PABLO
NERUDA, SÍ. DEFINITIVO.
En 1904,el 12 de Julio nace en Parral,Ricardo
Eliécer Neftalí Reyes. En 1920 adopta definitivamente su seudónimo de Pablo
Neruda. Recorrer su azarosa vida y su múltiple obra es como poner a un niño con
un hacha de plástico ante un bosque de coníferas.. Creo que,como el otro Pablo,
se fue multiplicando en modos y situaciones, que para algunos discípulos,
confesos o no, fue la etapa definitiva del poeta. Pero Neruda como Picasso,
creaban de manera incesante y sus estilos eran como estaciones de provincia no
la estación terminal. Influenciado por Sabat Ercasty y otros, se va despojando
de estos modelos y a su vez, él se torna modélico de jóvenes poetas. En 1924
publica “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” y se puebla la poesía
hispánica de cuartetas alejandrinas de rima asonantada. Los sucesivos cambios
de Neruda recorren desde un neomodernismo, pasando por una versión
personalísima y lograda del surrealismo en “Residencia en la tierra” en
1932,aunque son poemas escritos entre 1925 y 1931; en 1937 publica “España en
el corazón”. En 1943 se hace una edición privada en México de “Canto General”;
y todavía en su poblada bibliografía deben mencionarse sus “Odas
elementales” y “Estravagario” que son
libros que pueden sentirse muy a gusto dentro de los antipoemas. Digo sí, a
Neruda, porque siempre ha habido y habrá iconoclastas que ven una barquita y no
el tumultuoso océano; gente que se detiene a negarlo porque defendió cosas que,
en su tiempo, parecían definitivas. Digo sí a Pablo Neruda porque escribió
libros para adolescentes y escribió libros enigmáticos, que, sólo con el tiempo
han ido desvelizándose y adquiriendo la magnitud que merecían. Y porque a decir
verdad:”Puedo escribir los versos más tristes esta noche”
ADDENDA
IMPRESCINDIBLE
Lo que vamos a hacer puede ser criticable.
Pero recuerdo que un gran poeta y narrador vasco Bernardo Atxaga, invitado a
leer sus poemas en una “sala amarilla” cuando se realizó la Muestra del Libro
Español en la estación de Afe, pues muy orondo leyó algunos de sus poemas y
después agregó señalando su autoría
poemas de quien esto escribe. Siempre he pensado que en un recital personal,uno
podría agregar algunos textos ajenos pero que dejan de serlo desde el momento
que alguien los lee. Darnauchans, nuestro insuperable trovador, ha expresado
que, desde el momento que canta un texto ajeno, ese texto pasa a pertenecerle,
como ocurrirá siempre que leamos o escuchemos algo que nos toque o conmueva. ¿Y
a qué viene tanto preludio? –pensarán algunos-. Pues porque en mi ponencia
sumaré el admirable texto del guatemalteco Luis Cardoza y Aragón (1904) que
dedicó a NERUDA
“Tel
qu’en Lui-meme en fin l’eternité lr change”
Stéphane
Mallarmé.
Nada de solemnes palabras, innecesarias
siempre. Ante la gloria tan pura, serían aún más livianas. Ante voz tan
legítima y profunda. Ante su impar trayectoria vital y poética.Nada altisonante
se requiere para subrayar su genio, la prodigalidad de su creación, la
excelencia de su conducta. Qué duelo el nuestro por el pueblo de Chile, por
Pablo Neruda. Hogueras con sus libros. Su voz, torre de armonía y luz
escarlata, sólo puede terminar con nuestro idioma.
Agobiado por la muerte de Pablo Neruda, no voy
a comentar ahora su poesía. Todos sabemos su magnitud. Todos sabemos la unidad
que hay en ella, en los primeros poemas como en los últimos. Tal unidad es la
de su vida: un creador y un patriota. Al morir, era el poeta más grande de su
tiempo.
En él sobresalen su entereza de hombre y su
genio de poeta. No los puedo separar. Quiero decir, Neruda no es sólo sus
libros. Su poesía es parte de Neruda, primera, suma y radical. Es asimismo
(¿cómo hablar en pasado?), su decisión y su minuciosa fraternidad popular. Esta
luz definitiva, es la propia de su obra.
Hay bizantinismos en los roedores que intentan
pellizcar su poesía. Es una y es grande. ¿Quién lo dudaría?. Comprendo las
preferencias. Yo exalto la unidad. Y la unidad del hombre y el poeta: rarísimo
esplendor supremo. Dejó una obra que jamás terminaremos de conocer. Vivió como
combatiente. Murió combatiendo. Qué vida consumada en la cúspide de las
creaciones más íntegras y de los más dignos anhelos. Un hombre no es sólo su
obra. Es lo que es.Neruda fue todo un hombre con obra espléndida.
Su influencia excede el punto de vista
estético. Hay que considerar su poesía en sus virtudes intrínsecas y más allá
de ellas: en su proyección que rebasa tal juicio y le otorga la dimensión que
contiene los sentidos más nobles de la vida. Neruda es una época por sí solo.
Amo su potencialidad en la ternura y en la
diatriba, en la descripción o la síntesis de una visión, de un indecible estado
de ánimo. Al cantar la cebolla o el alambre de púas. En su pesadumbre por la
muerte de Silvestre Revueltas, en los poemas de su tenaz amor a España, a
nuestro pueblos en Canto General.
Amo su arrollador caudal amazónico. Su vía
láctea con raudales luminosos y sombras vehementes.
Amo su identificación raigal de lo que fue
como hombre con su poesía.
Amo en él esta unidad hermosa y central y
telúrica, por sobre todas las cosas.
Amo su amor a la libertad, a la paz. Su lucha
solidaria porque el Nuevo Mundo sea un mundo nuevo.
Amo lo dilatado de su creación, no sólo por
oceánica sino por la diversidad que explica la áurea coherencia de su obra.
Amo la fecundidad que no siempre es extensión.
Sino la imposibilidad de agotar una obra, aunque sea muy breve.
Amo esa plétora en su obra pródiga y
prodigiosa.
Amo sus constelaciones, sus montañas de
hojarasca, la incesante pureza de su exacta voz sin bridas.
Amo la sinceridad de su canto a Stalin, como
amo su poesía desolada e impaciente, como “Tango del viudo”Amo su “impureza”,
sus faros de esperanza y estiércol, de júbilos y pórfidos. La anchura de su
redonda voz cenital.
Amo sus fálicas y castas Residencias. Todos
sus libros.
Porque en ellos el acento es siempre acerado y
trémulo.
Amo su sencillez oscura, su cósmica
sensualidad, su glotonería celeste, su solar complejidad.
Amo su firmeza de siempre, en todo y para
todos.
Amo su definición y el asombroso poder
imaginante de su poesía. Su canto llano y sus jeroglíficos precolombinos.
Amo su ira fulminante, su sonrisa de agua
perpleja, su balbucir atropellado o su directa pasión sin litorales.
Amo su pan moreno, su espada de arcángel, su
granito y su espuma, el caballo verde de su poesía y su rosa de amante.
Amo su hablar lento de boa constrictora, el
adánico fervor felino de su mundo siempre amaneciendo.
Amo su desmesura y la geometría de sus
cristales.
Amo a Whitman en el norte, a Neruda autral.
Luis
Cardoza y ARAGÓN.
24
DE SEPTIEMBRE. 1973.
Retomo el habla. (Es mío el saque): Pablo
Neruda,
Papa-madre de la poesía, camote dulcísimo del
sexo,
Es verdad que otros decires me sedujeron.
Pero puedes estar seguro que una pequeña
caleta de mi corazón guarda los últimos maderos que no pudiste tallar a fondo.
Guardo los cinco kilos de tus poemas
Como si fueran oro.
Washington
Benavides
9
de marzo del 2003. Montevideo.