahora
intenta una forma de asilo en la OEA aceptando una representación de Panamá que
violenta las normas legales de su país.
Resulta que el coraje de la diputada había estado poblado de miedos. Quiero repetir que
nuestro Nobel, cuando no era Nobel, opinaba de los diarios: “mienten como respiran, son la
abyección hecha tinta y papel”. Ese
mismo periodismo hoy lo engríe y acoge cuando insulta a los presidentes de América Latina que no se pronuncian contra
el presidente venezolano. Los llama cobardes,
haciendo un mal uso de la fama que le otorga el Premio Nobel, tan distante de
sus antecesores que defendieron con su voz las causas más nobles. Los millones de españoles que salieron recientemente a
la calle a protestar por la política ecónomica, la receta liberal que tanto
fascina a Vargas Llosa y que ha llevado a España a la desesperación,
abatida en la actualidad por seis millones de desempleados, por un 50% de paro juvenil que obliga a
emigrar del país, ¿tiene cabida acaso esta información en los diarios limeños?
¿Le han dado sus mejores espacios los medios de incomunicación como los llama
Eduardo Galeano? La presidenta Bachelet, no bien asumió el gobierno,
expresó su apoyo al presidente Maduro y defiende el pronunciamiento de los
cancilleres que integran UNASUR. Lo han hecho también con valentía otros
presidentes, voces soberanas que defienden la verdad y la dignidad de América.
envió
Rosina Valcarcel
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21 de Marzo, 2014
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La poesía nombra el brillo y su reverso
La poesía nombra el brillo y su reverso. Un poeta la
vio como un cometa perdido en la noche universal, alumbraba mundos varios,
llevaba su luz hacia las esquinas liberadas. Allí estaba entre las multitudes,
decretaba el fin de toda guerra, años cuarenta, del siglo pasado. Antes estuvo
en Madrid, montada en los trenes en busca del quinto regimiento, encendía el
fuego ácrata de las minas y los sindicatos, la patata roja de Miguel Hernández.
Dos peldaños más abajo agitó su antorcha entre los cables de la plaza roja,
sonaba las campanas de las grandes catedrales: el humo de las fábricas expandía
el desafío igualitario por toda Europa.
La poesía es pez soluble que nada a contra corriente,
monta querellas en los campos magnéticos, juega y danza con aquellos muchachos
de los años veinte. Abarca espacio lúdico, se entromete en los festines de los
poetas áulicos y les revienta el laúd en la cabeza a los reyes. Si se le quiere
enjaular, resultaría inútil para los celadores, ella sería capaz de invertirles
las señales que dan hacia los pasos perdidos.
La poesía vive fuera de nosotros desprendida del
claustro donde ardía en llama viva Teresa de Ávila: santa poesía que escondes
el verbo balbuciente de Juan de Yepes en la trascendencia, te adoramos en los
pulpos de seda que entrevió en los espejos de París aquel Isidoro Ducasse:
malditos marineros que apagaron su pipa en el corazón de Baudelaire, ¡abajo el
general Aupick! François Villon esta noche mereces tu copa de ajenjo.
La poesía hizo que Vishnu en su cielo de oro y
esmeralda nos devolviera al Ganges desde sus divinos pies; convirtiera el prana
divino en cantares de gesta; poesía necesaria, verbo profético para los días
venideros. En el catálogo cotidiano nos enumeró los manjares divinos y los
colores de la naturaleza. El hombre y la mujer enlazados en las infinitas
posiciones de la lujuria, atados de manos y pies hasta esparcir su simiente más
allá de su casa.
Bienvenidos todos y bienvenida la infatigable poesía.
La poesía también es fiesta innombrable, es el río que llena las habitaciones y
cubre con su manto los últimos pasajeros de calles de sol y de nubes. Poesía es
vestidura y protección de los días alados y desérticos, túnica posible, amor
por los ausentes, poesía es el día que comenzó a nacer.
enviado por la Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, Venezuela
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21 de Marzo, 2014
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Jorge Etcheverry
Me la encontré sentada en la mesa sempiterna del
café—de negro, gótica, de pelo pintado, o con una faldita floreada de lo más
mona—no me acuerdo
“Hola, como estái. Me dijeron que me andabai buscando.
El otro día me estaba tomando una absenta en este mismo café creo y el Rimbaud
me dijo “Mira, oye,El Jorge te anda buscando. Parece que te quiere hacer una
entrevista, aunque no sabe todavía dónde la va a colocar”—bueno es cosa dél, le
dije—Oye Jorge,
a mí no me gusta mucho dar entrevistas, aunque tú eres
testigo que no tengo problemas para hablar con todo el mundo, me encanta la
conversa. Me vienen a ver poetas gordos y flacos, señoras, profesores muy
simpáticos, poetas caídos al frasco, otros que se alimentan básicamente de
quinoa, niñas muy talentosas que escriben regio, en su casa, pero que no tienen
quién las publique y no están muy metidas que digamos en las redes sociales,
que tengo que reconocer que son un gran adelanto. Ahora hay cientos de miles de
poetas y en esas listas se mandan cosas muy positivas, el mundo está cubierto
casi por una red poética—está lleno de asociaciones y se hacen encuentros y
festivales todo el tiempo, por todas partes—y se está peleando por unas cosas
bastante básicas, te diré, que yo creía que estaban arregladas hace más de un
siglo. Una cosa buena es que si bien no todo el mundo puede ser ingeniero o
astronauta, casi toda la gente tiene algo de poeta, aunque parezca harto cliché
y tenga que salir el antipoeta para sacar un poco de brillo, amononar la cosa
para que no se haga una lata espantosa a punta de repeticiones, afilar un poco
los cuchillos de las palabras, darle una manito de gato a las imágenes. Me
encanta la conversa, pero tú sabes de lo que estoy hablando, pídeme un vinito o
un café, lo que toma la gente civilizada.
Ya ni me acuerdo ni del nombre de este café o si
estábamos en Santiago,Buenos Aires, Montreal o Barcelona. Me siento más a gusto
en las ciudades grandes. Y no es que no me guste la naturaleza, me encantan los
animales,los pescados y los pájaros, sobre todo los gorriones y los cuervos.
Respecto a lo que dicen algunos, que de dónde saco pa tanto como destaco, mira
Jorge”, yo hago un par time con ustedes, de eso me mantengo. Me encanta la
gente, me encanta trabajar con la humanidad”.
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islanegra a las 19:53 · 1 Comentario
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19 de Marzo, 2014
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Buenos Aires. CONVOCATORIA PARA LA MARCHA DEL 24 DE MARZO
A 38 años del golpe genocida, marcha desde Congreso hasta Plaza de Mayo. Lunes 24 de marzo, 16 hs. Concentración en Rivadavia y Callao (Ex confitería del Molino) Como todos los 24 de marzo, la SEA se moviliza y llama a todos los compañeros a movilizarse junto con el espacio Memoria, Verdad y Justicia. Desde nuestra fundación, la defensa de los DDHH y la denuncia de la impunidad de ayer y de hoy fueron constitutivas de nuestra institución. La Comisión Directiva resolvió marchar y ratificar los actuales reclamos contra la figura de Milani (represor durante la dictadura tal como lo denuncian sus víctimas y Madres de Plaza de Mayo de La Rioja), por la absolución de los trabajadores petroleros de Las Heras, contra la devaluación que agrava tanto la situación económica de los trabajadores como la de quienes se encuentran por debajo del nivel de pobreza, y contra la represión-criminalización de la protesta social. Las principales consignas de la marcha plantean: basta de impunidad; ni ajuste ni represión; 30 mil compañeros detenidos-desaparecidos presentes; cárcel ya a todos los genocidas; apertura de todos los archivos de la dictadura; restitución de la identidad de los jóvenes apropiados; no a la manipulación de la memoria; no olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos.
C O M I S I Ó N D I R E C T I V A
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islanegra a las 20:35 · Sin comentarios
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19 de Marzo, 2014
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Entre-vista
en tramos-e realizada por Rolando Revagliatti
Gerardo Lewin nació
el 20 de diciembre de 1955 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (donde reside,
en el barrio Caballito), la Argentina. Recibiendo el título de Actor Nacional
egresó en 1980 de la Escuela Nacional de Arte Dramático. Establecido en Israel,
cursa en 1984 estudios de Máster en Dirección Teatral en la Universidad de Tel
Aviv. En Buenos Aires, a través de IUNA (Instituto Universitario Nacional del
Arte) obtiene en 2004 su Licenciatura en Actuación. Entre 1977 y 1981 actuó,
entre otros, en los espectáculos “Alicia a través del espejo” de Lewis Carroll,
“La pirámide” de Oscar Feijóo, “El héroe de la Samobroone” de Jacobo Greber, en
la Argentina, y entre 1983 y 1985 en “Víctor, o los niños al poder” de Roger
Vitrac y “Los inmigrantes” de Slavomir Mroczek, en Israel. Incursionó como
actor en televisión, filmes de corto y largometraje y publicidad. Durante 1986
realizó locución en producciones cinematográficas. Y en los países citados ha
ejercido la docencia teatral en instituciones privadas y públicas. En el género
dramaturgia concibió la farsa policial “Nieblas
del Támesis”. Su poemario publicado es “Amores
muertos” (El Jabalí Ediciones, Buenos Aires, 2003). Inéditos permanecen “Tránsito” y “Nombre impropio”. Poemas suyos fueron traducidos al portugués por
Roxana Lewin y difundidos bilingües en www.antoniomiranda.com.br . En
la Red es posible acceder a su poética a través de videos y de http://poetasaltuntun.blogspot.com.ar, http://poesiadelmondongo.blogspot.com.ar, http://elpoetaocasional.blogspot.com.ar, http://laseleccionesafectivas.blogspot.com.ar, http://alpialdelapalabra.blogspot.com.ar, http://el-placard.blogspot.com.ar,
http://intercuerpos.blogspot.com. Es
el traductor, por ejemplo, del poemario “Vago”
de Tal Nitzan (Ediciones Pen Press, Nueva York, Estados Unidos, 2012), “Una novela vienesa” de David Vogel
(Editorial Minúscula, Barcelona, España, 2013), “Antología de cuentos” (selección del Instituto para la Traducción
de Literatura Hebrea (ITHL): textos de Yossi Birstein, Yitzhak Orpaz, Etgar
Keret, Reuven Miran, Alex Epstein, Dan Tsalka y Amós Oz), además de traducciones
socializadas en revistas y periódicos de México. En 2007 fundó http://decantasion.blogspot.com.ar : “Un
blog de traducciones de poesía hebrea de acá y allá, de ahora y de otrora”.
Entre los últimos poetas allí difundidos, se encuentran Oded Peled, Pinjas
Sadé, Zelda, Aharón Almog, Erez Biton, Gali-Dana Singer, Elisha Porat, Jacob
Frances, Itzjak Shalev, Eli Hirsh, Nathan Alterman. Mientras que algunos
enlaces conducen a propuestas-e de poesía hebrea, otros lo hacen a las de
poetas traductores de diversos idiomas. Además es posible acceder a letras de
canciones, nuevos poetas, poesía andalusí, poesía hebrea moderna, renacentista,
bíblica, clásica, de protesta, con sesgo humorístico, y hasta algo de prosa.
Entre 2002 y 2007 fue uno de los coordinadores del ciclo de poesía “El Orate y
La Musa”.
1 – Tu formación teatral –no sólo actoral-
se ha consolidado a través de prestigiosas instituciones públicas. ¿Cómo recordás
aquellos primeros años de estudiante, siendo un veinteañero, y cómo esos otros,
en el IUNA, cuando habías sobrepasado los cuarenta? ¿Has tenido, en este campo,
algún maestro o maestra “inolvidable”? ¿Qué te resultaba más grato e ingrato en
la juventud y qué en la madurez? ¿Cómo evaluás que incidían en tu ánimo y en tu
rendimiento las circunstancias de tu acontecer en cada una de esas etapas?
¿Volverías a cursar por los andariveles “oficiales” o te inclinarías por la
capacitación por fuera de la que provee el Estado?
GL – La verdad es que
llegué al teatro por casualidad y no por vocación. Lo hice porque creía que me
ayudaría a superar mis problemas de timidez y expresividad. Para decirlo más
claramente, especulé con que estudiar teatro haría de mi un galán más (o al
menos mínimamente) eficiente. Tuve mucha suerte con mis maestros: tengo un
magnífico recuerdo de Víctor Bruno, nuestro profesor de actuación hasta el
segundo año, así como de quien lo
sucedió hasta quinto, Nina Cortese (si a alguien le cabe el adjetivo
inolvidable es a ella: no sólo nos inició en el conocimiento de autores
ignorados por nosotros, sino que me estimuló en la escritura y la frecuentación
de la poesía). No puedo dejar de mencionar a un genio que tuvimos y que pasó
desapercibido: Roque de Pedro, nuestro profesor de música. La experiencia
teatral puede ser muy grata o aterradora, casi como cualquier religión. La
ebriedad de adrenalina que proporciona el escenario, según cómo lo procesa cada
quien, puede llevarte a la cima del arte o destruirte.
Sobre
lo que resulta o no agradable en las distintas etapas de la vida, afirmo que
prefiero ser quien soy, a la fecha. Agradezco que –en este universo- el sentido
del tiempo sea único. La diferencia entre mis edades de hombre puede expresarse
en una sola frase de inspiración socrática: antes no sabía nada y ahora sé que
nunca lo sabré. La diferencia es la ansiedad por saber o, si lo preferís, la
angustia por no saber, que es distinta de la curiosidad. Saber, ¿qué? Todo: qué
hay después de la muerte, si es posible que exista una sociedad más justa, cómo
lograr el corazón de las mujeres, cómo escribir el mejor poema del mundo. Hoy
sé que esas preguntas no tienen respuesta o tienen infinitas respuestas, lo
mismo da.
Respecto a la educación o la capacitación, como la llamás..., al contrario de lo que me inculcaron mis
padres, la educación es una posesión volátil. Más en estos días. Poco de lo que
aprendí me sirve para algo. Sé que me capacité para múltiples tareas, pero a
fin de cuentas sólo realizo algunas pocas. La rutina, la monotonía y el mecanicismo
son también maestros: cuando efectuamos un acto y no sabemos ya cuántas veces
lo hicimos anteriormente, es probable que podamos considerarnos expertos.
Aunque sea en el arte de subir las escaleras de la casa en la oscuridad. No es
necesario acudir a ninguna escuela ni suscribirse a algún taller para lograr
eso.
2 – ¿“Cómo eras” –nos preguntamos los
que te conocimos recién cuando exponías tu poética en cafés literarios (tengo
para mí que nos vimos por primera vez en ocasión de tu lectura en “micrófono
abierto” a fines de 2001, en el Ciclo de Poesía “Julio Huasi”)- entre 1977 y
1985, tu período de actor en los teatros Payró, del Centro (en Buenos Aires) y
en los de la ciudad de Tel Aviv? ¿“Cómo eras” cuando interviniste en el
largometraje “El infierno tan temido” de Raúl de la Torre, y cuando premiaron
tu labor –IX Concurso Internacional de Cine Amateur de la República Argentina-
en el cortometraje “La pared” de Eduardo Feller? ¿Por qué no persististe en la
carrera teatral? ¿No llegaste a dirigir?
GL – Era un pibe muy
a la deriva, con muchas ilusiones y un poco de ego. Lo que rescato de esos años
es el aprendizaje del disfrute, en lo que a la poesía se refiere. El disfrute
de lo milagroso, lo maravilloso del arte. En esos años, participar en los
reductos que le daban a los poetas la
posibilidad de leer era emocionante. Yo guardo un recuerdo muy agradecido, por
ejemplo, a las chicas organizadoras del Ciclo de Poesía "Zapatos
Rojos". Para mí, leer un poema ante un auditorio era tocar el cielo con
las manos. No exagero: para mí fue una revelación.
Mi
labor como actor fue corta y concluyente: soy tímido, cerrado y en el teatro
tiendo a mirar sólo el texto y su calidad literaria. El actor nato pone en
juego su cuerpo, cierto grado de exhibicionismo del que creo carecer o al que
supongo no me atrevo a alcanzar. El premio que mencionás bien pudo haberse
declarado desierto. Sin embargo, cada tanto me echo un poco de sal en la herida
y fantaseo con dirigir teatro. Otro modo de acercarme a lo teatral fue a través
de la traducción: he intentado interesar a directores en montar piezas
teatrales de dramaturgos israelíes. Hasta ahora, no logré convencer a ninguno.
3 – Has sido docente de teatro durante
la década del ’80 en instituciones, organizaciones, centros educativos. ¿Te
complacía ese rol? Sé que en 2007 retornaste a él cuando estuviste a cargo de
un Taller de Declamación destinado a poetas y actores, auspiciado por el Centro
de Estudiantes de la Facultad de Farmacia, de la Universidad de Buenos Aires.
Sé también que en el horizonte de la iniciativa cabía responder este par de
inquietudes: “¿Cómo decir un poema? ¿Qué mecanismos se ponen en juego?”. Mirá
qué oportunidad te ofrezco, Gerardo, para que nos suministres una síntesis de
lo que ha sido esa propuesta.
GL – La docencia fue
algo muy divertido que me permitió subsistir durante bastante tiempo sin
necesidad de trabajar demasiado. No era, sin embargo, un rol que me complaciera;
y decidí abandonarlo. Me faltó paciencia y método para ser un buen docente.
Distinta fue la experiencia del taller de declamación, porque respondió a una
inquietud mía, en un momento en que podía plantearme una experiencia
"docente" sin necesidad económica de por medio. De hecho, lo planteé
como un taller gratuito, porque consideraba que no estaba enseñando, sino
liderando un aprendizaje en el que yo mismo estaba incluido. El taller recorría
aspectos como la dicción, la proyección
de la voz, el ritmo, la versificación. Cómo articular ese andamiaje con la
emoción. Estaba planteado desde una óptica un tanto privilegiada, porque yo
había vivido en ambos mundos: el de la poesía y el del teatro. Por eso el
taller se dirigía tanto a actores como a poetas. Trataba de tomar una doble
distancia. Por un lado, de los poetas, ya que muchos leen horrible -probablemente,
algunos, adrede-. Hay quienes suelen establecer que lo importante son las
palabras y que en la lectura debe licuarse toda sombra de pathos. Por el
contrario, para el actor (en especial los actores del método) lo importante es su expresividad, sus emociones, su voz.
Cosa que hace que, muchas veces, un actor no entienda siquiera de qué trata el
poema. Hubo en nuestro país una tradición de declamadores, actores que tenían
una sensibilidad y una inteligencia especial para encarar un poema como una pequeña
escena. Me remito, claro, a Berta Singerman, pero también a Inda Ledesma, Alfredo
Alcón (quien ofrecía recitales de poesía) y otros menos sospechables de operar
en el rubro declamatorio: Héctor Alterio o Luis Brandoni. Humildemente, el
taller se planteaba retomar ese hilo.
4 - ¿Tu única incursión en la
dramaturgia ha sido con “Nieblas del
Támesis”? Que se trate de una farsa policial, suscita mi curiosidad (me
parece que me hablaste de ella). Supongo que no se ha estrenado y que permanece
inédita. ¿Es así? Promocionémosla: contanos algo de su trama, cuántos actores
requiere, y si demanda una escenografía sencilla. ¿Hay alguna otra pieza por
allí, acaso abandonada?
GL – No hay ninguna
otra, por ahora. Se me ocurren argumentos de posibles piezas -de hecho, durante años quise escribir una de
ficción fantástica alrededor de la figura de Leopoldo Lugones-. “Nieblas…”
es una obra de juventud que, con la excusa de la farsa y la parodia a las
viejas películas policiales negras, habla de la historia de la violencia en la
Argentina. Es un poco extraña en cuanto a las escenografías: un bar, un
laboratorio decimonónico, un estudio de radio, un museo, un tren en marcha...
Escenarios que apelan a los clichés de las viejas películas de misterio. Es
para un elenco de entre seis y ocho actores: hay un detective privado, una
cantante, un científico loco, un músico jorobado... Se la he ofrecido a varios
directores. Todos la alaban, quiero creer que con sinceridad. Nadie la monta.
5 – Hablemos de lo que menos se sabe
de tu quehacer literario: ignoro si te propusiste la redacción de alguna
novela, pero “me suena” que sí tenés cuentos o relatos. ¿Y artículos, ensayos?
¿Cuál es esa producción más secreta? ¿De qué trata?
GL – Sí, tengo
cuentos a los que quiero mucho. He estado pergeñando una serie de crónicas
titulada "Atención obsesivos de
Caballito y alrededores". Me cuesta, confieso, salir de la situación
poética y pasar a una instancia puramente narrativa. Escribí cuentos en los que
yo mismo era el protagonista: la muerte de mi padre, encuentros con amigos, un tío
esquizofrénico... Mi producción más secreta son los poemas que vengo escribiendo
desde hace años y que olvido. De pronto abro un cajón, reviso una carpeta y
leo: pucha, cómo pude no ver aquí el poema escondido. Los que creo mejores
surgen de ese encuentro con ideas relegadas, perdidas. Es como si revisitara la
obra de algún otro, el regalo inesperado de un desconocido.
6 – Entre otras labores de
traducción, una me llama la atención: la que realizaste para la televisión
israelí. Me agradaría que nos la trasmitas. Y si viene con anécdota o pormenor,
agradeceremos.
GL – Fue una de esas
cosas fortuitas que surgen. Ocurrió que gente de la colectividad quiso armar
aquí una repetidora de programas israelíes. Por una cadena de amigos me
reclutaron como traductor. Como tengo cierta facilidad para la comedia, me encargaron
el subtitulado de un programa de entrevistas de un cantante, un tal Guidi Gov,
personaje muy en el estilo Woody Allen (su esposa, Anat Gov, dramaturga fallecida
a fines de 2012, es la autora de “Oh, Dios mío”, representada en Buenos Aires).
A pesar de lo modesto del puesto, fue para mí una instancia seminal, porque me
obligó a traducir canciones, que en realidad eran poemas musicalizados. Ése fue
el germen de mi blog.
7 - ¿Por qué permanecen inéditos un par de
poemarios? ¿Qué sesgo tiene “Tránsito” (qué transita)?¿Recordás cuando en el
ciclo “Poesía Viva” nos invitaron hace varios años, a vos, a Marcos Silber y a
mí, para compartir nuestros poemas concebidos a partir del cine, el mundo del
cine, el de las “series”? En realidad, creo que fuiste de los tres el único que
leyó poemas cuyos protagonistas eran personajes de series. Si me lo confirmás,
te pido que los nombres (y que mentes lo que cada uno de ellos te provoque).
GL – El poemario “Tránsito” permanece inédito porque mutó
y se mutiló. Ahí anda, recuperándose. “Tránsito”
alude al tránsito de vehículos en una calle porteña y en simultánea a la
idea mística de “tránsito”, en el sentido de pasaje directo de un plano de
existencia a otro, más espiritual. Así, se habla del tránsito de la Virgen, de
Mahoma o del profeta Elías: seres que sin sufrir la muerte física pasaron al
más allá. Permanece inédito porque todo ese material que mencionás, que se refería
a íconos culturales (series televisivas, personajes de historietas, etc.) cobró
volumen y peso específico y emigró al otro libro inédito:“Nombre impropio”. “Tránsito”
queda, entonces, como un poemario íntimo, mayormente poemas que hablan sobre el
amor y otras desdichas. Permanece inédito, además, porque el poeta Javier
Cófreces – el de Ediciones en Danza – tuvo la inconsulta idea de publicar un
poemario con ese mismo título, “Tránsito”.
Un libro muy feliz, por cierto. Consideré que ya era demasiado el exponer al
exiguo público de lectores de poesía a un mismo título en el transcurso de un siglo,
lo cual podía dar lugar a confusiones o malas interpretaciones. No quisiera yo
recibir, sin merecerlo, los halagos por el libro de Cófreces ni menos aun –por
supuesto- que él reciba los denuestos que me sean destinados. Entonces “Nombre impropio” se quedó con todos
esos textos cuyos referentes son personajes de series, de historietas, de películas...
Creo que constituyen, en definitiva, un rebusque actoral, a la manera de
monólogos. La lista fue creciendo: un hombre lobo, un zombi, Richard Kimble (el
fugitivo) y su triángulo enemigo: el hombre manco y el inspector Gerard. Están
la novia de Frankenstein, Isidoro Cañones, Shemp Howard (el menos transitado de los tres chiflados), Micky
Mouse, Los Invasores, El Túnel del Tiempo... En todos los casos hay un cariño
por lo fantástico, por un mundo imposible en el que quisiera residir, una
variante del tránsito hacia una dimensión, si no desconocida, al menos poco
frecuentada.
8 – Tu “Amores muertos” lleva en su
contratapa un impecable texto presentatorio o epilogal del poeta Alejandro
Méndez Casariego. Y fue editado bajo el sello que dio nombre a una trascendente
revista de poesía: “El Jabalí”. La editorial estaba a cargo de otro poeta:
Daniel Chirom (co-director de la revista), ya fallecido, y como vos, Gerardo,
nacido en Buenos Aires en 1955. Me parece que ambos eran muy amigos. Y me
imagino que se conocerían desde jóvenes. La muerte de Chirom, hasta a quienes
como yo, no hemos tenido con él más trato que el de haber compartido espacios
de lectura pública, nos conmovió. Éste sería otro espacio, también público,
para que lo evocaras.
GL – Con respecto al
texto de Alejandro, presumo que lo tiñe un sentido de amistad que valoro, y
obnubila su juicio. En cuanto al querido Daniel Chirom, es cierto que llegamos
a ser amigos, aunque no nos conocimos sino después de su presentación en “El
Orate y La Musa”. Hubo una afinidad concerniente a nuestra cercanía a lo judío.
La gente pensaba que éramos hermanos o primos, puesto que existía entre
nosotros parecido físico. Quizá lo fuéramos, como reza cierto humor paisano:
siglos de endogamia no pasan sin dejar huella. Su decisión de editarme fue
producto de su confianza en mí como persona, más que de su apreciación
literaria. Le agradecí y aún le agradezco profundamente ese gesto. ¿Qué más
decir? Era un tipo extraordinario, su muerte ensombreció un poco más el mundo:
hasta el final supo reír, apreciar una charla o el cuerpo de una mujer bonita.
9 – No somos pocos los que valoramos
el laburo de darnos a conocer tus versiones al castellano de poesía hebrea. Y
valoramos el cuidado, la dedicación que trasuntás en “la puesta” de los autores
y textos en el blog. ¿A qué se debe que hayas preferido omitir una síntesis de
tu trayectoria y una dirección de correo-e a la que dirigirse? (Esto, por
cierto, me lo pregunto cada vez que no hallo dicha mínima información en unos
cuantos de los blogs que intermitentemente visito.) Y sigo: ¿a qué traductores
al castellano de poesía hebrea tenés como referentes o pares a los que estimes?
¿Qué tipo de dificultades predominan en la traslación del hebreo al castellano,
tanto de poesía como de prosa?
GL – Ante todo, debo estos
errores o faltas que señalás a una conjunción desfavorable de Google con otras
plataformas de Internet... Este novísimo Tlön que surge ante nuestra
perplejidad, está más allá de mis aspiraciones exploratorias. En cuanto a los
colegas que me enseñaron y me aportaron: son nombres desconocidos para la
mayoría de los lectores, pero es una buena ocasión para mencionarlos: Eliezer
Nowodworski, Raquel García Lozano (que ha traducido toda la obra de Jehuda
Amijai al español) y Ana Bejarano, quien me impulsó a seguir adelante en esta
vidriosa profesión. La traducción del hebreo al castellano es casi una ciencia
en sí misma, y a sus abanderados se los denomina hebraístas. Los hay desde la época del rey Alfonso El Sabio y su Escuela de Traductores de
Toledo, que aún subsiste como un punto de encuentro entre las tres culturas
ibéricas: la latina, la arábiga y la hebrea. Sin ser un experto, creo que el
principal problema que tiene la traducción del hebreo al español es un derivado
del principal problema que tiene el hebreo mismo, y es la confrontación entre
un idioma litúrgico y sacralizado y una lengua de uso cotidiano y práctico.
¿Cómo se pasa de lo sagrado a lo profano? Es frecuente hallar en escritores
hebreos referencias y citas bíblicas. ¿Cómo traducirlas? ¿Usando Reina Valera o
la Biblia de Jerusalén?
10 – Has residido durante unos años en
Israel, lo que, obviamente, te habrá permitido dotarte, por impregnación
vivencial, del habla de sus habitantes. Estaría bueno que nos cuentes cuál era
tu apuesta por entonces, los motivos que te impulsaron y cómo rememorás ese
tramo de tu vida. Y también, qué decidió tu retorno. De paso, que nos refieras
si has conocido otros países y si, aunque más no sea durante meses, has residido
en alguno.
GL – Mi apuesta por
entonces fue lograr una beca para un máster en dirección teatral en la
Universidad de Tel Aviv. Si bien no obtuve ese título, pude estudiar como
alumno supernumerario en la carrera del Máster. La Universidad genera sus
propias puestas, tiene un elenco de directores residentes y se vive el espíritu
candente de la producción teatral real, no en un laboratorio sobre una torre de
marfil. Mi retorno tuvo que ver con cierto hartazgo del conflicto y de lo
bélico. No estuve en otros países, excepto aquellos que visité con mi
imaginación. Que tampoco han sido muchos.
11 – “El Orate y La Musa” fue una
propuesta innovadora. Ciclo en donde, en la primera parte, participaba un poeta
invitado, se lo entrevistaba largamente y él leía sus textos. Los
coordinadores, habiéndose imbuido de la voz poética del invitado y mantenido
una reunión previa al encuentro e intercambiado opiniones, presentaba días
después al invitado. Y en la segunda parte, “micrófono abierto” para los poetas
asistentes. Sigo lamentando que no haya
quedado documentada aquella iniciativa. Te insto a que reparemos. En algún
lugar tendrás el detalle de quiénes participaron: Roberto Daniel Malatesta, Irene Gruss, Javier
Adúriz, Griselda García, Luis Raúl Calvo, Leonor Silvestri, Laura Yasan, Jorge
Fondebrider, Paulina Vínderman, Alberto Muñoz, Santiago Sylvester, Susana
Szwarc, Fabián Casas, Inés Manzano, Jorge Santiago Perednik… ¿A quiénes no
cité? ¿Cuántos encuentros se realizaron y en qué lapso? ¿Quiénes fundaron el
Ciclo y qué otros poetas integraron la nómina de coordinadores en diferentes
etapas? ¿Qué te ha dejado aquel trajín, Gerardo?
GL – Estoy de acuerdo en
que fue una propuesta innovadora, casi a pesar nuestro. La nota la dio el
espíritu de aprendizaje: nuestra intención (la mía, al menos) era aprender,
preguntar, conocer. Abordábamos a los poetas desde la humildad total y el
acercamiento era de respeto, de indagación y, si me apurás un poco, también de
homenaje. Lo único que quedó de esos encuentros fueron las fotos y la amistad.
A la lista que mencionás agrego a Leopoldo (Teuco) Castilla, Graciela Zannini,
Tamara Kamenszain, Héctor Miguel Ángeli, Alejandrina Devescovi, María Rosa
Maldonado, Leonardo Martínez, Daniel R. Mourelle, Claudia Masin, Héctor
Urruspuru (nuestro primer invitado), Esteban Charpentier, Miguel Gaya, Pedro
Mairal, Esteban Moore, Gerardo Gambolini, Silvia Pastrana, Guillermo Saavedra, María
del Carmen Colombo, Rodolfo Godino, Flavio Crescenzi, María Malusardi, Daniel
Chirom, el muy querido Rolando Revagliatti... Seguramente olvido, también yo,
algunos nombres. Los otros dos fundadores del Ciclo, en 2002, fueron Alejandro
Méndez Casariego y José Emilio Tallarico. Seguimos hasta 2005. Tuvo una breve resurrección en 2007.
Intervinieron en la organización y coordinación, por lapsos, Myriam Rosenberg,
Graciela Tustanosky, Fabián Cerezo, Rubén Andrés Arribas y Pablo Javier Resa. ¿Qué me ha dejado aquel trajín?:
hermosos recuerdos, grandes poemas compuestos por desconocidos y olvidados, el
mejor y el más pleno sentido de la palabra.
Gerardo
Lewin selecciona para esta entrevista, en marzo de 2013, seis poemas de su autoría:
Piedad
para la planta artificial
Malgasto sentimiento
en algo que vegeta en un
rincón.
Naturaleza muerta.
Olvidada bajo polvos.
¿Es este poco más que
muerto amor
lo que produje, mi triste
floración?
Engañosa. Insensible.
Los adjetivos no la matan,
no la reviven.
Verdor inerte que no
perecerá.
(Inédito
de “Tránsito”)
Patio
El limonero de casa es infeliz.
¿Hay otro modo de decirlo?
Vive, pero no ha dado
frutos
y en su tristeza
amarillenta
me insinúa: deja ya de
regarme...
¡Ah! ¡Si sólo pudiera irme,
lejos!
Ahora, en esta fresca noche
de primavera vieja,
yo escribo y él deja caer
una hoja seca.
(Inédito de “Tránsito”)
Fin de
semana en Solaris
No habrá más mundos que
éste
que para ti convoco;
materia otra que la que
aquí conjuro.
Atravieso espejismos,
me hundo en alucinaciones
que con tu rostro se
disfrazan.
Incorpóreos engaños que
simulan tu aroma.
Y contra mí conspiran
odiosas estadísticas,
antagónicas leyes prohíben
nuestro encuentro.
¿Cuántas vidas debería
vivir
hasta que esta pompa de
jabón
asuma nuestras formas?
Nada guardo de ti sino tu
ausencia.
(Inédito de “Nombre impropio”)
Mickey is
back
En el retorno del aprendiz
de brujo
suena fantástica la
sinfonía
de la indemnización o del
poder,
de la palabra ausente en el
conjuro.
Nada lo detendrá: la
desafiante engañifa reina
y un atareado ejército de
escobas
hace agua.
Los viejos magos nos
ahogamos
en este mismo río.
La marea se lleva los
círculos de tiza
desde los que invocábamos
a los grandes demonios de
la tierra y sus amantes,
la danzarina gota que
endulzaba las uvas,
la arena seca, el fuego.
Ya nadie espera nada de
nosotros,
displicentes abismos nos
lavan el color de los ojos
y un burbujeo muerto son
todas nuestras frases.
Triste verdín nos corona y
corroe.
En la cresta de venideras
olas,
en lo alto de su trono
usurpado,
él
tararea,
feliz.
(Inédito de “Nombre impropio”)
Fin de contrato
Sé que mi vida se repliega
ahora
a una trinchera móvil
cavada en húmedas cajas de
cartón,
a estallidos súbitos y
ansiosos
de cintas de embalar
voraces.
Aquí fue donde bailamos
el rockanroll de las
patatas fritas.
En esta cama casi muero.
Llorabas desconsolada en
esa silla
y yo sólo atinaba
a besarte las manos.
En el final el eco
rebotando
de pared a pared
y obstinados imanes
aferrándose a la heladera
muerta.
Sumisos, obedientes,
nuestros fantasmas
cancelarán las deudas,
nos buscarán sonriendo en
los espejos,
regresarán correspondencia
a desesperanzados
remitentes.
El polvo de los años
se asentará cantando
sobre estos pasos últimos,
este murmullo
incontinente...
Silencioso llanto de
babosas
en el patio:
las despedidas las abruman,
pobres bichos.
(De “Amores muertos”)
Código
postal
Uno no es un papel,
unas palabras,
cartas.
Uno no es un recuerdo,
tinta celeste,
fechas.
Uno no es un fantasma,
algo que se desliza
bajo puertas.
Que no me envíen a destinos
imposibles,
nunca diré “querida amiga”,
“estas rápidas líneas”
o “ha empezado a llover”.
Uno no es un remitente
falso,
escritura olvidada,
gotas de perfume.
Carne transfigurada y
mártir
de matasellos asesinos,
víctima fácil de un
abrecartas violador.
Uno no es algo que deba ser
leído,
literatura itinerante,
yendo y viniendo hasta la
muerte
entre nuestras mutuas
soledades.
(De “Amores muertos”)
***
En la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, Gerardo Lewin y R. R., en marzo de 2014.
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publicado por
islanegra a las 20:19 · 3 Comentarios
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no se vende ni se compra ni se alquila, es publicación de poesía y literaturas. Isla Negra es territorio de amantes, porque el amor es poesía. Isla Negra también es arma cargada de futuro, herramienta de auroras repartidas. Breviario periódico de la cultura universal. Estante virtual de biblioteca en Casa de Poesía. |
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