SINIESTRA
Es difícil precisar cual es la diferencia entre la realidad
y la ficción si en ambas existen la verdad y la mentira.
El problema es descubrir quién y qué poder las define
y las pone en movimiento
Era el 17 de septiembre de 1974, mes de los huracanes. Choloma es
destruida por el Fifí, con el impacto dramático de siete mil muertos.
La jornada de Manuel casi había concluido. El atardecer estaba nublado
y empezaba a dormirse en el comienzo de la noche, cuando alguien tocó
a la puerta de aquella choza de bahareque. Luego escuchó un grito:
¡Salven a mi hija!. Manuel abrió la puerta y vio a una mujer
desvalida que aparentaba estar más enferma que la tierna que cargaba
en sus brazos. “¡Doctorcito, por favor, atienda a mi hija que es la
única que tengo, pues mis cinco hijos fueron devorados por el
huracán!”.
Después de examinar a la niña Manuel dirigió una mirada piadosa a la
mujer y, luego de una breve pausa, le dijo: “usted se parece a la
campesina de la aldea La Jutosa” Ella respondió, “sí, soy María
Cicumba. Doctorcito por favor dígame cómo está mi tierna…”; y
mientras hablaba de manera entrecortada y con la respiración
acelerada, se desmayaba en la silla. Manuel con la ayuda de Eva
traslado a María Cicumba a la banca, como cama. Una mochila, varios
libros y una almohada sirvieron de respaldo para mejorar la
respiración…
La hidrataron con una bebida a base de agua, azúcar, gotas de limón y
una pizca de sal a lo cual se sumó la medicina del cariño. Sin
embargo, la situación era crítica; estaba sudorosa, febril,
delirante y pálida. El médico la examinó y auscultó los pulmones. El
diagnostico fue neumonía severa y anemia por desnutrición.
“He caminado tres leguas, agregó María, sólo el amor a mi hija me ha
dado las fuerzas necesarias para poder llegar a este lugar; sé que
me voy a morir pronto; vine porque tengo confianza en usted y siempre
lo recuerdo con gratitud por la solidaridad que nos brindó. Cuando
tenía dos meses de embarazo de esta niña, las fuerzas militares nos
desalojaron en forma violenta. Seis compañeros fueron heridos de
gravedad; uno de ellos era el padre de mis hijos, se llamaba Pedro
Cabañas; usted debe recordarlo…”
Con mucha dificultad, continuó su relato: “He sufrido como viuda y
como ser desamparado que miró ahogarse a sus cinco hijos sin poder
salvarlos. Visité todas las fosas, observé centenares de muertos
amontonados y no pude encontrar los cadáveres de mis tres niñas y mis
dos niños… Regresé a la calle sin casa ni hogar y no pude comprar ni
una candela para rezarles una oración; ahora sólo esta niña es mi
esperanza…
“Llegué a esta clínica y a pesar de mi gravedad me siento más
tranquila porque usted es la única persona en quien puedo dejar mi
testamento de sufrimiento, que es mi hijita que ahora tiene en sus
brazos. Ella estará tranquila y bien protegida por usted…
“Le dejo a este tesoro con la condición que me jure ante Dios y ante
Eva, su enfermera, que usted le pondrá el nombre de “Siniestra”. La
razón de este nombre es porque su nacimiento ocurrió durante el
siniestro huracán… y con la promesa de no cambiarle de nombre para que
ella recuerde que debe ser generosa y solidaria con las personas
humildes”.
“María Cicum, ahora debe reposar”, Le dijo Manuel.
“Perdone doctor, pero me llamo María Cicumba, mi primer nombre por
mi madre, que fue dirigente campesina, y llevo el apellido de mi
padre quien era antepasado del héroe indígena Cicumba, mártir
fusilado por el colonizador Pedro de Alvarado. Tengo por origen la
sangre de los rebeldes… Júreme doctor que recibirá a mi hija y le
pondrá el nombre de Siniestra”.
La enfermera le dirigió la mirada a Manuel y él asintió con la cabeza,
en señal de cumplir la promesa: “Ese nombre -expresó el doctor- no
es adecuado para una niña tan linda”… Pero María Cicumba insistió:
“Es para que nunca olvide a los pobres”.
Al día siguiente María Cicumba expiró. No había ataúdes y los vecinos
la envolvieron en un petate para enterrarla en un lugar lejos de las
aguas que inundaban Choloma.
Decidido a cumplir su promesa, y siguiendo la tradición, Manuel fue
donde el párroco a bautizar a la niña. Al escuchar la palabra
“Siniestra”, el cura hizo el gesto de rechazo y se negó a
bautizarla... Muy pronto corrió el rumor en el pueblo de que la niña
era diabólica, porque se le había negado la bendición bautismal.
El Alcalde de Choloma, no obstante el haber mostrado su desacuerdo
con el nombre tuvo que registrarla a regañadientes, como era su
obligación y la de entregarle a Manuel la certificación de nacimiento
como hija de Manuel Campos y Hortensia Ríos de Campos.
Desde muy niña Siniestra había mostrado sensibilidad y ternura hacia
las personas humildes. Sus padres adoptivos se trasladaron a
Tegucigalpa y no fue informada de que era hija adoptiva ni sobre el
origen real de sus padres.
No obstante de ser sus padres cariñosos, confrontaba la hostilidad de
sus compañeros escolares, quienes se burlaban con frecuencia acerca de
su fatídico nombre. En el marco de aquella hostilidad, con el tiempo,
fue generando rechazo por sus padres a quienes culpaba de llevar ese
nombre que aborrecía tanto y que tantos males le acarreaba aun siendo
tan joven…
Se convirtió en una lectora incansable y de asimilación productiva. A
través de sus reflexiones llegó a la conclusión de que debía estudiar
la carrera del derecho con el fin de encontrar los mecanismos legales
necesarios para poder cambiar su nombre. Fue brillante en el Escuela
de Derecho y al determinar que no podía cambiar legalmente su nombre,
se bautizó en la iglesia católica con el nombre de “Bendita”. En los
documentos legales aparecía con la firma Bendita S. Campos y Ríos.
Los estudios jurídicos le enseñaron que si bien no podría cambiarse
el nombre a las personas naturales; lo contrario ocurría con las
personas jurídicas tales como las empresas extranjeras que en forma
usual cambian de nombre o dueño para evadir responsabilidades fiscales
y derechos laborales.
El haber sido alumna brillante en Derecho Mercantil y profesional
trilingüe: dominio del español, inglés y francés, le permitió ser
nombrada asesora legal de la empresa minera Oro Corporativo de
Canadá. Pertenecía a la élite de la excelencia académica cuya ética es
la protección de la propiedad privada y la defensa a toda costa los
derechos de su cliente, aun cuando estaba muy bien informada de los
sobornos y manipulación de las mineras hacia funcionarios del Estado
para lograr los objetivos de aumentar la acumulación de las riquezas,
sin importar los daños ambientales y a la salud humana.
El resentimiento contra Manuel y el alejamiento con Hortensia se
había acentuado por el desacuerdo que tenían sus padres adoptivos
sobre el trabajo de ella a favor de la industria extractiva minera.
Sin embargo, Siniestra mantenía contacto con Eva, la enfermera que
trabajó con Manuel. Por eso no le fue extraño que, cuando se
encontraba preparando la propuesta de la nueva Ley de Minería que
sería consensuada entre Oro Corporativo y los diputados del Congreso,
recibió una llamada de emergencia, de Eva quien estaba muy enferma y
deseaba conversar con ella antes de morir.
Siniestra se desplazó inmediatamente al hospital del Seguro Social.
Eva estaba ansiosa y expresó: “sólo cuando uno presiente la muerte es
capaz de contar los secretos, para que la verdad no quede enterrada.
La agonía sirve para liberar la verdad reprimida… Tu padre Manuel es
un ser especial y de quien estuve enamorada toda mi vida sin poder
decirlo nunca por respeto a él y a su familia. Pero tienes que saber
que no es tu padre verdadero, ni tu madre es Hortensia… Tu madre fue
María Cicumba, líder campesina cuyos ancestros provienen del héroe
Cicumba que fue fusilado en Choloma, por los colonizadores. Naciste en
tiempo del siniestro Huracán Fifí y tu verdadero padre murió
asesinado por militares que cuidaban los intereses de las empresas
bananeras y mineras. Manuel ha sido el médico de los pobres y
explotados y su militante misericordia le hizo adoptarte...
El nombre “Siniestra” te fue dado por designio de tu madre quien dijo
que deberías llevarlo para que no olvidaras tu origen y lo siniestro
que es el sistema capitalista…
Siniestra lloró profundamente. Beso la frente de Eva y la abrazó... La
verdad es siempre solidaria con el sufrimiento. El comienzo del camino
de la justicia principia y termina con la verdad.
La propuesta de la nueva Ley Minera y el desarrollo de la estrategia
persuasiva con los diputados, altos funcionarios del Estado y la
opinión pública requería de la manipulación mediática por medio de la
cual se ofrecía trabajo, riqueza y desarrollo a las comunidades.
Siniestra recogió las opiniones; hizo el memorándum respectivo; y como
funcionaria de máxima confianza de la Corporación, fue designada para
representar a la empresa en el Congreso de la República de Honduras.
Cuando llegó al Congreso, ataviada con: aretes,, anillos, pulseras y
un collar del cual pendía el Cristo de Oro fue reconocida su
acreditación como vocera de la minera Corporación de Oro… Tuvo,
entonces, puerta abierta y la oportunidad de hablar ante los
diputados, antes de ser aprobada la nueva ley de minería. Llena de
una seguridad nunca antes sentida, dirigió la mirada a cada uno de los
presentes como si su alocución habría de ser para él o para ella
especialmente. He aquí su histórico discurso.
“Honorables Junta Directiva y Honorables Diputados y Diputadas:
“Al analizar la historia de Honduras me di cuenta de que desde la
colonia hasta el siglo XXI estuvimos siendo depredados como pueblo
minero. A pesar de los quinientos años de explotación minera, nunca se
formaron a nivel nacional técnicos ni profesionales en este campo.
“Las huellas históricas de la industria extractiva minera están en
los huecos , cuevas antiguas, ríos contaminados de plomo, arsénico,
cadmio, mercurio y drenajes ácidos que retroalimentan la liberación
de metales pesados por más de un siglo; pueblos desaparecidos,
cuerpos humanos enfermos; mayores desastres de los huracanes,
tormentas tropicales , inundaciones y fenómenos sísmicos…
“Visité todo el país y otras naciones. Observé detenidamente si las
empresas mineras son responsables y sostenibles. Pasé, en nuestro
país, por el lago de Yojoa y el río que el pueblo ha denominado “Río
cianuro”, donde existe una mina subterránea que contamina el lago.
Viajé a Copán, Ocotepeque, Comayagua, La Paz, Santa Bárbara, El Sur,
Tocoa , Olancho, el Valle de Siria, Agalteca, Valle de Ángeles y
comprobé que, de cada 100 kilómetros del territorio hondureño,
¡treinta están ocupados por las concesiones mineras!
“Mis observaciones me condujeron a pensar que el Banco Mundial, el
Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo,
cuyos discursos siempre se refieren a la reducción de la pobreza y
al apoyo a la mujer y a la niñez, son también responsables de la
depredación ambiental y de las enfermedades de las mujeres; porque
nosotras, aunque no trabajemos en la minería, somos las que utilizamos
el agua, que es la más afectada tanto en su cantidad como calidad,
por la industria extractiva minera… ¡Entonces empecé a preguntarme si
un país de desnutridos puede comerse el oro para mejorar su salud!
“El desarrollo tecnológico siempre ha estado en función de la tasa de
ganancia, o de la violencia e incluso de la guerra. El procedimiento
extractivo a cielo abierto a base de cianuro es uno de los mejores
ejemplos porque tiene más bajo costo. Se emplea en los lugares donde
existe oro u otros metales en cantidades menores. Sin embargo es más
toxico para el ambiente porque produce la polución de las aguas,
envenena los suelos y hasta el aire y despoja de aguas, bosques y
territorios a las comunidades donde tiene la desgracia de asentar sus
siniestras operaciones…
“He estado en las negociaciones durante las cuales la empresa ha
ofrecido regalías, sobornos a ciertos alcaldes; a algunos diputados y
a altos funcionarios. Ha invertido millones en una estrategia de
comunicación y antes de excavar las montañas y derribar las rocas ha
excavado las conciencias y derribado todo principio moral para poner
una tecnología al servicio de la enfermedad y de la muerte, sin
menoscabo de aumentar la tasa de ganancia. Si en el año 2009 una onza
de oro costaba 400 dólares en el 2012, el valor excede a 1500
dólares... Sin embargo para extraer una onza se requieres 20 toneladas
de roca y 20 toneladas de sufrimiento. No hay duda de que las mineras
son sostenibles y responsables con ellas mismas pero no son
sustentables ni responsables con las generaciones presentes y futuras
de los seres humanos ni con la vida planetaria.
Mientras continuaba su discurso, con desprecio tiraba las joyas al
suelo y se despojada del elegante abrigo para quedarse con el vestido
de manta de una humilde campesina.
“Similar al desastre minero en Honduras -continuó- ha ocurrido en
México, en Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.
Cabe destacar que en El Carrizalillo, México, existe una acelerada
explotación minera que opera produciendo partos prematuros, abortos,
malformaciones congénitas y cáncer.
“Señores cancelemos esta farsa de la Nueva Ley que ha sido engendrada
en forma maligna por Oro Corporativo de Canadá, en alianza con
otras empresas estadounidenses, europeas, asiáticas… Sé que puedo ser
objeto de atentados e incluso de ser asesinada por este testimonio que
está basado en documentos, grabaciones y videos que saldrán a la luz
pública en caso de que algo siniestro llegue a sucederme...
“Aclaro que no me llamo Bendita, que llevo como nombre de pila. Mi
nombre a mucho orgullo es “Siniestra“, hija de dos líderes
campesinos: María Cicumba y Pedro Cabañas, sangre de mártires.
“Agradezco a Manuel y Hortensia, dos seres generosos que me adoptaron
y al final de cuentas fueron un ejemplo vivo de honestidad y
compromiso con los seres humanos…
“La nueva ley minera no se debe aprobar. ¡Es producto de la
corrupción y de la mentira! Para que conste en el Acta del Congreso
de esta fecha presento denuncia formal contra esta ley, que representa
al verdadero crimen contra los pueblos de la humanidad y del
planeta…
“¡Desde este momento renuncio a mi cargo de abogada de Oro Corporativo
y me sumo a la condena contra esta empresa, por parte del Tribunal de
Salud de los Pueblos que se celebró en San Miguel Ixtahuacán,
Guatemala, en el recién pasado mes de julio de este 2012; y me sumo
al Movimiento Mesoamericano contra la minería!…”
Al terminar su discurso se hizo sobre la Cámara un pesado y largo silencio.
Y de pronto, desde uno de los rincones donde se habían casi escondido
algunos diputados partidarios de Oro Corporativo, se escuchó de manera
clarísima, pese a haber sido dicho en voz baja y temblorosa:
“¡Ya nos jodió el negocio esta Bendita Siniestra!”...
Tegucigalpa, agosto de 2012.
Mes de la discusión de la siniestra Ley de Minería.