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Revista Isla Negra
Casa de Poesía y literaturas
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03 de Julio, 2014 · General

Falleció en Río de Janeiro el poeta Iván Junqueira

Falleció hoy el poeta, crítico literario y ensayista carioca Iván Junqueira, a los 79 años.

El académico brasileño nació el 3 de noviembre de 1934 en Río de janeiro, donde estudió medicina y filosofía, pero se dedicó al periodismo.

Junqueira dejó a la casa editora con la que era vinculado, dos libros inéditos, una colección de ensayos y un poemario (Esa Música) que podrían salir para el próximo octubre.

 

 

Eu te amo tanto que não pode o peito

conter dentro de si amor tão vasto.

E te amo há tanto que do amor me basto,

sem fêmea alguma que arda no meu leito

ou lembrança que ali sirva de pasto

às larvas de um desejo satisfeito

e que, farto de si, seja perfeito,

como perfeito é o vértice onde o engasto.

Eu te amo desde aquele agudo instante

em que tudo se faz irreal e eterno,

pouco importa se o céu ou o duro inferno,

posto que um nunca do outro está distante.

E assim é porque a mim tocou-me a sina

deste amor que me cega e me ilumina

 

O Outro Lado, poemas 1998-2006 , Editora Record, Rio de Janeiro, 2007

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publicado por islanegra a las 15:22 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
03 de Julio, 2014 · General

Marcos Silber: sus respuestas y poemas


Entre-vista en tramos-e realizada por Rolando Revagliatti

 

Marcos Silber nació el 4 de agosto de 1934 en Buenos Aires, ciudad en la que reside, la Argentina. A partir de 1958 ha publicado los poemarios “Volcán y trino”, “Las fronteras de la luz”, “Libertad” (poema escénico), “Sumario del miedo”, “Dopoguerra”, “Ella” (Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores), “Suma poética”, “Historias del oeste”, “Primera persona”, “Boca a boca: cuaderno del resucitado”, “Thrillers (Historias en “16”)” (finalista en certamen de Casa de las Américas, Cuba), “Bajo continuo”, “Noticia sobre el incendio en la nave mayor”, “Doloratas” (con Carlos Levy), “Cono de sombra y casa de pan”, “Preposiciones y buenos modales” (primer premio en Mérida, España), “Roca viva” (Primer Premio Concurso de Poesía “La Luna Que”), “Cabeza, tronco y extremidades”. En 2010, la Editorial Monte Ávila, de Venezuela, editó “Convocados”, antología de su obra poética. El volumen “Visita guiada” es otra selección de sus textos,  desde 1968 hasta 2012 más algunos inéditos, por él realizada y con prólogo de Ivonne Bordelois (Ediciones Desde la Gente, Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, 2013). Además de ser incluido en numerosas antologías de su país y de Francia, Venezuela, Colombia, Perú y Cuba, colaboró en innumerables diarios y revistas soporte papel, y muestras de su poética es hallable en la Internet. Es uno de los fundadores de la Sociedad de los Poetas Vivos (integrada por Carlos Carbone, Eugenio Mandrini, Santiago Espel, Hugo Toscadaray, Carlos Levy…). Participó en el Programa de Lecturas del Ciclo “Poetas del ‘60”, desarrollado durante 2004 en bares notables, invitado por la Secretaría de Educación del Gobierno de su ciudad. Obtuvo el Primer Premio Municipal en el género poesía, correspondiente al bienio 1998-1999.

 

           1 – “Nací en un barrio donde el lujo fue un albur…” (primer verso del maravilloso tango “El corazón al sur” de nuestra compatriota Eladia Blázquez; ella se refería a un barrio pobre de la ciudad de Avellaneda, del otro lado del Riachuelo, lindando con la Capital Federal; y nos cedía allí un esbozo sobre su infancia, su entorno familiar, su nostalgia, su devenir). Te transfiero, Marcos, aunque sea en prosa y a vuelapluma la inquietud: “Nací…”

 

          MS - Nací pegado al Mercado de Abasto: ese universo que define a la época: algo así como el hotel de inmigrantes del trabajo. La polifonía representativa del hervor social -1930-1940-; la infancia o los juegos (que es lo mismo) se desarrolló en un campo de batalla, el escenario mundial de entonces. Jugábamos a la guerra, a la vida y a la muerte. Mamá, la mensajera del incendio europeo, con las cartas cada vez más espaciadas, hasta que cesó. Por entonces, la memoria visual se remonta hasta la mesa de la cocina, ella y yo; el silencio, la noche donde se repetiría la ceremonia de la lectura de ella para los dos. Por eso siento a veces que escribo para ella que leyó por mí. Me nutrió con alimento del mayor valor calórico: Dostoievsky, Tolstoi, Puskin, Chejov, Gorki… Oigo su voz todavía, apenas cascada, su dulce afonía. No es posible precisar por qué ventanal ingresó el entusiasmo, el trabajo con la palabra, su necesidad. Sí debo señalar esos encuentros como nacimientos, puntos de partida, fuente de emociones, destino de una travesía ineludible. Marea fatal, forzosa, que se instaló y va conmigo, convive conmigo y completa mi identidad. Si uno no asume esa realidad, no la atiende, padecerá un fatal desvelo como castigo por “incumplimiento del deber de creador”. Mi cabeza no dejó de generar y fraguar imaginerías, invenciones, fantasías que consiguieron se me premie con el título de mentiroso. Ignorancias y confusiones de entonces. Mi ser y mi quehacer asumieron la sobrecarga de la pulsión creativa. Pinté y no prosperó; toqué el violín y tampoco. Cada intentona se derrumbaba ante la ansiedad de la conquista del “absoluto”, lo grande y definitivo. Y las empresas se vieron interferidas por la oleada incontenible del desvelo y la imperiosa proclividad a cantar presente y expresarlo. La provisión materna de literatura convivió con la dura limitación de papá analfabeto. “Suma poética” abre con lo siguiente: “NOTICIA – Papá era analfabeto y durante toda su esforzada vida padeció esa infame condición. Tal vez, de allí, provenía esa veneración, ese como culto reverencial por la palabra impresa. Cierta vez descubrí el faltante de algunos ejemplares de un título que acababa yo de publicar. A mi requisitoria, mamá, no sin previo juramento de reserva, me confesó: ‘Es tu papá que se los lleva al mercado (donde trabajaba), allí los reparte’. Con el tiempo, una de mis más caras aspiraciones, apunta a que cada una de las palabras escritas por mí, acuda al espacio desierto de cada una de las palabras no escritas por él. Ése, tal vez se constituya en el lugar más intenso del encuentro, el del deseo satisfecho, el del consuelo y la reparación; al fin, el de la victoria de la palabra de los dos sobre los hielos del silencio.” Se fueron sucediendo trabajos variados en un contexto de agitado transcurrir. Siempre perturbado por la visita infalible de la pulsión “escribidora”. Como mandato, como fiera hambrienta que nunca abandonó el centro del ring. En el revés del papelerío laboral se apuntaba la idea urgente, una sola palabra espontánea, resumen de una ráfaga emocional o una evocación. Persistía la impronta de construir la “gran sinfonía”, la sonoridad, esa voz, ese tono de cada vocablo, y el ritmo, la marcha musical, la cadencia acosándome (con gusto). Sobre el papel escribo –con pretensión de escritor- pero el dictado proviene del adentro del compositor. La poesía –amante inmortal- actuará como dueña, con rigurosa presencia soberana. Sobre mis veinte años el contacto con el periodismo militante permite que participe con notas y entrevistas. Se destaca –foto mediante- la realizada a Nicolás Guillén. Y fue Raúl González Tuñón quien me condujo hasta el “último de los editores románticos”, como lo denominó a don Manuel Gleizer. El último título de su sello fue mi primer poemario. (Suelo repetir con Julio Rutman, periodista de la provincia de Mendoza, y nieto de Gleizer, que el editor murió por la publicación de mi trabajo…) A esos tiempos corresponde la lectura sembradora y generadora de Vladimir Maiakovski, Serguéi Esenin, Miguel Hernández, César Vallejo, los chilenos Vicente Huidobro y Pablo Neruda, Juan L. Ortiz, T. S. Eliot, Whitman, Fernando Pessoa, Eluard, Aragón, Ungaretti, Quasimodo, Eugenio Montale, los norteamericanos. El vértigo aluvional de éstos acompañaron mis años juveniles. Ingreso a la Facultad de Medicina con el sueño de una profesión de entusiasta sentido solidario y el mandato de “mi hijo el Doctor”. Todo se dispone y propone como labor poética central. En la casa del sentimiento conviven la anécdota callejera, el guión doméstico, la expectante mirada sobre el mundo. Con pedido de ubicación preferencial aterriza mi fascinación por el cine, que se me instala e incorpora con inusitada intensidad y seguirá presente en toda mi obra. La pantalla parroquial del barrio me ganó con vigor de fe. El “biógrafo” del barrio con “las de convoy”…

 

          2 – Aprovechemos la cámara, encendámosla, e improvisá unos acercamientos sin afán cronológico ni exhaustivo, una “panorámica” sobre tus libros y algún apunte de contexto.

 

          MS - “Las de convoy” me remiten a “Historias del oeste”; la pasión amorosa, no sin alguna incursión atrevida: “Dopoguerra”. Un episodio histórico provoca el poema escénico “Libertad”, representado varias veces y dedicado a don David Álvaro Siqueiros (de quien atesoro carta desde su prisión). Con papeles especiales aparece la carpeta “Las palomas”, ilustrada por Mabel Rubli y con tirada reducida para bibliófilos. Es mientras aparece “Cono de sombra y casa de pan” cuando me integro al Grupo Barrilete, con los poetas Carlos Patiño (1934-2013), Alberto Costa, Horacio Salas, Martín Campos, Rafael Alberto Vásquez, Roberto Santoro (1939; director de la revista  “Barrilete” y detenido-desaparecido en 1977 por la última dictadura cívico-militar), Miguel Ángel Rozzisi, y otros cercanos al Grupo, como Humberto Costantini. Aquello supuso un fuerte compromiso político-cultural. Del que surgió la colección conformada por siete separatas cuyo título fue “Informes”. A través del sello Ediciones El Barrilete aparece “Sumario del miedo”. “Doloratas” es una suerte de oratorio que memora el Holocausto. “Noticia sobre el incendio en la nave mayor” surge desde los cuentos de piratas que le contaba a mi nieto.  “Bajo continuo” se distribuyó acompañando, en un sobre de plástico, una edición de la revista de poesía “La Guacha”, por lo que llegó a unos 2500 lectores. “Cabeza, tronco y extremidades” vale como pago de asignatura pendiente saldada con el médico –yo- que desertó.

 

          3 -Estoy casi seguro que debo haber leído tu poema escénico “Libertad” …  ¿Cuál es el hecho histórico que provocó su concepción? ¿Quién o quienes lo representaron? Imagino que si lo has dedicado a Siqueiros, gravitará en la obra la figura del gran muralista. ¿Qué te dice en la carta que te envió?

 

          MS - La carta es de agradecimiento. “Libertad” fue generado a raíz de la detención de él, que parece que había liquidado a un tipo a los tiros. Fue editado por “El Barrilete” y lo representaron los actores Adriana Aizemberg, Hugo Álvarez y Jorge Amosa en la primavera de 1963.

 

          4 -Me encantaría que nos cuentes sobre una experiencia que conozco desde la excelente edición en C. D.: textos de “Thrillers” que con tu lectura y en contrapunto con el saxo de Sergio Paolucci, se representó en unas cincuenta ocasiones y no sólo en nuestra ciudad. ¿En qué ámbitos se representó, en qué localidades, alguna anécdota?

 

          MS - Así es: además de dar funciones, la mayoría en nuestra ciudad y en el Gran Buenos Aires, las dimos en las provincias de Mendoza, Córdoba y Tucumán. Un episodio que recuerdo aconteció cuando ofrecimos el espectáculo en la sala central de la Biblioteca Nacional: Paolucci solía entonarse un tantito antes de cada función. Esa vez llegaba la hora de inicio y no apareció sino recién cuando yo ya estaba a punto de suicidio público. De lo más exultante copó el centro del escenario acostándose en el piso, desde donde la emprendió con lo suyo. Los espectadores, sorprendidos, habrán pensado que actuaba. Cuando se puso se pie, lo ovacionaron.

 

          5 -No ignoro que asististe como invitado a encuentros internacionales de poesía en algunos países. ¿Qué ha caracterizado a cada uno de ellos? ¿Nos precisarías cuáles han sido, en qué años, si hallaste alguna marcada diferencia con los que se realizan en estas pampas…? Si llegaras a colaborar en la organización de uno, ¿qué propondrías? ¿Qué “le faltan” a los festivales?

 

          MS - Estimo que las motivaciones organizativas son semejantes: auténtico interés cultural y de difusión de una honesta minoría y afán de protagonicidad en el resto (la condición humana, ¿vio?). El festival de mayor peso y nivel en el que participé fue el de Medellín, en junio de 1993. Luego concurrí al de Bogotá, en dos ocasiones. Funcionaba la Casa de Poesía Silva, fundada por Belisario Betancurt (excelente poeta él mismo y ex presidente de Colombia). La Casa estaba dirigida por la poeta María Mercedes Carranza, quien en 2003 llegó a quitarse la vida en la misma habitación donde José Asunción Silva lo había hecho. Ella y yo estuvimos en el Festival de Poesía Internacional de Lima. Impactante resultó el Festival Mundial de Poesía en Caracas, en el Teatro “Carreño” (equivalente a nuestro Teatro “Colón”): lectura individual en un escenario enorme. Además, lecturas en varios estados de Venezuela: conmovedor. Conocí al Nobel caribeño Derek Walcott, de quien me traje un texto con su firma. Los encuentros que se conciben en nuestras pampas, básicamente, conllevan similares virtudes y defectos. ¿Qué propondría yo?: que los organizadores se abstengan de incluirse en la programación. No considero ético que lo hagan. Los festivales carecen de dinamismo, sentido crítico (mirada y oído de espectador / oyente). Debieran ingeniárselas para no mortificar ni aburrir. Imbuirse del cómo juega la imagen y la actuación y operar en consecuencia.

 

          6 - Atmósfera de homenajes y reconocimientos explícitos o implícitos –y no sólo por tu trayectoria de seis décadas- es la que advertimos alrededor tuyo, desde hace un largo rato, los que estamos atentos.

 

          MS - Homenajes y reconocimientos sospechosos de avisos de esos que señalan la recta final y que resultan, por lo menos, inquietantes. Con Joaquín Giannuzzi jodíamos: “estamos en lista de espera”. Procuro ubicarme en términos existenciales y soy conciente de ello: prolongar el recorrido con trabajo poético como resistencia, como vital expresión afirmativa.

  

          7 – Siempre quise preguntarte sobre aquella intervención tuya –creo que única-, sobre los sesentas, como co-adaptador al castellano nuestro, el de los porteños, junto con Jorge Hacker, de “Raíces”, la pieza teatral del prolífico inglés (ahora Sir) Arnold Wesker, que inicia la trilogía que prosigue con “Sopa de pollo” y “La cocina”. Yo fui espectador de las tres (asistía a todos los espectáculos del grupo “Nuevo Teatro” de Pedro Asquini y Alejandra Boero).

 

          MS - La primera traducción de esa pieza fue en la Argentina a través de Ediciones   Nueva Visión, en 1966. En 1971 salió con el sello del Centro Editor de América Latina. Se representó, con la dirección de Jorge Hacker y actuaciones de Norma Aleandro, Héctor Alterio, Rubens Correa, Alejandra Boero… Tres años en cartel. Eso fue comenzar a bailar con la más linda: “no conveniente”, porque lo que sigue queda por debajo…

 

          8 – A varias personas –y probablemente no a vos- les he referido lo mucho que me quedó grabado nuestro primer encuentro (fue en el bar “La Ópera”, de la esquina de las avenidas Callao y Corrientes).  Habrá sido alrededor de 1990, días después de recibir yo una carta tuya, manuscrita, en la que me trasmitías tus impresiones tras la lectura de mi primer poemario (yo rondaría mis 45 años), y hasta tus asociaciones con cierto sesgo de uno de tus libros. Fue mi primera verdadera conversación –casi lo juraría- con uno de los poetas que yo más seguía desde mi adolescencia. Todo este prologuito lo instalo para inquirir sobre tus primeros encuentros personales con escritores que más se te hayan grabado. 

 

          MS - De impacto emocional: con Olga Orozco (también ella había sido invitada a Colombia, pero se negó a concurrir en nombre de no sé qué conjuro que la esperaba para atentar contra ella; en vano –me lo habían encomendado- procuré disuadirla). Con gran placer charlé con Juan L. Ortiz, Raúl González Tuñón, Marco Denevi, Nicolás Olivari (en un cabarute del barrio de La Boca), Leopoldo Marechal (a quien visité con Roberto Santoro). Por teléfono te conté que de jovencito yo me paseaba como novio –presuntuoso, ¿no?- con Lila Guerrero, la notable traductora al español de Vladímir Maiakovski: ella me introdujo en el mundo social de la literatura. Con Bernardo Ezequiel Koremblit, fallecido en 2010, tuve una especial amistad y profundo afecto. Talentoso como pocos e ingenioso como ninguno: arrancó con la presentación de uno de mis poemarios declarando: yo este libro no lo leí para evitar que influya en mi opinión… ¿Otros?: Sábato había dejado en mi casa una copia del todavía inédito “Informe sobre ciegos” y se me extravió entre tanto papelerío. A Neruda lo conocí donde vivía Margarita Aguirre, su secretaria. Y en Santa Fe, en ocasión de aquel largometraje memorable, “Los inundados”, charlé con Juan José Saer.

 

           9 – Una noche de abril de 2007, en el hermoso departamento de la recientemente fallecida poeta Graciela Wencelblat, estábamos comiendo, bebiendo y chacoteando, la dueña de casa, nosotros, los escritores Alfredo Palacio, Alicia Grinbank, el venezolano Luis Gilberto Caraballo, Beatriz Shaefer Peña, Roberto Glorioso, el español Antonio Quiroga, Emilce Strucchi y tu hijo Ramiro; yo, después de canturrear un tramo de la milonga “Yo soy Graciela oscura” -letra de Ulises Petit de Murat y música de Astor Piazzola-, te pregunté si habías llegado a tratar a Petit de Murat. Vos hiciste un chiste, tipo “¿qué se creen, que soy tan mayor como para haber conocido a Esteban Echeverría o Florencio Sánchez o Miguel Cané?”, y me quedé sin saber siquiera si te habías cruzado con él. Y bueno, pues: aquí estoy con el  interrogante. Y como también recuerdo que algunos jóvenes poetas de tu generación fueron a visitar a Antonio Porchia, en una época de mucha difusión de sus aforismos, me gustaría saber si lo visitaste y qué recuerdo conservás.

 

          MS - De Ulises Petit de Murat tengo presente que me contó no pocas intimidades de su amigo Jorge Luis Borges. (Estela Canto, que visitó mi casa –cabe destacar-, jamás me contó nada de su relación con Borges.) A Porchia no llegué a conocerlo: le había enviado uno de mis primeros poemarios y me respondió con manuscritos de sus textos originales –que me dedicó- y que también atesoro. Tanto como cartas manuscritas de Vicente Alexandre y Carlos Fuentes.

 

         10 – Fuiste uno de los responsables de la colección de poesía Elefante en el Bazar, que a través de ediciones de La Sociedad de los Poetas Vivos promovió certámenes –Concurso Nacional de Poesía “Ramón Plaza”-  y ediciones no sólo de los ganadores de dichos certámenes. ¿Cuáles fueron los objetivos de ese grupo?

 

          MS - La Sociedad de los Poetas Vivos surge, claro, después de ver el film de Peter Weir con Robin Williams: “La sociedad de los poetas muertos”, decadente y desalentador. Con una práctica político-cultural, el grupo encaró la impresión y difusión de miles de pequeños volantes con poemas breves y ocasionales. El concurso homenaje al poeta Ramón Plaza resultó un acierto: participación masiva y nivel creativo.

 

         11 -¿Algún suceso que vos consideres que ha incidido muchísimo en tu inmersión en la vida literaria?

 

          MS -  Uno de los dos que ha sido determinante en mi vida literaria –que es mi única y elegida vida-, es éste: Sobre los ’80 yo llevaba ya varios años como representante de ventas –o como se nos denominaba: corredor- en el rubro textil, con zona de privilegio. Gané suficiente dinero como para convertirme en propietario de varias viviendas y otros bienes. En el ’84, a la salida de un Banco, me asaltaron. Fue muy cruento. Terminé internado con serias lesiones craneanas. La tomografía (“desgracia con suerte” asevera el vulgo) detectó un tumor hipofisario con mal pronóstico. Fui operado durante ocho horas y el postoperatorio demandó quince días en terapia intensiva. La empresa me jubiló por incapacidad y por la tremenda depresión que me invadió. Aspirando a eludir interpretaciones sicologistas de ocasión y sin atribuirme “mano mágica” o fatalismo, sigo creyendo que los acontecimientos tendieron a ubicarme en la centralidad de mi pasión creativa, sobre todo con la poesía. Gracias (vale la ironía) a la depre fui perdiendo los bienes. Al punto de sólo quedarme con mi pequeño departamento, y ninguna otra cuestión más que atender fuera del trabajo poético. Y sin percibirme contrariado, en la medida en que prevalece la satisfacción, tras haber logrado conciliar el ser y el quehacer. Dentro del laburo poético estoy vivo, presente y digno. Fuera de él: huérfano en el desierto.


 

Marcos Silber selecciona para esta entrevista, en julio de 2014, cinco poemas de su autoría:

 

 

Un cabello apareció en el lavatorio;
suficiente para interrumpir el inmaculado paisaje,
suficiente para quebrar su casta blancura.
Vaya a saberse qué asuntos lo afligían,
qué pesadumbre lo abatió.
porqué decidió saltar, vaya a saberse.
Allí aparece ahora el moribundo, vencido, entregado.
Pero no se exhibirá más de la cuenta
su ya esmirriado cadáver. Alguien irá por agua
y el desdichado rodará y entrará
en tinieblas  de abismos  sin retorno.
Un cabello.
También fue vida.
Es todo.

 

 

                                                            (De “Primera persona”)

 

 

 

TRES

La pelirroja se para en medio de la pista
como en el trono del centro del mundo.
Los hombres susurran y ella lo sabe
por eso avanza las tetas,
el mascarón de su proa.
La rubia de pelito corto sonríe,
los hombres susurran y ella lo sabe,
por eso todo el tiempo sonríe
con dibujo de tonta felicidad.
La morena planta en la escena
su cabeza de mar nocturno que perturba,
y ella lo sabe.
Los hombres apuntan
al camino de seda negro de su pelo
después que pone el cielo en el grito:
"el que no se desnuda bajo la lluvia
no juega;
el que no trepa hasta la cocina de la pasión
no juega.
Vamos muchachos, vamos,
hasta la victoria  siempre" !...
 

                                                  (Inédito incluido en “Visita guiada”)

 

 

 
LLUVIA

La lluvia es Dios.
Con mano una de piedad
y de furia la otra.
Si la lluvia se retira
la tierra abandona la tierra
el mar cierra la boca
y toda la palidez se cita
para caerle a la soñadora del ventanal.
La lluvia es Dios.
Si se niega la lluvia
encallan los barquitos de papel,
ningún corazón se dibuja en los cristales
y se queda sin bendición
el pelo de las mujeres de la casa.
Si se retira la lluvia
cómo se lava el demasiado dolor del mundo
y a la carne de la tontita
echada sobre las lozas del patio
quién la lava?
Si se queda la lluvia, si no sale,
se miran perdidos los amantes
debajo del cinc difunto.
Dios es la lluvia.
Si la lluvia se retira
qué será de la sin rostro
que viene cada vez que agua
y no sabe que canta para mí.
                                                              (Inédito incluido en “Convocados”)

 

 


 LA MOJADITA            
 
                                           (A la sagrada de su  entrepierna)
 
Allí vive, allí, en el centro
del arco de triunfo de sus caderas;
al pie de los terciopelos del horizonte pubiano.
Me llama. La llamo. Nos llamamos.
Habla la siempreviva o lo que es lo mismo
deja oír sus correntadas.
Con mi nave a la vista
se aluviona, se anega,
y a mi mano responde con sus fuentes termales.
Ni pensar cuando el llamado del timbre divino;
entonces ocurren olas  de una marea incontenible.
Juega. Juego. Jugamos.
Los disparos que dan en el blanco
agitan el carrillón de su cielo.
Me llama. La llamo. Nos llamamos.
La insaciable, la voraz
muerde el collar que la visita
y en cada pequeña muerte me devora.
Lavas nacidas en el centro de la tierra
trepan hasta la caldera
de una y otra boca de los dos.
A la conclusión
la mojadita va a decir y dice:
que haya paz, una breve tregua.
Yo, el amador voy a decir y digo:
estamos vivos y esto que sucede es la felicidad.
Ella, la amada, va a decir y dice:
me dio un poquito de frío,
tápame por favor.
 
                                                                        (Inédito incluido en “Convocados”)

 

 

 

*

 

Estampida, fogonazo; los dos dieron en el blanco.
Para que todo se corra, se retire.
Abrió sus ventanas el cielo. Y apareció el Arco Iris.
 Allí, en la noche. En el cielo de la noche.
(Vale, adentro de la caja del sueño).
Vértigo, luego vahído, desarreglo, sismo.
Nada deja de temblar.
Cada algo se asusta, huye, se guarda.
Impasible el Arco. El de la noche.
En el cielo de la noche.
Y continúa fantasmal con luz y luces
sobre uno que allí baila
(tengo cinco años)
y otra, Jeanette McDonald que allí canta
(y tiene, no sé...)
Que ocurrió ? Por qué ruta llegó el hechizo?
Se dislocó el destino?
Se le fue la mano a la razón?
(Tomó de más, seguro)
Afónica, la vitrola alumbra el entonces.
No cuenta preguntar: en la noche,
en el cielo de la noche, qué ocurrió?
Se amotinó el sentido?
De todos modos, a quien le importa.
Dejémoslo así.
Estampida hubo y fogonazo.
En la noche. En el cielo de la noche.
Con Arco Iris y luz y luces
sobre uno que allí baila
(tengo cinco años)
y otra, Jeanette McDonald que allí canta
( y  tiene, no sé...)

 

                                                                                          (Inédito)
 
                                                 

*

 

En la ciudad de Buenos Aires, Marcos Silber y R. R., en julio de 2014.

www.about.me/rrevagliatti

 

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publicado por islanegra a las 14:26 · 8 Comentarios  ·  Recomendar
 
13 de Junio, 2014 · General

Jaime Kozak - ¿Habrá otra vez?

                                    

Por Teresinka Pereira

 

         La colección de poemas de Jaime Kozak que tengo en mis manos, lleva el misterioso título de “HABRÁ OTRA VEZ (1)” sin la interrogación que le he agregado. El poema que da el título dice:

 

                                 Pregunté a los ancianos de las tribus

                                 si puedo iluminar rostros en derivas amadas,

                                 me respondieron:

                                 cuando los pájaros

                                 que anclan levanten vuelo,

                                 no pedirán permiso.

 

                                ¿Qué esperar sino el rayo

                                 que devuelva al avaro la llave de la vida?

 

                                  Habrá otra vez.

 

                                  (pág. 79)

 

        El tema es tan misterioso cuanto el título y se presenta por eso con unos versos herméticos que abren una pequeña luz de metáforas dejando al lector satisfecho por creer que lo ha entendido todo. Los versos y el tema me recuerdan que en el pasado, debido a una gran amistad que yo tenía con el poeta Henri de Lescoët, fui a visitarlo en Nice, para entrevistarlo por ser candidato de la Asociación Internacional de Escritores y Artistas al Premio Nobel de Literatura, en 2001. Cuando  anuncié mi visita, Lescoët, quien había sido amigo del poeta Jean Cocteau, me envió un poema del mismo, que seguía inédito desde su muerte. Me decía en la carta, que el poema era un aviso. Pero en aquella época yo no lo entendí muy bien.

Decía:

 

                            POEMA INÉDITO DE JEAN COCTEAU

 

                                      Alto, mi corazón

                                      Es el final del viaje.

                                      Partir es vivir,

                                      También cambiar,

                                      creyendo que se regresa

                                      a esta edad

                                      en la cual se escarnece

                                      del peligro.

 

                                      (Traducción de Teresinka Pereira)

 

      Llegué a Nice unos días después y Henri de Lescoët acababa de morir, a los 95 años de edad, sin llegar a recibir el Nobel. Entonces entendí el poema que me había enviado. Desde entonces el tema me dejó recelosa...

      Sin embargo Jaime Kozak siendo tan excelente como estos poetas citados, es todavía joven comparado con ellos. Parece que se siente maduro, de una madurez positiva, como lo dice en su poema “ La madurez no es la muerte”: “ es el fuerte puño/ que cubre el pan”. ( p.87). Todo en el libro me parece listo, no por vejez, sino por la “certeza de muertes próximas”. Y es que la muerte de amigos nos dejan culpables, por mayores que sean ellos.

     Uno puede empezar a sentir el peso de los años con mucha antecedencia, como el dramaturgo romano Terencio que a los treinta años ya decía que “La vejez es en sí misma una enfermedad”. Pablo Picasso no creía lo mismo, porque a los 92 años decía: “Lleva mucho tiempo para volverse joven”. De esto vemos que edad, vejez, madurez es cuestión de sentir las circunstancias. Jaime Kozak dice en el poema “Sólo hay que andar”:

 

                                           Veo frondosos valles de vejez,

                                            mientras me palpo el mentón

                                            en acercamientos acuosos.

 

                                              (p.50)

 

HABRÁ OTRA VEZ es un libro de tres parte: FÁBRICA DE ALMAS/ LITURGIA PARA UNA OREJA/ HABRÁ OTRA VEZ. Cada parte corresponde a una etapa de vida, de la más joven a la mayor y tiene una buena unidad de temas y estructuras. En la primera parte, en el poema con el sugestivo título “ Al otro lado del libro” encontramos que desde el principio el tema de la vejez gana el peso que va a dominar el conjunto. Por eso el libro se hace tan interesante para el lector de cualquier edad, porque lo que se tiene miedo al final no es a la vejez, sino a la muerte, principalmente la muerte del amor, estando uno  todavía vivo. Es el miedo de vivir solo y sin amor. Pero la poesía del amor no muere nunca. Tampoco envejece, aunque uno pueda pensar que sí se puede. En esto, para finalizar, quiero citar los versos de “Al otro lado del libro”:

 

                                   Trabajo el oficio de envejecer

                                    donde no flojea el horizonte,

                                    y la bella constancia

                                    de lo que va a decirse,

                                    se repite exactamente

                                    sin trascendencia

                                    como un saludo incomprensible.

                                       (p.24)

 

Todos queremos la madurez de la poesía, y queremos a la vez que no envejezca nunca...

 (1)    Kozak, Jaime: HABRÁ OTRA VEZ. Madrid, España: Editorial Grupo Cero. 2014

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09 de Junio, 2014 · General

Nervadura del relámpago de Mariana Bernárdez en México DF



 

Presentan: Jenny Asse y Félix Suárez 

                    Martes 17 de junio, 7:00 pm

                    Casa del Poeta Ramón López Velarde

                    Av. Álvaro Obregón 73, Col. Roma, México D.F.

 

 

 

Padre tiene la cabeza llena de estrellas

poco dice en enigmas de su visión oracular

pero mide el pálpito del día

al seguir los caprichos de la luz

trazando el contorno de la niebla

Despacio bebe a sorbos el elixir del olvido

como si en sus aguas bautismales encontrara al fin

la clave para desvelar el misterio

como si importara certeza alguna

cuando sus labios faltan a la promesa de ser

Y ya siendo silencio

lejana debe parecerle

esta otra orilla

desde la cual

lo miro alejarse

en resplandor.

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09 de Junio, 2014 · General

Festival Mundial de Poesía en tres paisajes de Venezuela


** Bajo el lema “La letra y la paz” esta edición del encuentro poético reunirá las voces de Argentina, Chile, China, Colombia, Cuba, Brasil, Ecuador, El Salvador, Francia, Jamaica, Kenia, Nicaragua, Palestina, Perú, Sahara Occidental, Siria y Turquía junto a 29 poetas venezolanos, para cantarle a la vida.



Daniela Saidman

Nadie sabe aun que fue primero, si la noche o el verso. Lo cierto es que el paisaje estalla en las palabras que lo nombran, o tal vez resulte que la caricia o la tormenta se hagan una y otra vez en el papel que trata de contenerlos.

Nadie sabe, pero en todo caso la poesía lleva entre sus pliegues el comienzo de aquel primer sonido que luego se hizo palabra o a lo mejor la mirada que luego nació en un beso.

Así lo hemos comprobado a lo largo de estos once años, en los que voces de los cinco continentes vienen a Venezuela a contarnos la tierra y las humanas pasiones que nos convocan siempre y desde tiempos inmemoriales.

Y es que el Festival Mundial de Poesía año a año nos encuentra para preguntarnos la vida y sobre todo para llenarla de versos.

Del 13 al 18 de junio en todos los estados del país se reunirán poetas para ofrecernos ese saber decir que cantando estremece certezas y dudas, porque la poesía cuando llega donde debe llegar no nos deja como antes. Eso tiene precisamente de magia y hechizo.

 

Homenajes

En cada oportunidad este encuentro que organiza el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de La Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, no solo rinde tributo a lectores de todo el país y ciudadanos desprevenidos que se encuentran queriendo o sin querer con los recitales, talleres de creación y libros que difunden la obra de poetas de aquí y más allá, sino que además sirve de homenaje a escritores venezolanos a los que se dedica el Festival. El encuentro poético pone entonces el acento en la difusión de su obra para que no se nos olviden nunca sus nombres y los versos que se hacen necesarios para pensar y repensar el país desde la ternura y la profundidad de la palabra. Nombres unidos a nuestra memoria han estado durante esta década dedicada a llenar de poesía la geografía enorme de esta Venezuela, entre ellos Ramón Palomares (2006); Ana Enriqueta Terán (2007); Gustavo Pereira (2008); Juan Calzadilla (2009) ; William Osuna (2010); Reynaldo Pérez Só (2011) y Enrique Hernández-D'Jesús (2012). Y justamente en el décimo Festival la poesía le ofrendó sus versos a Hugo Chávez, el más nuestro de los nuestros, el que hizo posible que este evento se hiciera cada año para mostrarnos que este es un país de utopías realizables que ha sabido izar las banderas de la solidaridad y la palabra para conquistar los mejores sueños de los seres humanos. Por cierto, que los diez años del Festival también supieron nombrar la poesía más honda de esta tierra en las voces de “Chelías” Villarroel, Carlos César Rodríguez y José Antonio Escalona Escalona.

 

Tres quijotes, tres paisajes

En esta oportunidad el Festival Mundial de Poesía nos encuentra con tres voces imprescindibles de las letras venezolanas. Tres poetas, tres lugares y tres paisajes que se dibujan en las páginas y que saben cada cual a su modo nombrarnos.

El primero dice sueños como quien hace llover sobre el Orinoco. Todo en Luis Camilo Guevaraes transcurrir de aguas. Así, es el poeta que nació en Tucupita, en 1937. Del río le debe haber quedado el tacto de las corrientes y el rumor de las orillas que se juntan en el Delta formando remansos y caños que despacito llegan al mar. En su palabra estalla la luz que hace sombras sobre los árboles dibujando los fantasmas que cada quien lleva a cuestas y susurran amores y viejas pasiones anidadas en las copas. Festejos y sacrificios; Las cartas del verano; La daga y el dragón; Vestigios rurales, Devociones y un largo y memorioso relato cuyo título definitivo es Aún no se hace firme, son algunos de sus libros.

Edmundo Aray, nació en Maracay en 1936 y es un buscador de palabras, que anda entre poemas, cuentos, ensayos e imágenes y es el segundo de los homenajeados del XI Festival Mundial de Poesía. Pertenece al grupo de los rebeldes con causa que juntando sueños e irreverencias fundó El Techo de la Ballena (1963-1968). Atilio Rey fue el seudónimo que usó para firmar sus artículos de prensa. En él cabe el paso y el abrazo como si la ciudad irrumpiera siempre en sus versos o como si le pesara el andar distraído, por eso lleva memorioso todo lo que sabe de un grito que hace nacer el tiempo que viene.

Entre sus libros se encuentran La hija de Raghú; Nadie quiere descansar; Tierra roja, tierra negra; Cambio de soles; Cantata del Monte Sagrado; Heredades y Mi amado Martí, entre otros. Además, en 1991 obtuvo el Premio Nacional de Cine.

Cuando en la poesía se nombra al llano no hay caso, el nombre de Luis Alberto Crespo anda cabalgando versos repartidos en el aire. El paisaje de este poeta, también homenajeado en esta edición del Festival, nació con él, allá en Carora, en 1941. Periodista, crítico y columnista, Luis Alberto es un poeta que sabe de la heredad de la tierra recién amanecida, de ordeños y cantos, de provocaciones y amores que nacen con el sol para despedir siempre el día cuando atardece calladito el llano inmenso de Venezuela. Para leerlo están sus libros Si el verano es dilatado; Novenario; Costumbre de sequía; Sé y Por nada, pero la lista es más larga. Actualmente es embajador de Venezuela ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Tres paisajes y tres poetas que son lectura necesaria de la literatura de nuestro país en esta edición del Festival Mundial de Poesía, con ellos y con todos hagamos nuestro el lema de este año, “la letra y la paz” que cantan los amores buenos del pueblo venezolano.

 

 Si quiere acceder a la programación del Festival Mundial de Poesía, ver los afiches de ediciones anteriores o ampliar la información, los invitamos a visitar la página web de Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, que actualmente dirige el poeta William Osuna. La dirección es: http://casabello.gob.ve/

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09 de Junio, 2014 · General

Nos sumamos a la exigencia de libertad para los héroes cubanos secuestrados por el imperio


 

En la larga historia de los desmanes del imperio sobre Nuestra América, la detención y puesta en prisión de los Cinco Héroes cubanos representa una de las acciones más vergonzosas del ejercicio del poder omnímodo que los Estados Unidos se vanagloria en ejercer.

Sobre los cinco luchadores por la dignidad de nuestro suelo, sobre su sacrificio para asegurar el derecho de los pueblos a decidir libremente su destino y sobre su entrega a la defensa de su patria chica, cayó el odio de un imperio que en su decadencia se muestra más despiadado y más descarado en sus procederes.

Sobre los cinco cubanos presos por la frustración de quienes han ejercido todas las conspiraciones posibles contra la revolución cubana, se han ensañado los poderes fácticos y los odios de la derecha más reaccionaria y fascista que habita el sur de la Florida. Su cárcel ha sido construida por el odio a la Revolución cubana.

Contra todo ese odio los Cinco Héroes cubanos han levantado, por el contrario, una muralla inmensa de amor a su Cuba y a la humanidad que los ha convertido en el ejemplo más grande de entereza, de generosidad y de integridad personal, que inspira a los pueblos del mundo que luchan, cada uno en su circunstancia, contra los poderes imperiales.

Por la libertad de los tres héroes que aún quedan presos en las cárceles de los Estados Unidos, se levantan hoy las voces del mundo. Voces que no habrán de callar hasta no verlos regresar a su Cuba natal.

Desde la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad nos sumamos a ese clamor mundial y no cejaremos en la lucha colectiva por su definitiva liberación.

Caracas, 06 de junio de 2014.

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09 de Mayo, 2014 · General

Hugo Alberto Patuto: sus respuestas y poemas


 

Entre-vista en tramos-e realizada por Rolando Revagliatti

 

 

Hugo Alberto Patuto nació el 26 de enero de 1961 en Conesa, provincia de Buenos Aires, la Argentina, y reside desde 1990 en otra localidad de la misma provincia: Pergamino. Es Profesor Nacional de Castellano, Literatura y Latín. Fue docente y empleado judicial. Y uno de los fundadores, en 1982, del Grupo Literario “Disámara” de la ciudad de San Nicolás, también en la provincia de Buenos Aires, donde dictó las conferencias “Ernesto Sábato: aproximación a su narrativa” (1988), “Federico, qué corazón!”, compartida con el poeta Astul Urquiaga, hijo (1997), “Homenaje a Roa Bastos” (1999) y el seminario “La metáfora: señal de la intemperie sin fin” (1997). Además de actuar como jurado en certámenes literarios regionales, nacionales e internacionales, obtener numerosos premios y ser incluido en antologías de su país y de Italia, fue difundido su quehacer, por ejemplo, en las revistas “Clepsidra” y “Sr. Neón” (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), los diarios “Rosario” (Rosario, Santa Fe, la Argentina), “El Norte” (San Nicolás), “La Opinión” (Pergamino) y en propuestas electrónicas.  Con el artista plástico Sergio Bonzón y el actor Miguel Fanchovich organizó dos muestras pictórico-literarias en el Colegio ICADE de Pergamino (1997 y 1998). Coordinó en 2001 el taller literario “La posta de los versos”, dependiente de la Escuela Municipal de Bellas Artes de Pergamino. Sus libros de narrativa breve son “Acuario de sorpresas” (1994), “Jauría y otros relatos” (2012), mientras que  son sus poemarios editados: “Precioso ángel en llamas” (1982), “Orilla en la sangre” (1989, Faja de Honor otorgada por la Asociación de Escritores Nicoleños en 2012), “El destino de la nube” (1993), “Como podría decirse del viento” (2001), “El tatuaje de las voces” (2009).

 

          RR – Conesero durante casi treinta años, Hugo, habrás ido tornando a pergaminense por adopción y con intensos lazos nicoleños. Sos un exponente de escritor bonaerense consubstanciado con el transcurrir de una de las zonas más ricas de nuestro país. Sos testigo y partícipe privilegiado de las derivas de Conesa, Pergamino (“La Perla del Norte”) y San Nicolás de los Arroyos. Te propongo que nos interiorices sobre tu transcurrir en dichas localidades.

 

          HAP – Cursé estudios primarios y secundarios en Conesa; egresé como técnico mecánico de la Escuela de Educación Técnica Nº 1 "Juan Bautista Alberdi" en 1979. Había obtenido, en 1978, una mención honorífica en el Certamen Literario "XXXVII Aniversario de la Asociación Cultural Rumbo" de San Nicolás; conocí a Jimmy Urquiaga, también galardonado. Su padre, Astul Urquiaga, poeta que integrara el Grupo "Arroyo del Medio", fue inspirador y acompañó hasta su muerte (ocurrida en 1990) a "Disámara". Fui empleado administrativo en la Cooperativa Agrícola Conesa entre los años 1981 y 1985. Inicié el Profesorado de Letras en San Nicolás, en 1983, obteniendo el título en 1988. Desarrollé tareas en el Juzgado Federal de San Nicolás, en el período 1986 y 1990. En ese último año me establecí en Pergamino, cubrí suplencias como profesor, me casé con Adriana Mínguez y nuestros hijos se llaman Ignacio (1992) y Gastón (1997).

          Conesa, San Nicolás y Pergamino han significado para mí la ferviente adhesión a un movimiento social y artístico, cuya relevancia pulsa en el teatro, la plástica, la música y la literatura. Destaco la labor del Teatro Estable de Conesa, dirigido por Miguel Ángel Mutti: “Bon your Tailandia”, su última puesta en escena. El Grupo Literario "Disámara" está abocado al homenaje al poeta Astul Urquiaga, con motivo de cumplirse en julio de 2014 el centenario de su natalicio. En Pergamino tuvo lugar el estreno de "La Piaf", exitosa comedia musical. Con el Grupo Literario “Hojarasca” llevé a cabo la edición de mi libro "El destino de la nube", y con el Grupo Literario “Siete Mujeres”, la presentación de "El tatuaje de las voces", además de la participación en cafés literarios. El Taller Libre de Poesía y Narrativa de la Casa de la Cultura de Pergamino, coordinado por Edna Pozzi (1997 a 1999), fue una experiencia que valoro; aprendí a replantear el hecho estético dentro de la creación. 

 

          RR – A los 21 años, en simultánea con la aparición de tu primer poemario, ¿con qué otros escritores fundás el Grupo Literario “Disámara”? ¿Qué iniciativas sostuvo el grupo?

 


          HAP – Me acompañaron en la fundación los escritores Miriam Cairo, Laura Malatesta, Ana Santillán, Piero De Vicari, Daniel Erne, Jorge Maciel, Sebastián Olaso, Daniel Ruiz, Pedro Antonio Salinas, Pablo Scervino (quien ha fallecido), Javier Tisera, Astul y Jimmy Urquiaga.  Del editorial del Nº 1 transcribo: "Aunque sean molestas y parezcan frías y súbitas, las explicaciones un poco técnicas o científicas son necesarias en este principio y queremos ser entendidos. Disámara es un fruto seco, con pocas semillas y pericarpio extendido a manera de ala como la del fresno, el olmo, el arce, la tipa y otros cuya diseminación se realiza por medio del viento (anemófila), pero además, a partir de este momento y por su humilde condición de vehículo de vida, Disámara pasa a constituir el nombre de esta revista... Nosotros creemos en la tierra fértil, pero también consideramos el asfalto interno y el frío albergue del cemento. Hemos emprendido vuelo deseando no caer, o caer, para radicarnos definitivamente en la luz o en la oscuridad que te acompañe. Sabemos que no es fácil afrontar esta condición de Disámara solitaria y, desde este inicio, esperamos no caer en el lado asfaltado del mundo."

 


          RR – Vos y yo nos contactamos por correo postal no mucho antes de la irrupción de “Orilla en la sangre”. Nos vimos en dos oportunidades: cuando como invitado de un evento que amigos nuestros organizaron en San Nicolás, realicé una lectura, tal vez como parte de una entrevista, y cuando como invitado mío realizaste una lectura y respondiste un par de preguntas, en el segmento a mi cargo que durante cuatro años formó parte del café literario “Último Infierno”. Introducción ésta para proponerte que nos aportes tus impresiones sobre los efectos en el público de las lecturas de poemas por sus propios autores. Y, además, sobre los efectos en vos como público y en vos como lector.

 

          HAP – La lectura de poemas genera calidez; una sensación recíproca, de encuentro. En los primeros recitales de "Disámara", escuché el comentario: "Los poetas no saben leer sus poemas", aludiendo a esa rara combinación de timidez, ansiedad y pavor que me invadía; y recibí, luego de mi participación en el Segundo Festival Internacional de Poesía  (2012), la opinión de los poetas John Oliver Simon y Craig Czury. Un gesto relacionado con lo maravilloso de cada lectura. Siempre la voz del poeta extiende, al leer, un secreto que la palabra recrea en el público. Así lo he vivenciado al escuchar a Joaquín Giannuzzi, Ana Emilia Lahitte, Diana Bellesi, Astul Urquiaga, Mario Verandi, entre otros autores. Y como lector, intento una asimilación del motivo lírico para que la gente disfrute, con pausas, armoniosamente.


                           RR – Varios años transcurren entre cada uno de los poemarios que fuiste dando a conocer.¿Podrías describir un poco cuál fue el punto de partida para la composición de “Precioso ángel en llamas”?  En 1993 aparece otro libro tuyo: “El destino de la nube”. 

¿Qué dirías que ha cambiado en 2001, al llegar a “Como podría decirse del viento”? 

¿Cuáles serían las preguntas esenciales que recorren “El tatuaje de las voces” y cuáles son las respuestas que propone?

 

          HAP – “Precioso ángel en llamas” tuvo, desde la idea original, un propósito: divulgar algunos trabajos que había compartido en reuniones de mate y lectura. “Lo mejor de mí quedará cuando yo no sea visible; para ese fin me he preparado sin tregua”… La cita de Walt Whitman, epígrafe de “Enunciación”, el texto que cierra el libro, sintetiza el afán de comunicación, de búsqueda. Y éste es uno de sus poemas: “Lenta, tu mano recorre la piedra/ Quieta, de sol y de miedo, de tiempo/ Ebria, tu mano en mi pecho reclama/ Tierna, delicia de viento y parral.// Vital, la danza aflora del núcleo/ Ardiente, por tanto fuego y memoria/ Agreste, el cabello tiene misterio/ Breve, como una ilusión que se apaga.”

          Según Daniel Mastroberardino, poeta y escritor pergaminense radicado en Buenos Aires, “El destino de la nube” señala uno de los posibles momentos futuros de la Humanidad… El agua como refugio y alternativa”. Del poema “Ofrenda y Retorno”, la segunda estrofa: “Llevo al dominio de la poesía mi tributo/ de hombre que se funde a los murmullos/ de un bosque infinito.” El libro consta de tres partes, “Mutación”, “Escala de mi llamado” y “El poema”; un planteo existencial, el amor y la creación, respectivamente.

          “Como podría decirse del viento” tiene otra energía. En una cita inicial, declaro: “Mi casa tiene que ver con las palabras y con el adiós a la llanura. Irme canción como podría decirse del viento.” También dividido en tres partes, “Mejillas de laurel robado” (el amor, los hijos), “Cercos de niebla” (los devaneos del amor) y “La textura del río” (homenajes a Borges y Olga Orozco, un poema dedicado a mis abuelos).   

          En “El tatuaje de las voces”, dividido en dos partes, me pregunto por esa huella vital que la pasión ha dejado… El tesoro inagotable de los artistas, amalgamado con detalles familiares y personales. “Con sed acaso ebrio”: “Un destello vibra con el andar de la serpiente./ Aunque parezca imperceptible, su magia/ toca las paredes del corazón/ y al instante crece la dentellada/ en el paisaje más puro de quien mira/ con sed acaso ebrio/ por el dolor o la espera.”

          Mi poesía intenta bucear en el amor como un modo de conocimiento; retoma el devenir humano desde la palabra, entendida y consolidada por el misterio de iluminar con sencillez, gracias al poema.

 

          RR – Llamas, sangre, nube, viento, voces… ¿Cómo has ido decidiendo el título de cada uno de tus poemarios? ¿Qué trascendencia tiene para vos y qué alcance creés que tendrá en el lector?

 

          HAP – La elección de cada título se ha vinculado con la atmósfera que define el contenido. “Precioso ángel en llamas” es un poema; sin embargo, “Orilla en la sangre” pone el acento en esa limitación humana (o, mejor dicho, condición) que prepara el viaje a la otra orilla, no reflejada en versos. “El destino de la nube” comienza con una cita de Olga Orozco, y tampoco lo trasladé a un poema. “Como podría decirse del viento” abre a la perspectiva de irse como canción, de transformarse. “El tatuaje de las voces”: especie de racconto lírico de impresiones afectivas.

          Personalmente, creo en la identidad que fundará  –con el lector- un motivo para trascender el espacio del instante.

 

          RR – Algo así como dieciocho años pasaron entre la aparición de tu primer libro de narrativa y el segundo y último. ¿Qué asuntos abordan uno y otro? ¿Cómo ha ido modificándose o no tu forma de encarar los relatos? ¿Tenés ya material para un tercero? ¿Cuál sería su título?

 

          HAP – “Acuario de sorpresas” fue el primer título de la Colección Narrativa “Fin de Siglo” de Yaguarón Ediciones, de San Nicolás. Consta de trece relatos. He proyectado la ironía, el desamor y la pincelada poética a una serie de motivos; lo autobiográfico cede con la irrupción del misterio. La influencia de Cortázar es notoria.

          “Jauría & otros relatos” fue publicado por Ediciones Baobab. Lo integran veinticinco textos, en su mayoría breves. Los fantasmas del pueblo (amor, venganza, locura, etc.) surgen con aparente naturalidad. Uno de los cuentos, “Justine Ducrot”, fue concebido inicialmente como nouvelle… Reconozco mi dificultad para escribir prosa; y debo a la síntesis del discurso poético una cadencia que hace más atractiva la lectura. Voy anotando y corrigiendo… Me gustaría publicar minificciónes. ¿Un título?:  “Caminata en el corazón de la tarde”.

 

          RR - ¿Cuando te das cuenta que un poema o un cuento están terminados, que sólo es cuestión de pulir? ¿Hay palabras que jamás utilizarías?

 

          HAP – Ha sido materia de discusión en todas las épocas, y sostengo la idea del “borrador”. La intuición a través de la palabra consigue un sentido. El desafío latente guiña desde cada lector y se percibe un grado de conmoción, que puede abrazar o no al poeta o escritor.

          Las palabras que jamás utilizaría: aquéllas donde la idea y el contenido pudieran desvirtuarse.   

 

 

          RR - Alberto Girri en una carta le trasmite a Jorge Calvetti: “...y eso que más admiro en un hacedor de poemas: la constante coherencia de un punto de vista propio sobre la realidad. ¿No es eso el verdadero estilo de un creador?” ¿Te promueven, Hugo, estas líneas, un comentario?...

 

          HAP – Uno lee a Whitman, Rimbaud,  Auden, Pessoa –enumeración personal que denota preferencias, claro- y entra en contacto con el estilo. Una irrepetible combinación de perspectiva, sabiduría y enorme talento.

 

 

         RR - ¿Te ha sucedido que corrijas poemas después de haberlos leído en voz alta delante de otros? ¿La poesía te ha cambiado, o encauzado, o reencauzado o…?

 

          HAP – Si comparto una lectura, trato de reunir el material considerando el vuelo de la última línea en cada poema elegido. Con Edna Pozzi hablamos acerca del valor de la primera línea… Esa que va a permitir que la poesía fluya. En cuanto a la poesía, siento que cambia conmigo, así de simple.

 

 

          RR - ¿Qué es más importante en poesía, suscitar imágenes o conseguir cadencias musicales?

 

          HAP –  Ritmo: el equilibrado espacio de la imagen dentro de la música. 

 

 

 

          RR2 - ¿Qué relación existe entre superarse y resignarse? ¿Solés estar en desacuerdo con vos mismo?

 

          HAP – Un poema escrito a los catorce años dejó de volar en el secreto de cuanto imaginaba; confirma, treinta y nueve años más tarde, el aprendizaje y señala un desapego. Tal vez, aquel asombro de los primeros versos haya convertido lo estético en otra forma de celebrar la vida. Superarse y resignarse valen (y cuánto) para aceptarse… Volver al camino, con el entusiasmo del creador, con uno mismo reinventándose por las palabras.

 

 

         RR - ¿En una entrevista que le realizaran a Alberto Laiseca, él mentó algo que Oscar Wilde dijo: “El mero espíritu creador no crea, sólo imita. Sólo el espíritu crítico permite acceder a la creación.” ¿Cómo definirías el rol de los críticos?

 

          HAP – El crítico debe concentrar su esfuerzo, como el creador, para mirar en todas las direcciones, sensible y profusamente.

 

 

Hugo Alberto Patuto selecciona para esta entrevista, en mayo de 2014, seis poemas de su autoría:

 

 

 

CUANDO LA TARDE

 

 

El cabello suelto como el dibujo de una galaxia,

las ganas de correr hacia el nudo mismo

cuando la tarde se piensa noche

dentro del código de la siembra.

Atenazado por el viento,

ese papel trae un reflejo dorado

que te nombra.

 

 

                                                  (Inédito)

 

 

 

 

TEMBLOR AGAZAPADO

 

Vas a recorrer la mínima sensación del futuro

en el temblor agazapado que te desborda.

Y vas a soltar, como una promesa, los vicios

que nombran aquella luz inabarcable.

Vas a pensar el corazón furtivo de la piedra

cuando los barcos enumeren lo soñado,

voces que tramarán con el espejo

tu revés de plegaria y frutos.

Vas a decir, frente al andamio de las cosas,

que la sangre te desafía largamente

o que murmura el bosque

cuando la tarde

inunda el deseo más claro.

 

                                                            (Inédito)

 

 

     

 

POCILLOS

 

 

Ahí quedan los ojos,

cerca del remolino fugaz y temerario

que alimenta la mirada de los pocillos

en tanto crece, como dádiva del sueño,

tu boca

para nombrar eso que el mundo no sabe.

 

 

                                                                                                                       (Inédito)

 

 

AMOROSA CALIGRAFÍA DE OTOÑO

 

 

En la penumbra de la casa

una línea que va desatando

lo complejo del misterio

vuelve a probar que tu mano resiste.         

 

 

 

                                                        (de “El tatuaje de las voces”)

 

 

LOS MAGOS DE LA SIESTA

 

                                                            A Ignacio y Gastón Patuto

 

Construyen la mejor visión de lo real y despiertan

a la marcha sanguínea con héroes impulsivos,

un juego de identidades que perfora

el diminuto bosque de adrenalina.

Saber de su raro mutismo

vale tanto como la palabra de los dioses

o la sonrisa teñida por el vino

cuando la mesa familiar colma nuestra espera.

Hay veces en que los pedales confunden

al pobre conejo y nadie busca salidas

con el agobiante calor

trocando sueño por agua.

Que los brazos de un soldado aparecen

detrás del modular, sin el color de la victoria;

que la Ferrari olvida su terco destino

de rayar el cielo a pura cilindrada.

Vamos a convertir en peces

el misterio del conejo hecho de alarmas

que siempre hablan del mágico perfume

donde cabe la pasión por la vida. 

 

 

                                                      (de “Como podría decirse del viento”)

 

 

                     

CONOZCO LA SALIDA, GEORGIE

 

 

Hay que desarmar la biblioteca del siglo

y pensar dos minutos en Babilonia.

Enseguida borrar los pasos de Chiclana,

de Nicanor Paredes, de Servando Cardoso

y poner luz en la garganta de Quiroga.

Con la memoria de Funes recuperar los caballos

que denotan al atardecer una fuga perpetua.

Celebrar en Ulises el amor prodigioso,

como si la máscara del amor nos condenara.

Sentir el hambre de la llanura en Acevedo

y los labios de Emma Zunz, vengativos.

Imaginar a Caín lejos de Abel, sin golpes.

Que Dios retorne como pájaro de sombra,

lloviendo secretamente varias lunas

en el gastado camino de los muertos.

Música, fuego y leones para inventar el vino

cerca de Heráclito, de Spinoza, de Whitman,

de Stevenson, de Poe, de Kipling.

A través del aleph espiar al unicornio herido.

Todavía jugar en Islandia con el mar de ceniza.

Conozco la salida, Georgie:

Mañana volaré a Ginebra.        

 

                                                                     (de “Como podría decirse del viento”)

 

 

 

Ciudades de Pergamino y Buenos Aires, distantes entre sí unos 230 kilómetros, Hugo Alberto Patuto y R. R., mayo 2014.

 

http://www.revagliatti.com.ar/ultimo2008.htm#patuto     

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02 de Mayo, 2014 · General

Buenos Aires, teatro militante

Viernes 9 de mayo a las 19 hs.

En Buenos Aires, Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543, Sala Meyer Dubrovsky.

Se presenta nuevamente el libro "Teatro Militante..." 

con la autora, Lorena Verzero e integrantes del grupo Canto Popular Urbano,

en el marco de las VI Jornadas Nacionales y I Jornadas Latinoamericanas

de Investigación y Crítica Teatral, que se desarrollarán en la Feria Internacional del libro.

http://www.aincrit.org/detalle.php?id=366

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29 de Abril, 2014 · General

Gabriel García Márquez 1927-2014

entre el río de aguas claras y la isla de las salamandras azules.

León Arled Flórez

La palabra más linda del castellano pudo haber sido Aracataca, la cual al descomponerse en « Ara », significa río en chimila, y « cataca » agua clara[1]. La vida literaria de Gabriel García Márquez fué un Aracataca, un río de aguas claras. No en vano nació en ese pueblo costeño, pueblo que inspiró en él el universo imaginario llamado Macondo. Él ahora se fué para allá, no para dejarnos, sino para encontrarse con los personajes de sus relatos, acabando así con los cien años de soledad. Esos años no fueron más que una metafora del abandono, ese que padeció siendo pequeñito, cuando sus padres, Luisa Santiaga y Gabriel Eligio, a los pocos meses de nacido, lo abandonaron en casa de sus abuelos. Gabo, como lo apodaron desde niño, fué criado por ellos, por el coronel Nicolas Márquez y su esposa Tranquilina Iguaran, y en compañía de su hermana Margarita, que se le unió cuando tenía tres años y medio. Sus padres volvieron por él définitivamente, cuando tenía siete años. No obstante, sería el abuelo quien dejaría los recuerdos más indelebles de su vida. En sus obras más destacadas : Los funerales de la Mamá grande, El coronel no tiene quien le escriba, Cien años de soledad, El otoño del patriarca, El amor en los tiempos del cólera, etc., está la impronta de sus años de infancia. Su gran mérito, creo yo, fue utilizar el realismo fantástico de la infancia, como recurso explicativo de la realidad. De esta forma, Gabo descubrió en la tragedia en que se debatía su entorno humano, magia. Una magia asociada a la perseverancia y arraigada al debate de la existencia humana; de ahí construyó ese mundo llamado Macondo. Este último, no es sino una metáfora ordenada y maravillosa de nuestro país; una república endémicamente descuadernada y políticamente espantosa.

En mi opinión, es el recurso a la visión precoz del mundo como instrumento explicativo de la debacle humana, su verdadero aporte y su novedosa invención. Es eso mismo que los especialistas en literatura y en la obra de García Márquez llaman, realismo mágico, sin explicar a cabalidad sus orígenes. 

No resulta raro, que esa pluma de magia y subversión generara las suspicacias de unas élités acostumbradas a sus propios relatos hegemónicos. La rebelíon semántica de éste costeño de agua dulce, pronto se vio amenazada por el estado alterno e invisible, que en la Colombia de Macondo denominan « fuerzas oscuras ». Desde entonces, México se convirtió en refugio y morada de Gabo, y ahora, en su destino final. Hace un par de años, sin que la coincidencia quepa en el relato, se escogió la palabra más linda del castellano; fué una palabra mejicana: Querétaro, que significa: « isla de las salamandras azules ». La vida de Gabo, parece haberse desarrollado entonces, en espacios que no parecen de este mundo, sino del mundo simbólico de las connotaciones semánticas. Su existencia marca una constante de ires y venires, entre el viejo y el nuevo continente, entre los Andes y el Caribe, entre los ríos de aguas claras y las islas de las salamandras azules. Esos ires y venires parecen la constante de los hombres grandes, así como Bolivar, que un día se fué, para quedarse siempre!

 

[1] Los datos biográficos, así como la definición de Aracataca, son tomados de: Gerald Martin (2009). Gabriel García Márquez. Una vida. Traduccion de Eugenia Vásquez Nacarino, Buenos Aires : Debate

 

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26 de Abril, 2014 · General

Graciela Perosio: sus respuestas y poemas

 

Entre-vista en tramos-e realizada por Rolando Revagliatti

 

Graciela Perosio nació el 14 de junio de 1950 en Buenos Aires, ciudad en la que reside,  Capital de la República Argentina. Egresada en 1972 de la Facultad de Historia y Letras de la Universidad del Salvador, ejerció la docencia universitaria y dirigió el Departamento de Extensión Cultural del Instituto de Cultura Religiosa Superior. En 1995 obtuvo la Beca Nacional de Investigación del Fondo Nacional de las Artes, para estudiar la obra del poeta argentino Carlos Latorre. Entre 1982 y 2014 ha publicado los poemarios “Del luminoso error”, “Brechas del muro”, “La varita del mago”, “La vida espera”, “La entrada secreta”, “Regreso a la fuente”, “Sin andarivel”, “Balandro”. Además de haber sido traducida al italiano y al portugués, fue incluida en numerosas antologías nacionales y extranjeras, tanto en soporte papel como electrónico. Participó en la segunda edición de la Historia de la Literatura Argentina, publicada por el C. E. A. L. (Centro Editor de América Latina). De sus trabajos de investigación citamos “Olvido y reminiscencias en ‘Los pasos perdidos’” en “Historia y mito en la obra de Alejo Carpentier” (1972); “Ricardo Rojas. Primer profesor de literatura argentina” en “Capítulo. Historia de la literatura argentina” (en colaboración con Nannina Rivarola, 1980); “La profesionalización de la crítica literaria” (selección, prólogo y notas, C. E. A. L., 1980);  “‘Casa extrema’ La poesía de Carlos Latorre”, en “Hablar de Poesía” nº 5, Buenos Aires, junio 2001; “Juan Gelman. La construcción del imposible nido” en  http://actaliteraria.blogspot.com/2011/10/juan-gelman.html  en octubre 2011. Permanecen inéditos “Juan Rulfo y la cultura de la pobreza”, “Los libros finales de Alfonsina Storni. Reformulación del deseo”, “La poesía de Norah Lange. ‘Un rosario de cuentas blancas’”, etc. Inédito se mantiene el ensayo “Nudos de una lectura” de Luis Bacigalupo, concebido a partir de sus primeros cuatro poemarios (solamente leído por su autor en la presentación de “La vida espera”, en el Museo Libero Badi). Fue en 1994 cuando presentó en la Fundación Del Viso una muestra de pintura titulada “Causas Desaparecidas”. Mientras que en 1999, Aroldo Lewy -en el Museo Luis Perlotti-,  dedicó una muestra escultórica a su obra, trabajando en especial el poemario de 1995. Un año antes, los artistas plásticos Silvana Perl y Enrique Banfi, integraron poemas de su autoría a la instalación urbana “Fuente de Poesía”, la que ha quedado como monumento de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, frente a la Biblioteca Nacional. Sobre su “Regreso a la fuente” fueron realizadas dos muestras performáticas multimediáticas, una en la Sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación y la otra en La Casa de la Lectura. Un poema de “Sin andarivel” fue seleccionado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de Buenos Aires, para realizar un afiche ilustrado por Alexiev Gandman que se expuso en las veredas de la ciudad.      

 

 

           1 - En parte porque descubrí www.familiaperosio.com.ar es que te propongo que nos cuentes sobre ella, la nuclear,  tu niñez, tu educación, tu inserción universitaria, la familia actual…

 

          GP - Hay dos sucesos trágicos que marcaron mi vida: el suicidio de mamá y el secuestro, tortura y asesinato de mi hermana Beatriz. Beatriz era tres años mayor que yo y fue Presidenta  de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires y de la Federación de Psicólogos de la República Argentina. Un grupo de tareas de la Dictadura la secuestró el 8 de agosto de 1978 y creemos que fue asesinada no mucho tiempo después. Cinco años antes,  mamá se había suicidado. En la última charla que mantuve con mi vieja, apenas elegido Héctor Cámpora como Presidente de la República, me había dicho: “¿Sabés qué va a pasar ahora? Los militantes van a salir a la superficie y los otros van a anotar en sus libretitas. Y después los van a matar a todos.  Tu hermana de ésta, no pasa…Y vos tenés que sobrevivir.  Porque alguien tiene que contar cómo fueron las cosas. Yo, me hago cargo de cómo las eduqué, pero no tengo resto para bancar lo que  viene. No soy la Virgen María para quedarme esperando que me entreguen el cuerpo.” Y efectivamente aún hoy no hemos recuperado los restos de mi hermana, ni siquiera tenemos certeza del momento y modo de su muerte.

          Ahora sí te puedo contar otras cosas… Tanto la familia de mi madre como la paterna provienen de la Liguria en Italia. Mis dos abuelos se dedicaron a negocios vinculados a la comida. Mi abuelo paterno junto con papá fueron propietarios del Restaurante “Perosio” que funcionaba en Suipacha y Diagonal. Un lugar muy tradicional del centro porteño, frecuentado por personalidades de la política, la cultura, las artes, el deporte. Bioy Casares lo menciona en su “Diccionario del argentino exquisito”.

          Por parte de mi abuela materna estoy emparentada con Benedetto Croce, cuya existencia, de chica, consideraba una leyenda, su propio nombre y más aún el de su hermana - Santa Croce- me hacían pensar en una invención de mi vieja que era una bromista irredenta. Entonces una tarde, bastante ofendida, me leyó la biografía de Croce en la Enciclopedia : “Ahora vas a ver si es un invento mío.” Así terminó con mi desconfianza. También Croce sufrió  momentos trágicos de pérdidas familiares. A los 16 años en un viaje a Ischia y a consecuencia de un terremoto,  pierde a su padre, a su madre y a su hermana. Él mismo es rescatado después de pasar varios días bajo los escombros… En fin, otra historia de sobrevivencia.

          Tanto mi hermana como yo nos educamos en un Colegio de monjas y la familiaridad con las enseñanzas evangélicas y con la figura de Jesucristo nos iba a marcar hondo. En mi niñez, ante un mundo que se me antojaba hostil, siempre fui hipersensible, buscaba refugio en un universo de fantasía: dibujaba, bailaba, componía canciones que repetía hasta aprenderlas de memoria, porque aún no sabía escribir. Después,  mi hermana me enseñó. Estudié danzas españolas, algo común en esos años, e integré la Compañía de Marisabel. Bailé en el Teatro “Cómico” de la calle Corrientes, y en el “Casino”. Las disciplinas corporales –la danza, la gimnasia artística, el yoga, el tai.chi- me acompañaron y ayudaron a lo largo de toda mi vida. Para subsistir en Argentina hay que ser realmente acróbata. Tengo un poema inédito sobre este tema.

          Cuando llegó el momento de ir a la Universidad, quise entrar a la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, pero la Dictadura de Juan Carlos Onganía la mantuvo cerrada a partir  de la acción represiva  del 29 de julio de 1966,  conocida como la “Noche de los Bastones Largos”, que significó el alejamiento para  muchos intelectuales,  no solo  de la cátedra, sino del país. Opté entonces por asistir a la Universidad del Salvador, con el propósito de cambiarme después, pero por las diferencias de programas resultó  imposible.  Me recibí  a los 22 años. Había empezado a enseñar desde el segundo año de mi carrera como Auxiliar Docente en la Cátedra de Filosofía de Agustín De la Riega. Podrás imaginarte lo doloroso que resultó, cuando, ya nombrada y rentada en la Universidad de Buenos Aires, perdí  mi puesto por la Intervención de Alberto Ottalagano, que nos echó a todos. En la UBA, por fin en la universidad pública, me había integrado a la Cátedra de Literatura Colonial Argentina, cuyo titular era Ángel Núñez –acaso recordás que nos invitaste a ambos en 1999, a leer  poemas en el Ciclo “Olivari”-. Con su adjunta,  Nannina Rivarola, que se convertiría en  amiga entrañable, escribimos después algunos trabajos para la Historia de la Literatura Argentina que publicara el Centro Editor Latinoamericano. Pero nunca más volví a retomar la docencia universitaria. Como también te imaginarás, tampoco volví a bailar en la calle Corrientes. Aunque quién te dice, todavía… (Risas.)

           En la Biblioteca Popular de Martínez , durante 1979, empecé a coordinar los talleres de escritura que había fundado Nicolás Bratosevich.  “Las Voces”,  mi taller de creatividad, había tomado forma a instancias de mi hermana Beatriz y su primera sede fue el Jardín de Infantes que ella dirigía y que se cerró a consecuencia de su secuestro. Continué con esta actividad en la Biblioteca y después pasé a hacerlo en mi casa en la provincia de Buenos Aires, en la localidad de Florida.               

         Me había casado a la misma edad que me recibí, y de ese matrimonio que duraría quince años, nacieron mis dos hijos, Lucas y Milagros. Lucas está casado y es padre de Laura y Gael. Él eligió la carrera de Historia y se licenció en la UBA. Milagros pinta y publicó el poemario “(queda entre nosotros)”. (1)

 

 

          2 – Y vos ¿qué te acordás de tu primer libro? Hablame de tus libros.

 

          GP - En los ochenta ni me imaginaba que la escritura de poesía se convertiría con el tiempo en mi actividad principal. Pensaba, en cambio, que en algún momento iba a reanudar la tarea académica, pero sentí que tenía que sacar un libro como respuesta a la Dictadura, una forma de afirmar que seguía viva. Entonces, bastante a las apuradas, reuní un grupo de textos escritos sin la menor idea de ser publicados, escritos muy íntimos ¿entendés? Así nació “Del luminoso error”, que es del 82. Aún así y con toda su desprolijidad,  rescato de ese conjunto visceral, alguna página como “Lluvia”, en cierto modo un autorretrato válido.

          Siguió “Brechas del muro” de 1986 (mi hijo decía que yo publicaba para los mundiales de fútbol: este año también coincide), con un poema dedicado a Beatriz. Mucho tiempo después de la edición tomé conciencia de que lo había concebido a partir de un encargo que ella me había hecho en vida. Me pidió un texto que expresara los sentimientos de un preso político, algo para una revista militante. Y la verdad, no me salía, quedaba  panfletario, obvio, no lo pude resolver en aquel momento. Y después terminó por darse este texto que surge casi como jugando, alrededor de un verso de Alejandra Pizarnick. Se difundió por primera vez en “Punto de Vista”, y toda la revista estuvo ilustrada por Luis Felipe Noé. Yo ya venía trabajando con la obra de Noé,  pero allí decidí conocerlo personalmente. Una figura magistral, de fuerte ascendencia sobre mí y cuya pintura va a seguir generándome escritos. Mi libro posterior,“La varita del mago”, es una reflexión sobre el vínculo entre las generaciones del ’60 y del ’70. Algunos poemas nacen de la visión de un cuadro de Noé y los  otros parten de la lectura de un verso de Juan Gelman. La escritura y publicación  de ese libro coincidió además con la disolución de mi matrimonio. Y operó como bisagra para  separarme también de mi pasado,  de los amados maestros, del heroísmo como forma de vida. Lleva una dedicatoria que me trajo más de un problema: “A los hombres del ’60 por cuyas ideas mi generación puso el cuerpo.” Lo cual no pretendió decir que la generación del ’60 no puso el cuerpo como se interpretó, sino que no es lo mismo dar la vida a los 20 años, cuando difícilmente tus ideas se puedan considerar cabalmente propias.

          En 1995 se publica el poemario que ronda la figura materna y reflexiona también sobre el suicidio: “La vida espera”.  Lo materno en sí mismo y la femineidad son temas que reaparecen de modo más sesgado en el quinto libro: “La entrada secreta”,  un trabajo con mucha intertextualidad. Alude a las leyendas de la gesta artúrica, al imaginario celta. Aquí importa decir que para los chicos argentinos nacidos en los ’40 y los ’50 el imaginario celta, el rey Arturo y sus caballeros, personajes como Ivanhoe o el Príncipe Valiente fueron lecturas habituales. E integraban la famosa Colección Robin Hood que acompañó nuestra infancia.  Con este libro inicio mi experimentación en las performances: se presentó en la Sala de Representantes de la Manzana de las Luces y leí el último poema, “Canto de alabanza”, desde el escenario a oscuras y con un único reflector sobre el atril donde estaba el libro. Concluida mi lectura, desde el fondo de la sala empezaron a oírse voces que cantaban los versos y que el público no podía ver. Un efecto “fantasmal” que resultó interesante. Hoy esta forma de presentar un poema se ha vuelto habitual pero en aquel momento fue novedosa y  justamente por lo inesperado, causó mayor emoción en el público.

          A“Regreso a la fuente”, mi sexto libro, la considero una obra aún irresuelta. Creo que debiera reescribirla, pero por ahora la voy completando con puestas en escena. Su escritura me sumergió en una investigación de la mística renacentista y los escritos de las academias italianas. Me apasionó la lectura de la “Hypnerotomachia Poliphili” (“Sueño de Políphilo”) atribuida a Francesco Colonna, aunque  me acerco más a la tesis de Kretzulesco-Quaranta de que se trata de un texto colectivo cuyo compilador fue León Battista Alberti. Un texto en clave redactado por los humanistas de las academias.  De alto contenido ecológico, en él se advierte el peligro de olvidar que provenimos del agua. Profetiza como especialmente riesgoso el momento en que nuestra civilización gire alrededor de las “fuentes negras de la muerte en las tierras donde se inició la humanidad”. Fijate que leí esto a mediados del 2002, faltaban pocos meses para que Estados Unidos invadiera Irak. Una coincidencia conmocionante.

         Después vino  “Sin andarivel”, donde se puede leer entre líneas mi incursión en la meditación budista. Hace días acaba de salir  “Balandro”. Y tengo inédito un  poemario titulado “El privilegio de los años”.

 

 

   

          3 – El título del poemario inédito me da en el plexo. Ya lo quiero leer. Tanto me ronda, cuando no me acecha o acicatea, el asunto de “tener ya mis años”. Introito éste para solicitarte que nos adelantes algo sobre su estructura. Y, de paso, también sobre “Balandro”.

 

          GP - El título “El privilegio de los años” lo tomo de la película “El maestro de música”.  La esposa del maestro habla a la alumna joven, deslumbrada por su profesor, y le dice: “Usted tiene la ventaja de la edad,  yo tengo el privilegio de los años”. Fijate que son expresiones  que fuera de contexto pueden parecer sinónimas pero no lo son.

          Por otra parte, para alguien nacido en los’50 y de mis ideas, haber llegado a los 63 en Argentina es un privilegio. Pero además, una -a fuerza de vivir y equivocarse- adquiere una mirada privilegiada sobre la vida. Ahora, me han preguntado si el título tenía que ver con la escritura y hay que decir que este privilegio no implica una facilidad mayor para escribir, porque a medida que se aprende el oficio también aumenta la exigencia, el desafío de lo que se pretende.  La distancia entre lo que se quiere lograr al escribir y lo que realmente se puede, es infinita siempre.

            El libro habla de estas cosas, de lo que cambia con los años y de lo que no. El ansia de amor no cesa, el abismo frente al otro no cesa. Nunca se sabe cómo cruzar la calle y comprender o hacerse comprender… También llegan las generaciones nuevas, el ser abuela y ver que en algunas cosas volvés a empezar, a acompañar el crecimiento de un niño, verlo asomarse al mundo, otro mundo, no el que sentiste tuyo. Inevitablemente  comparás tu infancia con el ser niño de estos días y hay algunas coincidencias y también abismos de distancia.

            En cuanto a “Balandro”, está dividido en dos secciones: “la necesidad de pintar” y “la necesidad de narrar”. La primera la integran poemas más breves, escenitas, cuadros. La segunda es una novedad en mi obra: aparece el poema largo narrativo. Se busca el sentido de ciertos acontecimientos del pasado. Una va tratando de armar un rompecabezas, descubrir el revés de la trama que se escribió con la vida. El título nombra la más pequeña de las embarcaciones a vela, un navío que Fabio Morábito en su contratapa, asocia a los naufragios, al transcurrir de los sobrevivientes.

 

 

           4 – “Punto de Vista”, “Hablar de Poesía”, importantes –sustanciosas- revistas te han publicado. (Sé que sucedió también con una que yo apreciaba tanto: “Feminaria”.) ¿Qué te hace sentir que tu quehacer aparezca en ellas? 

 

          GP - Una espera el reconocimiento, esa mirada del colega que nos confirma en el camino, por supuesto, y no siempre se da. Pero aun cuando sí se da, forma parte del trabajo. En cambio hay otras cosas que te desbordan. Fijate que en un sitio de la Red, leí de pura  casualidad , una anécdota de un preso en la cárcel de Río Negro que cuenta esto: “Yo me sostenía leyendo el poema  ‘Tiempo de familia’ de Graciela Perosio; pensaba voy a salir de acá y vamos a volver a estar todos juntos.” Eso es algo más allá de lo esperable. ¿Y sabés cómo le llegó el texto? Porque lógicamente necesité averiguar: el hijo de una ex alumna del taller, que es psicólogo, hace un trabajo de lectura en presidios y cuando falleció su mamá, se había quedado con mi primer libro que es  donde está ese poema.

          Hay reconocimientos íntimos que para mí valen infinitamente, comentarios de lectores, de  personas que pasaron por mis clases. Me parece que si los repito violo el encanto del secreto. También fue fuerte ver mi poema en un  cartel de la avenida 9 de Julio. Y tuve la alegría de que a pesar de que en ese momento fuimos sólo cinco poetas seleccionados por la Secretaría de Cultura de la Ciudad, uno de ellos había asistido a mi taller, Gustavo Álvarez Núñez. ¡Cartón lleno!

 

           5 – Que te hayas ocupado de escudriñar la obra de Carlos Latorre, el autor de “La ley de gravedad”, “La línea de flotación”, “La vida a muerte”, “Cabeza o triste páramo”, prologado por Juan Antonio Vasco (Ediciones Botella al Mar, Buenos Aires, 1979), me incita a reclamarte una semblanza de ese admirado poeta. Y como también has escudriñado a Ricardo Rojas y a Norah Lange, tu visión es bienvenida.

 

          GP -  Latorre era una persona que vivía con el pie en el acelerador, la vida a pleno costo y la poesía a pleno costo. La palabra “conveniencia” no entraba en su vocabulario. Pero te tengo que contar mi historia con él. Tendría yo unos siete u ocho años y encuentro en un Suplemento Literario, probablemente  el de “La Nación”, un largo poema de versos extensos. Y lo copio en un cuadernito. De allí en más no iba a ningún lado sin ese cuaderno. Mi vieja lo llamaba “el talismán de Graciela”. Un día, intrigada, me preguntó si lo podía leer, entonces se lo di lo más contenta y me dijo: “Pero Gracielita,¿ vos entendés esto?”  “Entenderlo no, mami ¡pero cómo suena!” Y allí mi vieja me miró de una manera como si pensara: no hay nada qué hacerle, está perdida.  Ahora,  pasaron los años y en una presentación de libros de Editorial Tsé-Tsé, Reynaldo Jiménez informa que en el público se encuentra Mariluz Luna, la viuda de Latorre. Me acerco y le cuento la historia anterior, y ella exclama: “Tuve que compartir a Latorre con tantas mujeres, ¡pero también con una nena!”. Después Mariluz vino a mi casa sorpresivamente y me trajo todos los papeles de su marido con la finalidad de que escribiera sobre él. Terminé presentándome  a la Beca del Fondo Nacional de las Artes, con los auspicios de Enrique Molina y de Juan Gelman, y la gané. Entre los archivos de Latorre iba a encontrar guiones de radioteatro, escritos bajo el seudónimo de Osvaldo Prada. ¿Sabés qué eran?: las adaptaciones de films para la radio que pasaban los sábados por la noche en el radioteatro “Lux” y que no me los perdía nunca. Me acuerdo que hasta dieron una radionovela ¡basada en Bergman! Y me pasé la infancia siguiendo ese programa; al final, Latorre había estado en mi niñez de distintas maneras. Pero, más allá de mis motivos personales, creo que es imprescindible advertir su importancia a la crítica. La obra poética de Latorre marca un paso entre el cincuenta y el sesenta, él es un precursor de  hallazgos del coloquialismo, del uso de jergas en el poema, por ejemplo, expresiones tomadas de la  publicidad. Así como Eduardo Romano destaca el poemario “Sentimientos” de César Fernández Moreno, yo insisto en que en su poesía, especialmente en los poemas amatorios de Latorre, hay un antecedente de lo que va a hacer el ’60. Me parece que hay que subrayar que ocupa ese lugar de puente en la Historia de la Literatura Argentina.

          En cuanto a Ricado Rojas, hay mucha gente que lo único que sabe de él es que escribió “El santo de la espada”, su libro sobre el general José de San Martín, y la verdad es que me parece lo menos valioso. Rojas nos ofrece un pensamiento original para comprender la cultura de América Hispana. “Eurindia”, hasta dónde yo sé, es nuestra primera Estética. Rojas crea la Literatura Argentina como disciplina. Hace un trabajo extraordinario recopilando su Historia Literaria que abreva en múltiples fuentes coloniales. Siempre reflexioné sobre los dos textos pioneros que él señala y el peso que tienen sobre nuestra construcción de identidad y de imaginario. La “Carta de Doña Isabel de Guevara”, una pensionada que le reclama al Rey el pago de su pensión, y el poema “La Argentina” de Martín del Barco Centenera: un poema escrito por un funcionario oscuro de la Inquisición del que no sabemos con certeza ni los datos de su nacimiento ni de su muerte en España. Sabemos sí todas las tropelías que hizo en nuestras tierras. Dejándonos, como dice Rojas, “el nombre inmortal de una obra muerta”. Su escritura, mala imitación del chileno Alonso de Ercilla, es farragosa, ilegible, irresponsable, cuenta las cosas “más o menos”,  manda las medidas de la isla Martín García -para zanjar un problema limítrofe con Portugal- diciendo “a ojos vista de aquí para allá mide…” Corrupto, “chanta”, plagiario…, así  es el padre que nos nombra. Pero, por otra parte, aún no sé de otro país que tenga nombre dado por un poeta. Un poeta desastroso pero poeta al fin. Con Elsa Osorio, narradora de mi misma generación, nos planteamos más de una vez hacer el guión de una película histórica sobre Centenera. El problema es que sería un film de muy alto presupuesto. Pero a mí me parece interesante preguntarse si la “legendaria” riqueza de nuestro país, además de radicar en su ubérrima pampa húmeda, no está también en su inextinguible capacidad de leyenda…

          Respecto a Norah Lange, me llamó la atención la coyuntura histórica que le tocó como poeta. Algo de esto ya lo había señalado Beatriz Sarlo. Lange quiere pertenecer a la vanguardia prestigiosa y separarse del aplastante modelo de Alfonsina Storni, pero por otro lado está la figura gigantesca de Oliverio Girondo, y creo que no lo puede resolver desde el género poético, no encuentra espacio para un decir propio y acaba haciendo una excelente obra narrativa. En sus breves poemarios hay muestras de la gran escritora que será, muestras sueltas, poemas que vale la pena revisar, no digo todos, ella era muy joven, su plenitud se dio en la prosa, sin duda.

 

 

          6 – Dos décadas se cumplen de aquella muestra tuya de pintura: “Causas desaparecidas”.  ¿Qué tipo de pintura era? ¿Fue gratificante, o no lo fue y por eso no has reincidido? ¿Has seguido pintando?

 

          GP - La especialización en creatividad me llevó a practicar distintas posibilidades: bailar, cantar, pintar. Pero sólo me considero autorizada a enseñar escritura y muy relativamente. Guardo esas vertientes creativas como lugar de juego donde no hay una carrera profesional a la que responder; en esos sitios no siento la exigencia y los transito por puro placer. Pero en un momento la pintura creció y necesité detenerla, porque no podía llevar adelante dos carreras artísticas más la docencia. Los cuadros de esa muestra estaban dentro del informalismo, pero no todo lo que he pintado es así, creo que cuando tomo algunos elementos de la figuración mi pintura crece, se complejiza. Esa serie de la muestra nació en el taller de Eduardo Médici y no estaba en nuestros planes -ni míos ni de Eduardo- que se hiciera una muestra. Eso fue una casualidad que me sobrepasó y no sé si considero hoy una buena idea haber permitido que se muestren esos trabajos aún muy primitivos.

 

 

          7 y 8 – Se me ocurren dos preguntas. Una acerca del Encuentro Nacional de Escritoras, realizado en el Centro Cultural General San Martin y del que participaste en  el 2000. ¿En qué consistió?... La otra sobre el escritor y sus reflexiones sobre la escritura. Como sabemos, Graciela, hay autores más propensos a hablar de sí mismos, a divulgar en público sus hábitos y sus vicisitudes a la hora de enfrascarse en el trabajo, a confesar sus encontronazos con las limitaciones subjetivas y objetivas. Están aquellos que han escrito ensayos y aun libros íntegramente consagrados a revelar  –entre nosotros, uno de los poetas que me entusiasman: Darío Canton- la intimidad cotidiana. Y están los que optan por no ofrecer pistas. ¿Qué escritores  te enseñaron más, en este sentido, a través de sus análisis, y de sus declaraciones en reportajes o conferencias o mesas de debate?

 

          GP - Escritores que me hayan enseñado desde su actitud, seguramente muchos; ahora, que yo haya aprendido, es otra cosa. Siento que una nunca sabe lo que tiene que hacer, ¿no? Qué tiene que decir, qué espera el lector, qué puede serle útil. Esto es un oficio y a la vez no es un oficio, porque no cuenta con ninguna de las certezas de un oficio. Aquí nada es preciso, taxativo.

          Lo que sí quiero comentar es que a lo largo del proceso de esta entrevista me llama poderosamente la atención todo lo que he olvidado. Me preguntabas por allí acerca del Congreso de Escritoras en el año 2000, por ejemplo, y me vuelven fogonazos. Me vuelve y ni siquiera  estoy segura de que fuera esa vez que la escuché, la voz de Graciela Safranchick leyendo un texto que me volvió loca y nunca tuve oportunidad de decírselo; después busqué obra de ella pero encontré muy poco. Me acuerdo casi sólo eso… Entonces, una tiene que creer que lo vivido permanece de alguna manera, que aunque no me acuerde, las personas, los libros que leí (y hay tantos que no recuerdo en lo más mínimo), los acontecimientos están constituyéndote y que lo que dejaron es igual de valioso como inhallable, irrepetible. Una debe hacer profesión de fe y entregar su vida como puede, que es viviéndola.

          ¿Vos sabés que desde hace dos años me reúno con poetas en encuentros mensuales que llamamos Casa Abierta? Bueno, en uno de los últimos, gracias a un texto que leyó Alejandro Archain, un poema suyo muy bueno que habla de huellas en el pasto que le sirven al otro para caminar;  gracias a eso, me acordé de una cita de Luis Felipe Noé, creo que de la “Antiestética”, que dice más o menos así: para el artista lo importante es el camino, ese camino se hace con obras. Las obras, dice Yuyo Noé, son en realidad las huellas del andar y resultan importantes para los otros, mucho más que para el artista mismo. ¿Se entiende a dónde voy? Yo te puedo contar más o menos lo que me acuerdo, lo que registré y siempre es mínimo; pero el sentido de lo que te cuento está en mañana, en lo que vamos a hacer, en seguir andando. ¿Estas huellas que voy dejando lo quiera o no, alguien las va a seguir? ¿Señalarán algún destino? ¿Aliviarán una búsqueda?  No sé. Sólo mañana sabremos si tuvo sentido hacer esta entrevista.

          Y me preguntabas por entrevistadores que recuerde...; y,  la uruguaya María Esther Gilio, esos reportajes publicados en la revista “Crisis” eran deliciosos; y otro material excelente: los tomos de “Confesiones de escritores”, editados por El Ateneo, recopilaciones de artículos  de “Paris Review”.

 

           9 – “En este rincón” el romántico concepto de la “inspiración” para escribir (las Musas, “el espíritu”); y “en este otro rincón” Edgar Allan Poe, Plinio, Camilo José Cela, Uslar Pietri, o William Faulkner y su “He oído hablar de ella, pero nunca la he visto.” Los púgiles, cada uno en su rincón: los hemos presentado. ¿Por cuál te inclinás? O, ¿con quién más te identificás? ¿Adscribís a…?

 

          GP - Vos estás hablando de distintos personajes internos que intervienen en el acto creativo (y aquí sigo a Martínez Bouquet con su esquema de los seis personajes de la creatividad). Todos esos personajes son necesarios. Hay uno que es el que escribe, que a veces se conecta con el personaje del deseante y cuando ocurre eso, la persona no puede dejar de escribir,  no  le importa no ser Borges, ni Cervantes. Escribe, escribe, se devora el papel. Pero en el mejor de los casos esa fiebre pasa, si no las obras no tendrían límites (y cuando sucede es una “patología” grave). Cuando pasa, una examina el resultado sobre el papel y descarta, a veces todo, a veces salva un verso o un poco más y comienza el trabajo del personaje enemigo que se conecta con el amigo y entre ambos trabajan, corrigen, reflexionan. Hay otros modos de escritura, por ejemplo, vos estás leyendo y se te ocurre que ahí hay algo que te interesa, algo desde el pensamiento, una ocurrencia teórica, tomás notas, investigás. Puede pasar que en el proceso se desate el deseante y arranquemos de nuevo, pero también puede que no suceda y sea sólo un proyecto inteligente pero sin fuerza. ¿Por qué no tiene fuerza? Porque nació de un modo exclusivamente teórico, programático, racional. Y esto es así: cuando empezás con el deseo (la inspiración) después podés podar,  pero cuando empezás desde lo programático y sin entraña es muy difícil insuflar en segunda instancia ese desborde del impulso. Este es el problema más común que se me presentaba en el taller con las personas que venían de la Carrera de Letras. El crítico era tan fuerte que siempre le ganaba al deseo…, y cuando la crítica ya interviene limitando la gestación, la escritura no resulta vigorosa, generalmente se observa eso. Es como intentar educar un feto dándole palmadas, lo más probable será que abortes o que nazca deformado. Primero la criatura tiene que nacer. Cuando se inicia con un excesivo nivel de crítica, de inseguridad, de dudas, el camino es riesgoso. Al comenzar es bueno un poco de descontrol, hay que sentirse potente, entusiasmada, infinita y acto seguido decaer y ver la realidad de lo que quedó. En el medio, un sinfín de variantes, de consultas, de búsquedas, pero el sueño inicial ayuda y desespera porque una sabe que se acaba y hay que releer y enfrentarse a la verdad.

 

           10 - El argentino Rafael Freda, para la edición de su poemario “Mundo tenaz” (sonetos) (Alicia Gallegos Editora, Buenos Aires, 1993), concibió un Estudio Preliminar de 24 páginas, interesantísimo (como el propio poemario lo es). Entresaco lo siguiente: “Adoptar un lenguaje poético es lo tradicional; probar a ver qué pasa es experimentar. Tomar lo aceptado e introducirle elementos inesperados es innovar”; “Me gusta imitar. Reconozco mis fuentes. Prefiero el verso medido al verso libre, el verso rimado al verso libre, el verso suelto al verso libre”; “No rechazo la irracionalidad; pero quiero que mi poesía tenga por qués, para compensar las sinrazones de las que se nutre”; “El estudio preliminar lo escribí para que este libro imitara a los libros de texto”; “La poesía agoniza sin lectores, y cada vez hay menos lectores de poesía”. ¿Añadirías, refutarías, comentarías (a sabiendas de que al entresacar, retiré los contextos o escenografía)?

 

          GP - La poesía no agoniza nada. En todo caso, lo que agoniza en nuestro país es la política cultural.  No hay gestores culturales o hay muy pocos,  hablo especialmente a nivel institucional, y sobre todo escasean gestores que se ocupen del género poético.

           Para contestarte necesito considerar algunas características de este momento histórico. Creo que el neoliberalismo se ha introducido con fuerza en los comportamientos sociales y el mundo de la poesía no es ajeno al fenómeno. Algunas características neoliberales son el no respeto por el trabajo, la incentivación de la competencia, el individualismo a ultranza. Entonces respecto de la valoración del trabajo poético, a mí me puede gustar esta propuesta y no aquélla, eso es válido y siempre ha sido así, pero cuando una persona sostiene una vocación durante años con un trabajo entusiasta, con obra, con estudio, con lecturas, ese trabajo debe ser respetado.

          La poesía no va a morir si nosotros no la matamos. Pero, ¿le damos vida suficiente? La vida surge y se promueve en la reunión de lo diverso. Una gran riqueza literaria no puede provenir de un grupito de personas y de una o dos poéticas nada más, de actitudes sectarias en extremo. Mucho menos en un país como el nuestro con complejidad de regiones muy diferentes entre sí.

           Por otra parte, la política cultural no debe estar limitada por las miserias de la política partidaria. Hay que diseñarla como política de estado y sostenerla en el tiempo. Y es muy poco lo que hay: pocos concursos, pocos subsidios, poca difusión. También ante la escasez, la competencia se vuelve feroz. Y la competencia entre nosotros no va a mejorar las condiciones de la producción cultural, ni la va a incrementar ni a difundir. Cada esfuerzo serio que se pierde nos debilita a todos.

          Es justo destacar el esfuerzo de los blogs de poesía. Ya hace una década o un poco más, algunos escritores, entonces muy jóvenes, empezaron a difundir mucha producción y a conectar a los poetas entre sí a través de la red, esta tarea continúa hoy (nombro a Alejandro Méndez, Selva Dipasquale, Valeria Cervero , Franco Castignani, María Belén Aguirre, de Tucumán,  y son muchos más, más de los que yo alcanzo a leer seriamente y con asiduidad). En la actualidad hay poetas de muy distintas  generaciones trabajando en blogs para difundir  nuestra poesía y la extranjera, a veces con traducciones propias. Como es el caso de Jorge Aulicino, que siempre propone versiones nuevas de poemas clásicos y contemporáneos, o los sitios de poetas como María del Carmen Colombo, Irene Gruss,  Marcelo Leites, Gustavo Tisocco, Catalina Boccardo; son incontables. Esperemos que este empeño no se debilite a futuro. Porque eso es lo que se ve, que muchas veces el entusiasmo decae porque al ser escaso el apoyo desde lugares institucionales, entonces los proyectos dispersos por todo el país, de blogs, de ciclos, de festivales, no encuentran algo que los aglutine, que los interconecte, que los ayude a sedimentar y  perfeccionarse con el paso de los años. Es una pena que no haya prosperado el proyecto de Casa de la Poesía, como la Casa de Poesía Silva, de Colombia. Nosotros tuvimos distintos intentos pero lo cierto es que la Biblioteca, la única especializada en poesía, que tuviera como sede la Casa de Evaristo Carriego en la calle Honduras, hoy desafortunadamente está cerrada, y no contamos con una Casa de Poesía ni en el Gobierno de la Ciudad ni en el Nacional. Tampoco sé en qué quedó el esfuerzo de montar un Museo de la Poesía en la casa de Lafinur en la provincia de San Luis. El Museo se hizo, pero ignoro qué trascendencia ha conseguido. En general, creo que ni siquiera se sabe que el Museo existe.

          De repente aparecen algunas excepciones como la creación del Premio Rosa de Cobre a la Trayectoria Poética, una iniciativa reciente de la Biblioteca Nacional, que esperemos continúe. Pero la riqueza de nuestro movimiento poético actual, que es enorme,  merece mucha más atención y cuidado de los existentes.

 

 (1)     Milagros King,  Libros de Tierra Firme (editorial del fallecido poeta argentino José Luis Mangieri), Buenos Aires, 2006.

 

 

Graciela Perosio selecciona para esta entrevista, en abril de 2014, seis poemas de su autoría:

 

 

LLUVIA

 

Estoy oyendo llover. Y me desintegro, pierdo las formas que me limitan para diluirme en el agua. Estoy lloviendo y choco estrepitosamente contra el alero del quincho y me resbalo por las canaletas, me filtro en el jardín, arrastro la tierra de las barranquitas, me encharco en los desagües. Asumo tantos ruidos diferentes, colores, transparencias. Chorreo, goteo. Golpeteo contra las aplanadas hojas del filodendro y salpico los vidrios. Me enfurezco en los techos buscando sus fallas, sus grietas escondidas. 
Yo no puedo dejar de llover. La sensatez indica el intento de cimentarse en una casa. Una casa acogedora, de grandes ventanales con prudentes y castas persianas, con avizores cerrojos nocturnos. Pero no puedo abandonar la intemperie, no ser lluvia. Lluvia. Desordenada lluvia que no admite forma global, que está y no está en la gota, en el canto, en la nube, que forma napas y alimenta ríos pero no está ni en lo uno ni en lo otro. 
Soy la que se derrama, se regala, penetra, fertiliza, moja, empapa, limpia o ensucia, según. 
Sólo sé caer, desparramarme, deslizarme y permanezco únicamente en el oído de los hombres como una música de orígenes que los empuja hacia dentro de su corazón en busca de un techo no existe para mí, que soy la lluvia, la que está fuera. Deshilvanada, deshilachada, descabellada, desnuda. La que está fuera llorando su exilio. 

 

(De “ Del luminoso error”  (1982))

 

 

 

Brechas del Muro

                                                                                      para Beatriz, con el amor viejo

 

                                                                                                              “es mero muro es mudo mira muere”

                                                                                                                                     Alejandra Pizarnick  

 

       

es muro    un mero muro    un muro  para morir  un muro               

mudo es miedo mudo de la muerte    

muerdo el muro   el muro miente   MIERDA el muro

                                                           muro de muerte

siento el musgo del muro el mero musgo muelo mi mente

contra el muro  el muro es un muelle que se hunde en

oscuros mares  mero musgo  mero musgo del muro para mi

muerte Mierda 

          es muro es mero muro es mudo mira muere

la vida por los amigos   di la vida   di mi muerte

mi mera muerte   mi mera vida contra el muro contra el

muro siempre

          mira es mero muro   mira   el muro muere

 

 (De “Brechas del muro”  (1986))

 

*

    

sol edad es el tiempo que nos queda

soles que viajan solos rigiendo

en tristes centros sistemas planetarios

llamaradas de vos destruyen las voces

estallan la palabra y el encuentro

mientras la vida va y va y va.

 

   (De “La varita del mago” (1990))

 

 

 

 IV

 noche

 

 

quedóse exhausto el mar que tanto bufó el viento.

una desmesurada noche disemina ecos de fukuyama.

y tu voz, un susurro en la espuma del mar,

batiendo , sin embargo, duramente.

 

el único problema ideológico,

verdaderamente serio

que nos queda por debatir,

es la muerte.

pensar, legislar, engendrar

desde su perfil estricto.

pero ¿qué si desvanecemos el luto?

¿qué si disfrazamos la obra

del dibujante eximio en nuestro rostro?

¿qué podrá saber quien no empuñe

-como triunfante bandera por la vida-

la epifanía del ritmo de la disolución?

tu sabia disolución te hará invencible.

honra, pacientemente,

la sacralidad del instante

y el milagro austero de la precariedad,

ardua llave del arte,

que siempre, aunque te abrume,

es la orfebrería de lo mínimo.

contracara del poder.

en fin, hija

esa hendidura leve

 

del escueto diálogo

con la más fiel de las amantes.

 

 (De “La vida espera” (1995) )

 

 

*

 

 Caudaloso río iluminado por enervante sol del desierto se revuelca y me revuelca de olas de juncos de algas de arco iris de barro y remolino burbujas caracoles movimiento la forma de las formas se perfila crece crecen plateados peces translúcidos almibarados crustáceos del inicio quelonios pétreos escondidos vamos hacia la orilla desbordada vamos venimos nos golpeamos recalamos y nuevamente una potencia nos arranca nos lleva nos deshace nos hace nos renueva nos forma y nos deforma vamos a un tobogán túnel de limo subimos rodamos más allá no se detiene marcha al galope el río desbocado marcha en torrentes corre y se abre se abre y abraza al mar al mar al que se vierte hacia él nos vence nos envía burbujas remolinos olas que se van aquietando se deslizan por la arena de plata de diamante de bronce de corales madreperla infinita la playa disemina y en ella la silueta apenas pura luz que descarta con suaves movimientos de medusa con espasmódicos ritmos de delfines la bella hija de Urano la Dorada está naciendo ved del proceloso océano el espejismo de horizonte invulnerable y trae el regalo el don que ha de otorgarnos el erótico sexo que define al ser que llegará y habrá de amarla

                                                           victoriosa por siempre la divina Afrodita

 

  (De  “Regreso a la fuente” (2005))

 

 

 

*

 

Para disfrutar enero en Buenos Aires,

a pesar del calor subtropical,

conviene que aguces el oído.

Hay mucho menos tránsito,

menos ruido.

Y eso permite leer

en los balcones con la fresca.

Pasear por el parque de Palermo

sintiendo que es un parque.

Si prestas atención,

en algún momento cierto,

descubrirás un par de cardenales,

buscándose comida

a los saltitos por el pasto.

Puede que la suerte te sonría

y veas también algún pichón,

generalmente el penacho aún no es rojo rubí

sino sepia o ladrillo,

después pareciera que el color

virara hacia la sangre.

Te recomiendo, además,

que entres al Rosedal y hacia la isla:

hay pocas garzas blancas,

sólo algunas volando cielo arriba,

muy lejos de la fronda,

pero, en compensación,

en enero, sólo entonces,

puede que descubras una sabacú

o tal vez una real, o una mora,

tienen alas gris verdoso

y sólo blanco el pecho,

pero una línea de tiza vibrante

les cruza la cabeza negra,

mira con cuidado entre las ramas

porque estando quietas

se funden con el árbol.

También hay un arbusto

de hojas ovales y brillantes

de un verde muy oscuro,

almenado de flores blancas por decenas,

parecen gardenias con pocos pétalos,

y completamente abiertos

como margaritas,

eso sí, sin aroma.

Búscalo con el busto de Darío,

en el jardín de los poetas,

no podés confundirte,

la planta lo rodea en homenaje.

La última recomendación es culinaria:

a mediados del mes

aparecen las ciruelas Santa Rosa

en sazón y son una delicia,

aprovéchalas,

suelen durar una o dos semanas

y desaparecen hasta el año próximo.

No sé si las exportan o qué

sucede pero presta atención,

no hay postre que se iguale.

Y sobre todo recuerda:

apunta con tus ojos hacia el cielo,

la luz es una gloria a cualquier hora.

Con tiempo despejado o entre  nubes

y aún por las noches

el aire flota tan dulce…

que casi las ciruelas se imaginan.

 (De  Balandro”  (2014))

 

***

en la ciudad de Buenos Aires, Graciela Perosio y R. R., abril 2014.

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publicado por islanegra a las 17:33 · 2 Comentarios  ·  Recomendar
 
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