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10 de Junio, 2015
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El Centro de Estudios Vallejianos, la Embajada del Reino de Tailandia en el Perú y el Instituto Raúl Porras Barrenechea tienen el agrado de invitarlos a la presentación de Antología poética de César Vallejo. Este libro, en edición bilingüe tailandés-español, se ha publicado con motivo de la celebración de los 50 años de la relaciones diplomáticos entre el país asiático y el Perú. El evento contará con la presencia de la Dra. Pasuree Luesakul, directora del Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Chulalongkorn (Bangkok), quien tuvo a su cargo la edición y revisión del libro. Asimismo, en el evento participarán el investigador Jorge Kishimoto, miembro del Centro de Estudios Vallejianos y el embajador del Reino de Tailandia, Ruengdej Mahasaranond. La cita es en el Instituto Raúl Porras Barrenechea (calle Narciso de la Colina 398, Miraflores) el jueves 11 de junio a las 7:30 p. m.
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27 de Enero, 2015
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Participarán 106 poetas, de los cuales nueve
(09) son extranjeros, sesenta (60) nacionales y cuarenta (40) cusqueños. Los principales invitados son los poetas Ambar
Past, Arturo Corcuera, Ana Bertha Vizcarra, Gloria Dávila, Rosina Valcárcel,
Dida Aguirre, Gloria Mendoza, Leoncio
Luque, Giovanna Pollarollo, William Hurtado, Alfredo Herrera, Luzgardo Medina y
Carlos “El chino” Velasquez entre otros.
Se realizará en el Auditorio de la
Casa Garcilaso de la Vega, del 28 al 31 de enero. “Enero en la Palabra” es un evento que desde
hace diecinueve años brinda a la ciudad del Cusco un espacio de poesía,
intercambio cultural y artístico. La próxima edición de este festival, -que se
realizará del 28 al 31 de enero, en el Auditorio de la Casa del Inca Garcilaso
de la Vega-, se le ha denominado “En el hemisferio femenino” ya que tendrá como
eje central la reflexión de la femineidad, la mujer y su expresión poética en
nuestro continente. Enero en la Palabra 2015 tendrá una serie de
actividades como: recitales de poesía, presentaciones de libros, conferencias,
coloquios, video arte, festival editorial, intervenciones en la ciudad y el
campo. Contará con la participación de ciento seis
(106) poetas, de los cuales nueve (09) son extranjeros, sesenta (60) nacionales
y cuarenta (40) cusqueños. Los principales invitados son los poetas Ambar Past
(México), Claudio Archubi (Argentina), Héctor Hernández (Chile), Arturo
Corcuera (Lima), Ana Bertha Vizcarra, Giovanna Pollarollo (Lima), William
Hurtado, Luzdgardo Medina, entre otros. Este importante festival se inaugurará el día
28 de enero a las 10:00 de la mañana en el pórtico de la Casa del Inca
Garcilaso de la Vega, con una conferencia de prensa en la cual se presentará el
programa general del evento y, además, se dará inicio al Festival Editorial
“Lenguas y nudos del Perú”. Enero en la Palabra 2015 está organizado por el
colectivo Enero en la Palabra que agrupa a los poetas fundadores y anteriores
organizadores de este festival. Congrega el apoyo y el aporte de instituciones
públicas y privadas como el Ministerio de Cultura Cusco, el Alianza Francesa,
la Asociación Peruana ATD Cuarto Mundo, Sipas Wayna, Aldea Yanapay y el Ukukus
Bar Cultural. Un poco de historia
“Enero en la Palabra” es un festival cusqueño
de poesía que se originó en 1996. Estuvo organizado por un grupo de poetas
jóvenes agrupados en distintos colectivos como “Roca X”, “Rastros” y “Miembros
dispersos del poeta”.
Año tras año este festival ha crecido y ha
tomado un espíritu independiente, creativo, que se ha extendido a todo el sur
peruano. Actualmente convoca a poetas de Latinoamérica que coinciden en el
Ayllu y el Ayni en un contexto andino y contemporáneo.
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islanegra a las 08:27 · Sin comentarios
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22 de Septiembre, 2014
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Un legado familiar
Por Alfonso Mendoza Fernández
«El silencio era profundo y le aterraba Intento dar
amor donde había un barco ganadero sin rumbo bajo el azul lúgubre Intentó poner
orden donde no había orden Intentó ser
esposa y era una pálida muchacha piurana Intentó ser madre cuando la abuela
Susana murió en el hospital y ella tenía once años Intento ser mujer cuando era
la tímida flaquita de su hogar Intentó ser compañera y no se corrió de la
adversidad y expropió dinamita de la fábrica donde laboraba y voló lejos y
repartió volantes y tuvo orgullo y alegría al cantar La Internacional».
Con estas sentidas
líneas inicia Rosina Valcárcel su Poesía Reunida, una selección del conjunto de
su obra poética, obra que iniciara tempranamente, a poco de ingresar a San
Marcos, aun cuando había escrito ya «algunas letrillas» siendo todavía alumna
de secundaria en la G.U.E. Teresa González de Fanning.
Uno podría
preguntarse por qué Violeta y no Gustavo, ese padre «tan callado como el búho»,
luchador social y poeta laureado, aquel que «escribía sonetos excelsos y
cantares a los obreros», y que nos legara, al decir de Xavier Abril, una poesía
plena de «sentimientos puros y de sensaciones inéditas del color y de la
música». La respuesta nos la da, desde el pasado, Diego Rivera quien, al
conocer al poeta y a Violeta, exclamó: «¡con razón escribe así Ud., si tiene
por mujer a la poesía viva en ella!».
Rosina hereda se
sus padres la sensibilidad, el temple, el coraje, el compromiso social, el amor
a la cultura y esa voluntad de afirmación de sí misma que le ha permitido salir
airosa frente a los innumerables desafíos que le impuso la vida y entretejer,
con severa disciplina y formidable genio poético, los versos que hoy
comentamos.
Junto a sus padres
y hermanos Rosina vive, niña todavía, la agridulce experiencia del destierro.
En su hogar se nutre de experiencias profundas que marcarán definitivamente su
destino, al punto que sus primeros recuerdos son el sonido de un danzón en
México, los poemas transidos de dolor que escribía su padre y aquellos que en
voz alta leía Juan Gonzalo Rose. Música y poesía poblaron su mundo infantil,
como mágica compensación de las carencias materiales y la dureza del destierro.
Más tarde, ya en el Perú, sus estudios de Antropología y Literatura en la vieja
Casa de San Marcos, y el contacto con lo mejor de la intelectualidad peruana,
en una época de radicales cambios sociales, Rosina Valcárcel va delineando su
perfil de poeta y combatiente social, a la par que va construyendo sus poemas
con los materiales surgidos de su riquísimo mundo interior en tensión
permanente con los estímulos provenientes del entorno sociocultural en el que
se desarrolla su existencia. Al mismo tiempo, bajo la influencia de José María
Arguedas, se inclina con devoción a explorar nuestro pasado, consciente, como
bien anota Alexis de Tocqueville, que cuando ese pasado «deja de echar su luz
sobre el futuro, la mente del hombre vaga en la oscuridad». De esa inquietud nacería años después la
revista Kachkaniraqmi (que en quechua ayacuchano significa «a pesar de todo aún
somos, todavía existimos»).
Uno de los grandes
temas en la poética de Rosina es el del amor. Rosina ama intensa y
apasionadamente y ha conocido lo sublime y lo trágico de la experiencia
amorosa. En sus poemas seguimos el trazo de su fascinación por el ser amado, de
su espera ansiosa, de las delicias y de los sufrimientos del amor, de sus dudas
y temores, pero también de su infinita e irrenunciable capacidad de amar.
Julia Kristeva
escribe, con acierto, que el lenguaje amoroso es un vuelo de metáforas, que la
experiencia amorosa, de la cual —subraya—
sólo podemos hablar plenamente
desde la herida, es una espiral de sexualidad y de ideales entremezclados y que
cuando amamos no dejamos nunca de enfrentarnos a un cúmulo de contradicciones y
equivocaciones.
Y ¿qué nos dice
Rosina? Leamos:
Sólo el amor
Sólo el amor / Hace
/ Soportable / La existencia / A veces, palabrita, /
Ni el amor Ni nada. (C/f: Navíos)
Loca como los
pájaros
¿Cómo esconder mi
corazón turbado? / ¿Cómo arrancarlo? (…) ¿Por qué me
Falta lo que
anhelo? (…) ¿Por qué se niegan a calmar mis pesares?
(C/f: Loca como las
aves)
(A propósito en el
discurso de Sócrates la ascensión del alma enamorada es
Comparada con el
vuelo de un pájaro).
El último verso de
una historia de amor
¿Amé / sus
infinitos ojos de nogal? / No fue fácil esperarle clandestina /
Musitando a solas
en la puerta de un cine / Un añejo danzón / ¿Volverá
La tormenta de los
dioses? (…) Deploro su angelical silencio / Su miserable
Silencio triste (…)
Carta surrealista
El amor está en la
tierra. Sólo tu cuerpo y el mío, solos. Los astros palidecen al vernos… Adivino
claveles y violines en tu corazón negro. El mar de tu lengua y otra vez el
fuego. El río quiere apagar esta ola y no puede. Y estas ganas locas de ser
lluvia y deseo, verso marcado o triste melodía. La fuente y el sol penetran en
la penumbra, penetran entre mis piernas… Si volviéramos un instante, sólo un
instante, cuánto daría. Qué senda nos separó, qué confusa senda…
(C/f: Contradanza)
Pero también Rosina
nos habla de sus sueños. Surgidos de lo
más hondo de su inconsciente, afloran sus más intensas vivencias transfiguradas
en imágenes poderosas y fulgurantes metáforas que nos envuelven y deleitan y
nos llevan también a soñar y hermanarnos con la poeta y a través de ella con la
humanidad entera.
La psicología nos
revela que, en verdad, no somos un solo yo, que más propiamente podemos hablar
de varios «yoes». Siguiendo a Fernando Savater podríamos decir que somos una suerte
de asamblea de sentimientos y pensamientos encontrados que a duras penas
podemos mantener integrados, en un equilibrio siempre precario pero siempre
posible. Si a ello, en el caso de Rosina, agregamos su exquisita sensibilidad y
capacidad empática, entonces comprenderemos cómo es que tantas voces, tantos
«yoes» pueblan su universo poético, resultado de proyecciones e introyecciones
fruto de la riqueza y de la penetración psicológica que se despliega en sus
experiencias interpersonales.
La lectura de Poesía
Reunida (Fondo Editorial Cultura Peruana, Lima, 2014) no sólo nos conduce al
conocimiento de Rosina. A través de sus páginas nos encontramos con todos
aquellos seres que han modelado su personalidad y su ser poético, y aprendemos,
como ella, a quererlos y valorarlos. Podríamos citar en primer lugar a los
miembros de su familia, a su compañero Carlos A. Ostolaza, cuya pintura es
poesía, y luego a una vasta galería de personajes, muchos de ellos del mundo
literario y político de diversas épocas, que enriquecieron su espíritu.
Mencionaré, sólo a modo de ilustración, a Frida Kahlo, «la volátil novia que
llevó a su amante gordo de divinas mañas…»; a Javier Heraud, quien «sangra
enterrado a la orilla del río»; a Vallejo, que yace en París «sin una flor en su
tumba, sin un abrazo, sólo rodeado por el frío y el silencio»; al viejo Marx,
visitado en su tumba en Londres por «un obrero y una estudiante con flores en
las manos»; o a Juan Ramírez Ruiz, precursor de Hora Zero; y a los integrantes
de este grupo, a quienes recuerda con nostalgia y devoción; y a todos aquellos
contestatarios «pensadores inmortales» con quienes compartió el amor a la
poesía y la lucha por la libertad y la justicia social, trinchera en la que se
mantiene inalterable.
Wittgenstein nos advierte de que «si bien todo lo que
se puede pensar se puede pensar claramente, y todo lo que se puede decir se
puede decir claramente quizá no todo lo que se puede pensar se puede decir». Si
ello es así, es aún más difícil expresar lo que sentimos, principalmente cuando
se trata de nuestros más profundos sentimientos. He ahí el mérito del arte de Rosina, quien es capaz
de realizar una prodigiosa alquimia verbal y hacernos vibrar emocionalmente con
ella en una experiencia de auténtica comunión espiritual y de incitación a la
acción social. Así, en Todo lo escrito pertenece al ayer confiesa:
Es difícil escribir
/ pero hablar peor / mejor es abrazarse / y confundirse entre flores / (…)
Muchas batallas nos aguardan / y sé que no vacilarás en acudir a ellas / porque
el mundo te necesita (…)
Más allá de su
valor artístico, Poesía Reunida nos permite saber que Rosina también ha
experimentado «esas caídas hondas de los Cristos del alma», pero que de todas
esas situaciones límite ha emergido más fuerte, plena de amor y de esperanza. Y
ahora, en este tramo de su vida se dirige a su nieta, en su Carta a Luana, que
es un mensaje destinado también a las nuevas generaciones: «niña mía, abre los
ojos. No elijas el cielo gris solitario… Disfruta esta vida, pequeña, goza el
valle de tus ancestros. Ama a los claveles y a los animales… cree en la
humanidad y en su fulgor… Amate pequeña mía. Te cedo mis manos… La noche te
brinda sabiduría y magia. Alondra, los dioses andinos cuiden tu senda y la
música sea tu alimento. Buda te dé serenidad y la libertad reine en ti. Ha
llegado el verano».
Al iniciar mi
comentario invoqué a Gustavo y Violeta. Para terminar vuelvo a ellos. En Cantos
del amor terrestre el poeta le pide a su amada:
«Quiero que hablen
tus hijos con amor y belleza,
Que hablen de un
mundo nuevo sin odios ni mordazas,
Porque hablando los
hijos, después que nos muramos,
Seguiremos nosotros
hablando eternamente».
Rosina ha cumplido
ese legado familiar.
Lima, 18 de
septiembre del 2014.
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09 de Agosto, 2014
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UN POETA DE ARMAS TOMAR
por Marcela Pérez Silva
Necesario es aclarar que estas páginas son hijas del
amor. No sólo porque Tomás Borge, el comandante poeta, era de amor que
hablaba cuando invitaba a cambiar el mundo y a "hacer de Nicaragua un
paraíso donde construir la casa del hombre"(1); o cuando escribía
ardientes proclamas contra el tirano y desafiaba con los puños crispados al
imperialismo; o cuando "platicaba con las multitudes" anunciando
tiempos de libertad, de justicia, de soberanía. Digo que estas páginas
nacieron del amor porque los poemas clandestinos en ellas reunidos
sobrevivieron al destierro, a la tortura y a la legendaria vida de su autor,
gracias a las mujeres que lo amaron. El poemario está organizado en cuatro secciones, ordenadas de forma
cronológicamente inversa. Los textos más lejanos en el tiempo fueron escritos entre Bogotá y
Lima (1969-1970), durante su exilio clandestino en tiempos de Somoza. De no
haber sido por la musa colombiana que los inspiró y resguardó con celo, se
hubiesen extraviado en la noche del olvido. Gracias a ella, han podido llegar
hasta nosotros "la ortografía perfecta" de las pecas de María
Cristina, "las huellas de Armstrong" en la luna, los gamines,
Vietnam, el hermoso "Madrigales" (que fuera incluido entre "Los
más bellos poemas de amor y desamor")(2) y su "Promesa": "Juntos quemaremos los afiches del Che para alumbrarnos con su
ejemplo". El capítulo tres (1972-1978) contiene los poemas escritos en prisión:
a la hora de la capucha, el suplicio y la dignidad. La mayoría de ellos fueron
salvados de la ferocidad y la barbarie gracias a Josefina, "la de las
sandalias de espuma", quien habría de convertirse en su segunda esposa.
Lograron escabullirse del calabozo, ocultos en "su breve cinturón
café", o perdidos "bajo el bordado de su blusa". Sobresale
entre estos, el estremecedor "Carta a Ana Josefina". "Encerrado en la cárcel me interrogaron y me dieron papel y lápiz
para que les hiciera una confesión. En vez de eso le escribí un poema a mi
hija recién nacida. Me
dieron una tremenda paliza"(3). El segundo capítulo corresponde al período (1985-1989), es decir, a
los años de la Revolución Sandinista y su dirección colegiada. Años de
Tomás al frente del Ministerio del Interior: "Centinela de la Alegría
del Pueblo", en los que fundó una Policía destinada a brillar y un
Sistema Penitenciario de régimen abierto. Años de inventar una nueva ética
que hiciera prevalecer la solidaridad sobre el interés, el perdón sobre la
venganza: “Sólo un poeta podía haberse vengado de su torturador,
perdonándolo...” (4). Pero también años de amores intensos, breves,
resplandecientes. De extraordinarias aventuras. Ya que no es posible que vos y yo
hagamos las veinte mil leguas de viaje submarino
o visitemos el rostro oculto de la luna
...
tengamos una aventura Dos
Tres aventuras El capítulo primero (1990-2012) contiene los poemas de su etapa de
madurez: aquellos espléndidos años que tuve el privilegio de vivir a su lado.
Muchos de ellos nacieron del apuro de descubrir que había olvidado una fecha
importante. Llegaron al mundo en tarjetas de floristerías, en las páginas en
blanco arrancadas del comienzo y el final de los libros, en hojas de cuadernos
de espiral, escritos con indescifrable letra que sólo yo entendía, llenos de
tachaduras, flechas y correcciones. Tomás era meticuloso y perfeccionista en su trabajo. Aquellas
alocuciones encendidas de pasión que daban la impresión de ser tan
espontáneas: “el comandante Tomás Borge abre la boca y sale un sol / y
detrás del sol Nicaragua /" (5), en realidad habían sido preparadas por
él con gran rigor, semanas antes. "¡Me salí del texto!" −solía
decir, orgulloso, después de un discurso. Y era que de tanto trabajarlo, lo
había interiorizado hasta el punto de permitirse improvisar sobre seguro. De
igual modo hacía con sus poemas: jamás dejaba de corregirlos. Aun después de
publicados, los seguía puliendo. Por eso existen tantas versiones, incluso
contrastantes, de un mismo verso: amaba jugar con las palabras, construir
frases ingeniosas, metáforas osadas, afilar el estilete, dar en el blanco. Tomás escribía desde la Historia sabiéndose protagonista
imprescindible de ella. Urgido por la necesidad de amar, de dar, de darse. Era
bromista, jodón, fogoso, optimista, honesto, valiente, tierno, transparente.
Un poeta de armas tomar. Managua, 19 de julio de 2014
1 Tomás Borge, El arte como herejía, Madrid: Gakoa, 1991, p.138.
2 Juan Manuel Roca, Los más bellos poemas de amor y desamor, Bogotá: Oveja
Negra, 2007. p. 44.
3 Amado y temido, Tomás Borge entrevistado por Frank Otero Luque, Nuestra
Bandera.
4 Arturo Corcuera, “Tomás Borge, entre la pistola y la pluma” en Tomás Borge,
A la sombra de un grano de sal, Lima, 2007. p. 8.
5 Juan Gelman,
“Mareas” en De palabra, Madrid: Visor, 1994. p. 443.
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31 de Julio, 2014
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Fiebre amarilla
Amarillo,
amarillo,
amarillo,
amarillo,
amarillo, amarillo,
¿de qué
color nacerán los canarios,
la
retama, el limón y el membrillo,
si el
otoño sigue despilfarrando
todo el
amarillo,
amarillo,
amarillo,
amarillo?
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31 de Julio, 2014
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Por:
Willy Gómez Migliaro
Quisiera
comenzar esta presentación de la Poesía
Reunida (1966-2013) de Rosina Valcárcel haciendo un breve repaso de nuestro
encuentro. Yo era un joven de 19 años irreverente & endemoniado como todos
cuando la conocí por primera vez en el Centro de Lima, yo había leído casi toda
la poesía peruana, digamos hasta el 70, y claro, también Sendas del bosque, ediciones de La Rama Florida que dirigía el
poeta de la llamada Generación del 50, Javier Sologuren, y que fue publicado
hacia el año 1966; así como Navíos,
Ediciones de la Biblioteca Universitaria, Lima 1975. Ambos poemarios los compré
con las propinas que solía darme mi padre y que yo iba juntando de a pocos para
después arribar con alegría y desesperación al Jr. Azángaro donde me hacía de
los más preciados libros de nuestros poetas, para luego buscar alguna banca del
Jr. Lampa y leer y leer, y subrayar y subrayar, mientras fumaba los agradables
cigarros premier que hasta hoy fumo
con placer.
Así fue que una
tarde (vuelvo a repetir) cuando yo tenía 19 años y vagabundeaba por las calles
del Centro de Lima, exactamente una noche en el Queirolo conocí a Rosina
Valcárcel; no sé si fueron los poetas Juan Ramírez Ruiz, Armando Arteaga, RogerSantiváñezo
Dalmacia Ruiz Rosas quienes me la presentaron, pero yo que era un irreverente y
un endemoniado caí en la paz de sus conversaciones, visiones de la vida, luchas
interminables & compromisos; callé como suelo callarme en mi tristeza, y
desde ese encuentro somos amigos, colegas, camaradas.
Ahora bien, más
allá de la anécdota, desearía avanzar sobre sus libros. En Sendas del bosque, su primer libro de poemas, una retórica de las
grandes utopías prendía su propia pradera, quiero decir, es el principio de un
sueño que la poeta intentaba dar forma desde sus inquietudes;su escritura
respondía al sacrificio de una época que vio el despertar de una vida cuyo
logro fue creer que empezábamos a ser libres, y mientras esas canciones
funcionaban, su propia voz era la de “una mujer canta [ando] en medio de sus
muertos”
Luego vendría Navíos, Lima 1975, la atmósfera en el
Perú era la de un poder represor: poetas perseguidos y violentados, dirigentes
en las cárceles, opositores expulsados, pero también la estúpida esperanza de
un militarismo creando los poderes sobre la creencia de la libertad. Navíosera para la poeta, ferocidad de
vida, encuentros de amistad como virtud, pero fue a la vez (y vaya que me sitúo
en el pasado) revueltas de una “mujer en medio del caos”
He hecho
referencia a estos dos primeros libros de Rosina Valcárcel porque a partir de
ellos, y espero no equivocarme, toda su escritura representa lacelebración o
ritual de una vida inmisericorde en la que persistentemente la voz poética busca
las reconstrucciones para interiorizar los significantes de un país que se
re-vuelve en su negación y/o contradicción y en donde el que canta sigue
herido. Rosina es una herida también cuyo lenguaje lírico vuelve del dolor a la
necesidad del amor.
Ya hacia 1991,
aparece su libro Una mujer canta en medio
del caos (Amarilis, 1975-1990) libro en donde estructura de creación son
los grandes temas como el amor, la amistad, la solidaridad, los viajes, la
otredad etc. y cuyo lirismo no hará sino re-afirmar una esencialidad de su
propia escritura; sin embargo, quince años después nuestra poeta no hace sino iniciar
los movimientos de otro gran trabajo, la antropología, el pensamiento popular y
las raigambres de los movimientos de masas desde el interior de nuestro país,
aportando con sus trabajos de investigación rupturas y entroncamientos de nuestra lucha de clases, vista desde las
nuevas migraciones, y cuyo rastro no está sino en las poéticas de José María
Arguedas. Una mujer canta en medio del
caos es el proceso de una escritura, también, del desagravio, pero también
del re-descubrimiento de otra poesis.
Y vendrá Loca como las aves (arteidea editores, 1995)
poemario de escritura ávido en la desesperación del amor y la vida, cuyas
simbologías de la pertenencia como nuevos rituales albergarán una escritura
transparente, pero siempre de la apuesta y la subordinación del poema en sí,
porque en Loca como las aves, Rosina
sabe permanecer leve y eterna para
descubrir los actos transcendentes de una escritura en movimiento.
La conversiónde
la realidad hacia la contemplación de los espacios y detalles, y más precisamente,
de ese mundo que limpia la mirada y vuelve a poblarlo de encantamientos es en, Paseo de sonámbula (Editorial Colmillo
Blanco 2001) la historia de un amor (porque de amor está dada la creación en la
escritura de Rosina) cuyos materiales o deshechos conque trabaja, funcionan a
grandes velocidades y alcanzan, con sus multiplicidades, estratos, territorios,
lugares secretos, en otras palabras, cada retazo de un sueño es una agencia del
reconocimiento de nuestras emociones y de otra forma de cartografiar el amor
como creación.
Ya hacia el 2011
viene su libro Naturaleza Viva
(Hipocampos Editores) el paisaje del amor
no tenía precio ni horario nos dice la voz poética, y claro, arremete, de
nuevo, una velocidad que horada un
paisaje demencial o lo que quedó de
nuestro país después de la guerra política interna, de la cual la poeta hace de
su extravío un amor desaparecido que volverá en el instante de la creación, de
nuevo ritual, porque los anteriores fueron inconclusos o llenos de
insatisfacción. Rosina canta la insatisfacción, su poética, también, esel cántico de otra vida, esa que no
hacemos sino calcar sobre nuestro cuerpo y que por variación y expansión crea
sus líneas de escape.
Toda la obra de
Rosina Valcárcel, entonces, no es sino memoria corta, captura, una inyección
letal de emociones, un mapa modificable, pero sin lugar a dudas, un campo de
interacción cuyas dimensiones podemos alcanzar por su claridad y extensa
similitud con nuestra voz de esperanzas.
Julio de 2014
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islanegra a las 13:47 · Sin comentarios
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03 de Diciembre, 2013
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Canción de gesta de Jorge Espinoza Sánchez Por: Rosina Valcárcel
El 28 de noviembre a las 7 p.m. celebramos el libro Poeta en el infierno, en el Instituto Raúl Porras Barrenechea. Jorge Espinoza Sánchez, poeta, novelista y director del Fondo Editorial Cultura Peruana y de la Colección Perú Lee, pertenece a la generación del 70. Entre sus poemarios sobresalen Poeta en el infierno (1995), Documentos Secretos de Sodoma (2003), Sanatorio para enfermos mentales (2004), Papiros de Tiresias (2007), Orquesta de Gacelas (2010). En narrativa: El violador de Lurigancho, Las cárceles del emperador (2002). Si no ardo/ si no arde / si no ardemos / cómo de las tinieblas / brotará la luz? NAZIM HIKMET
Con aire tímido y tierno reencontré a Jorge en diciembre de hace siete años. Hoy tengo entre manos Poeta en el infierno, intenso libro inusual donde la poesía es vida y muerte. Los versos de Espinoza-Sánchez nos pillan, nos palpan como si fuesen nuestras propias palabras, como si existiésemos en ellas rememorando algo que ya conocíamos en nuestro espíritu. Aquí se hallan escenas desmanteladas, la ausencia, la soledad, la locura, aquello que debe ser develado, privado, jamás notorio, pues ese semblante de revelación produce, al parecer, un gran fastidio y rechazo: el hecho de haber sido preso político en el Perú durante la dictadura de Fujimori-Montesinos. El poemario en cuestión está asociado a la novela Las cárceles del emperador (2002). Al autor le tocó descender al infierno y disipó ese dolor a través de estos testimonios dedicados a nuestras generaciones y a las futuras, diarios de un tiempo atroz que acarreó a miles de peruanos a calabozos y a la muerte El autor fustiga e increpa vía palabras ásperas, ácidas, a aquella cruel dictadura. Se retratan las lamentaciones de los seres arrinconados, condenados y referidos a esa otra humanidad que el status quo pretende desconocer. Es una obra singular, reside entre la épica y la lírica, la denuncia y la ternura, el azufre y la rosa, el desgarramiento y la resurrección. Poeta en el infierno, libro para hojear en la noche con una copa de pisco o una tacita de café. Jorge, extrañamente, nos asocia al Dante de La Divina Comedia pues inicia la composición de Poeta en el infierno, próximo al año en que fue recluido en Castro Castro por trabas políticas. Leamos algo del preludio: -Condenado a vivir por siniestros destinos, el horror y la delirante caza de brujas en los días más duros de nuestra historia (…) vi correr el llanto desgarrado de madres, esposas e hijos amputados de la enorme multitud de peruanos justos infamemente involucrados con “el demencial terrorismo” y abyectamente encarcelados por obra y gracia de los nuevos dispositivos antiterroristas, dictados por el gobierno de fact. (“Frente al tribunal de la historia”). Es ciertamente viva sólo aquella poesía que se interesa por todas las formas diarias de la existencia. Ésta es la poética de Espinoza Sánchez, el cual no aspira a despertar admiración, sino a darse a los hombres y mujeres de su tiempo. Para él, la poesía: “es un acto de rebelión, una colisión total contra el orden establecido. No se puede ser creador sin rebeldía. La poesía necesariamente tiene que subvertir el orden. En esta época apocalíptica, la vida es un campo de batalla… La “Generación del 70 fue un movimiento de escritores comprometidos con los destinos del país… Predilecciones literarias: --Me quedo con los poetas españoles de la Generación del 27. Opinión respecto al amor, la vida:--En esta época apocalíptica, la vida es un campo de batalla; el amor un pacto luminoso en la horca”. Encarcelado el 25 de julio de 1992, habitó en el Penal de Máxima Seguridad Miguel Castro Castro quince meses. En marzo de 1996 vuelven a detenerlo, a pesar de haber salido absuelto en 1993; en ese tiempo para hundir a la gente el gobierno como coartada empleaba la figura de nulidad de proceso en todos los casos. Otra vez fue absuelto luego de una reclusión de dos meses. Se le acusó de dirigir el Movimiento de Artistas Populares (MAP), del PC-SL, al que jamás conoció. Visitas: una vez al mes, 5 minutos y a través de un locutorio, era una réplica de un campo de concentración, “soy un sobreviviente”. Nelson y Miguel: Director de Teatro y actor que compartieron la celda con JES, en el penal. También fueron absueltos, cacería de brujas! Mi espíritu es lúdico, además sabía que había tenido el privilegio de descender al infierno para dejar este retrato del apocalipsis a los hombres de mi tiempo y del porvenir. En este libro efectúa una sátira de todo lo ocurrido, del papel que jugó el Poder Judicial y otras autoridades. Lentamente la locura toma la voz de Jorge, como antaño tomó la de Erasmo 1. Los irreverentes poemas visionarios de Poeta en el nfierno, revelan cierta influencia de los bardos malditos, tanto en su modo de escribir como en algunas ideas y la manera de reaccionar. A veces vienen a la memoria el Marqués de Sade 2, Antonin Artaud 3. Desahoga su desconcierto contra el establishment y la doble moral de quienes se creen en la potestad de censurar. --- La poesía más allá del drama Jorge Espinoza Sánchez ha sorprendido. Algunos poemas nos quitaron la respiración durante momentos. Y subsisten en nuestra existencia como el crepúsculo: algo fenomenal y natural a la vez. Impresionan poemas como: "Carta de amor a una hermosa gitana" (pp. 43-44), entre otros pues son como el cantar de un látigo al atardecer. Por ello, el libro, entre surrealista, expresionista y realista: Poeta en el infierno trastorna y uno convulsiona algunos instantes. Veamos: Los muchachos juegan ajedrez / con la luna// Disponen las piezas/ en el tablero del sueño. / Van a capturar la reina/ cuando vuelen las torres (“Una partida de ajedrez”). La poesía es un territorio liberado de la memoria humana y este libro en cada uno de sus versos configura un gran telar a través del cual llegamos a comprender la década de los 90 del siglo XX en nuestro país, como una de las más violentas y azarosas que ha vivido el Perú. Quedo conmovida. De modo afín a Nazim Hikmet 4, el universal poeta turco. El autor halla en la poesía el arma y la razón para enfrentar en el interior de las mazmorras a la esvástica vesania y para encontrarse consigo mismo, con los hombres y mujeres de la tierra, el amor y la primavera. Como el cartero de Nazim, lleva a la humanidad el corazón de la esperanza y su canto se transforma en una crónica poética descarnadamente sangrante. …todo hombre justo rozado por el fuego/marchaba a presidio/ ante el delirio de 22 millones de fantasmas//…El arpa de los eunucos plumíferos/ clamaba venganza alegremente/ y todo inocente era culpable, / fue entonces que las rosas galoparon al paredón. / Y la palabra inocente marchó al destierro (…) (”La ciudad convertida en prostíbulo”). Sólo la palabra convertida en poesía puede transfigurar el horror, sólo el verso pensado despierta los matarifes de la historia, se convierte en el sostén que escuda al poeta y le permite ante tanta tragedia, sentirse vivo, ayudándolo a encontrar los motivos esenciales para seguir bregando contra la crueldad y la deshumanización empleada por aquella dictadura. Pero como demuestra Jorge, la poesía es un ramo de acerados crisantemos que desgarra la noche de los infames. Encapuchados los prisioneros, / Pedro negará a Cristo/ pero no cantará el gallo (“Cuando regresaba de la muerte”). Y son estos significantes, los de la resistencia, los que permitirán comprender la historia en toda su dimensión dramática, y la poesía se torna en el campo de…los que eligieron la bella desgracia. Lo cual no simboliza una visión fatalista. No! Poeta en el infierno, más bien contribuye a entender en toda su dimensión moral y humana a ese amor tan hondo que sienten los que ciertamente aman la vida y la primavera fresca en el corazón. Por ello cuando condenan o exterminan a un poeta, no sólo es al hombre al que desaparecen, sino en última instancia,es a la poesía que tratan de acallar. Así Jorge Espinoza Sánchez, nos remite al papel de los aedas: Desde tiempos helenos/ Contempla el poeta la batalla (…) Hay numerosas personas que no conocen la poesía, que quizás sólo han leído unos cuantos versos de Vallejo, pero que al atrapar el libro Poeta en el infierno, veloces se han sentido verbalizados, y le han mostrado al autor una simpatía campechana. Diversos escritores destacados han comentado: “Poeta en el infierno: Notable ejemplo de poesía política” (Luis Hernán Ramírez). “La verdad es que no sabía que existía un hombre capaz de tanta verdad, escándalo y denuncia de la sociedad donde vive” (Efraín Miranda). El libro Poeta en el infierno “que yo he leído y posee páginas excelentes, literariamente excelentes, desgarradas y desgarradoras, que se entroncan con una vieja tradición carcelaria que se inicia con Seoane”. César Hildebrandt. (1995. TV). Esta obra, al decir de Julio Ramón Ribeyro, es la voz de los que no pudieron hablar. Con Poeta en el infierno, descubrimos la enorme potencia de belleza y realismo que anima a algunos poetas de nuestro tiempo. Ha sido un honor presentar un libro que es parte de la resistencia simbólica nacional. Y siento orgullo de que Jorge Espinoza Sánchez pertenezca a la reserva moral de nuestra sociedad.
· Al respecto el narrador Roberto Reyes T., de la Generación del 70, ha escrito un ensayo.
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islanegra a las 11:30 · 1 Comentario
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21 de Octubre, 2013
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En 1945, GABRIELA MISTRAL (1889-1957) se convirtió en la primera voz latinoamericana premiada con el Nobel de Literatura.
Por Rosina Valcárcel Fue
la poeta de la infancia ardua, de la familia abandonada por el padre
cuando ella tenía apenas 5 años, la niña a quienes los campesinos le
llevaban un caballo cada domingo para que paseara. Gabriela
desgrana el maíz con los campesinos narrándoles cuentos rusos y
escuchando los suyos. Tenía labios rasgados por el dolor y personalidad
áspera. Se recogía la cabellera, era de andar lento meciéndose en dulce
ritmo grave. Un
viejo analfabeto que tocaba la guitarra iba todas las noches a darle
una bella serenata. Y fue una noche también cuando le besó el cuello y
el rostro a un huérfano estudiante sordo. Entre
1918 y 1920, dirigió el Liceo de Niñas de Punta Arenas y dictó clases a
las obreras y a los trabajadores rurales. Aquí escribió parte de Desolación y contempló la nieve melancólica de esta tierra que no tiene primavera. En el Sur de América se dedicó al ideal del magisterio; sin embargo, la maestra alcanzaría la fama mundial. OPOSITORES
En
consejo de profesores de la Escuela Normal de La Serena, el capellán
docente exigió que se excluyese a Mistral porque escribía composiciones
paganas y podía convertirse en caudillo de las alumnas. “Había tenido en
Santiago unos meses antes una rara visita nocturna de la policía a mi
casa de la población Huemul durante mi ausencia, y el hurto de mis
archivadores de cartas cuando visitaba a ciertas personas de la
oposición, como don Manuel Rivas Vicuña; el policía diligente hacía
seguir estos hechos, (…) mas otros menos visibles persuadieron a mi
viejecita y mi hermana que
me aconsejasen irme de Chile y aceptar el nombramiento de Ginebra”,
escribió. LA VOZ DE LOS POETAS Leía
La Biblia, a Tolstoi, a Vargas Vila, a Darío, a Juan Ramón Jiménez, a
Tagore. Su fuerza está en su sentimiento del amor y la muerte, esos
cabos de la especie humana. La crítica chilena, no aceptaba una voz
femenina desprovista de los cánones tolerados a las mujeres, y menos la
insolencia de una migrante provinciana que exigía, a través de la
prensa, derechos
esenciales para todos en igualdad de condiciones. La Academia Sueca la
descubrió antes que el jurado chileno del Premio Nacional que obtuvo en
1951, seis años después del Nobel. Radicaba en Petrópolis, y glosó: “Por una venturanza que me sobrepasa, soy en este momento la voz directa de los poetas de mi raza”. Con el poema “Desolación” llegó a la cima. Decían: -“Es la primera poetisa chilena”. Luego. –“Es el primer poeta”.
Su obra se inscribe en el colectivo, ocupando su sitial. La nota tónica
de su personalidad es un canto de amor exasperado al borde del abismo
de lo ignoto. La presencia de la mujer, y su reconocimiento como parte
primordial en el desarrollo de la sociedad moderna, es uno de los temas
recurrentes en la prosa de Gabriela Mistral, seudónimo de Lucila de
María del Pepetuo Socorro Godoy Alcayaga. Su seudónimo es un homenaje a
dos de sus poetas favoritos:
Gabriele D’Annunzio y Fréderic Mistral. LA INTIMIDAD
La
poeta vestía de “saya parda”. La imagen de una humilde profesora rural y
autora de poemas de rondas y de niños, no era suficiente para explicar
su genio creativo, padeció honda sensación de soledad. “Hablaba de sus universos subterráneos, declara María Elena
Wood, directora del documental Locas Mujeres (título que alude a
una frase bastante común en los últimos poemas de Mistral), en el que
relata los dos grandes amores de Mistral: su hijo adoptivo Juan Manuel
Godoy “Yin Yin” –quien se suicidó con arsénico a los 18 años- y Doris
Dana, hermosa estadounidense quien estableció una relación amistosa y
amorosa durante el último decenio de su vida, etapa en la que se sintió
menos sola. “La vida sin ti es una cosa sin sangre, sin razón alguna. Tú
eres (mi casa), mi hogar, tú misma. En ti está mi centro, le escribió
en una carta. Sobre la muerte de “Yin Yin” (hijo de su medio hermano)
anotó: “La mala muerte entró por mi casa y más malvada que nunca. Mi
niñito no se fue por dolencia, se me mató (…). No tocaré fondo de
estabilidad mientras no entienda el absurdo”. Gabriela
fue viajera, autodidacta y controversial. La censura alternó con el
elogio. Se le acusa de no ser precursora del espíritu moderno, ¿sus
libros sólo reflejan el pasado, el amor a la naturaleza, a los niños y
niñas? (El Dominical, Lima, 20 octubre, 2013, D 10) Pdta.- El 19 de enero de 1957 en casa escuché: Los restos de Gabriela Mistral ya llegaron a Chile. Guayasamín pinta Gabriela Mistral-1956, retrato de la escritora I Premio Nobel de Literatura de Sudamérica (1945).
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22 de Junio, 2013
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En el nombre del padre, de los hijos y los espíritus santos
Jorge Nájar
Rosina Valcárcel ha vuelto a cometer poesía. Se me ocurre que comete poesía cotidianamente pues cuanto más comete más vive. Contradanza se llama su más reciente entrega. Y está poblada de tangos, la danza, para mis gustos, más cargada de restricciones y códigos. Y, sin embargo, hay aquí ese Tango 2 que es de antología precisamente por darle la contra a los modelos.
Contradanza es el libro más libre y descodificado de todos los poemarios que ha publicado hasta ahora. Se abre con ese poema sublime dedicado al padre En busca de sus viejos ojos. Musicalmente tiene todas las sonoridades de un yaraví por la intensidad lírica, por el desgarramiento de la voz, por la forma, por todo, por los efectos sinestésicos: “Papá, ¿adónde vas? / —A buscar mis viejos ojos. / Y se va papá, / Vuelve en la noche, / Vuelve al día siguiente, / Y se vuelve a ir / Tras sus viejos ojos…”
A lo largo del libro, pasando de un poema a otro, la palabra de la hablante lírica emerge en el nombre del padre, de los hijos y de los “santos” espíritus. A la búsqueda de un universo que esos ojos -los del padre y los de ella- quisieron ver. Por eso, a lo largo de su palabra, brota todo un mundo difuso en las honduras del pasado. Más adelante y más atrás siempre estará presente la imagen del padre buscándose en el naufragio ideológico. Pero sobre todo está el valor de describirlo en su hundimiento, en la “metamorfosis de su propia memoria”, en ese poema ejemplar de ejercicio de limpieza que es Mi padre en un círculo rojo. El padre y la hija bebiendo aguardiente por la mañana cada quien sumido en sus singulares preocupaciones, cada quien encasquetado dentro de sus armaduras, cada quien esgrimiendo dardos y escudos: “Naciste desierto, eres espejismo y te alejas bajo el sol”, dice la hablante lírica. “Se está acabando el pisco y aún no llegas al meollo”, responde el interlocutor. ¿Quién puede llegar al meollo en situaciones similares? Solo el tiempo sabe develarlo: “Al caer el Muro de Berlín registra: / —“Qué dolor, y ni un solo disparo”.
La carga ideológica para cuestionar los paradigmas del pasado, para evocarlos y ensalzarlos en otros, se va dando de varias maneras: ya sea por la selección de las personas aludidas, o bien por las referencias: Casona San Marcos, dioses andinos, hierbas, etc. En el nombre del padre, de la santa familia y de los “santos” esta voz se levanta y, en contradanza, da testimonio de la lucha por la existencia. Ahí están los vencidos por la evolución de la historia.
Una alianza de memoria, melancolía y ciertos procedimientos del surrealismo, permiten que todo eso vuelva a emerger en un espacio difuso entre México, París y los jardines de Lima. “Yo soy la llovizna que calma tu dolor”, le dice a Odette. Y hasta ahí todo es normal. E incluso previsible: el amor al padre -tan presente a lo largo no sólo de esta poesía sino también de su obra analítica y periodística-, el amor a la madre, el amor a las hijas, el amor a quienes se identificaron con una causa justa y lucharon contra los molinos.
Sin embargo cuando se habla de contradanza yo siempre he visto a los campesinos burlándose de los bailes cortesanos, como una forma de dar la contra a lo que vino a alterar el runrún de épocas precedentes. Entendido así se puede pensar que el poemario de Rosina Valcárcel sea, tal vez, una forma de revelación y, al mismo tiempo, de dar la contra al desconsuelo provocado por las ilusiones engendradas en la búsqueda del destino feliz.
Se podría incluso pensar que su escritura se corresponde con la idea de que la poesía corrige los errores de la historia tanto personales como sociales en medio de tantas tribulaciones.
Dentro del espacio que la voz ha creado en este libro, Carta surealista tal vez sea el poema más cimero del conjunto. La confesión de un amor imposible. Un tejido textual en el que aparecen y desaparecen los rasgos propios del surrealismo: El hombre en el corazón de la acción. Los sueños como motor de la historia, en contradicción con la Revolución y los bolcheviques.
Por eso mismo presiento el entendimiento de la poesía como una muralla. La poesía como una exaltación dentro de esa muralla, como una hoguera interna nutrida con ilusiones, esperanzas, recuerdos, risas y lágrimas, fantasmas de la historia que se van diluyendo en el humo de la hoguera en la que nacieron.
Contradanza, en esta versión, sería como una forma de dar la contra a la danza de las ideas convenidas, a las formas convenidas, a las imágenes convenidas.
Poesía de la memoria. Poesía de las formas. Poesía de la existencia.
Poesía que al mismo tiempo es vibrante condensación de Diario de Talismanes y de Aprendiz de maga, esos libros bomba publicados hace siete años, me parece.
Han cambiado las fórmulas. Ha cambiado los procedimientos. Ha permanecido la esencia: la agitación neuronal preocupada por el destino del país. En esa agitación el lector de poesía ahora también cohabita con los protagonistas: poetas, narradores, artistas plásticos, científicos y luchadores sociales, médicos, psicólogos, en el día a día, en la ebullición permanente, en la interrogación perpetua sobre el destino de la sociedad en la que llegaron y se hicieron al mundo.
En ese círculo ahora están más presente que nunca las hijas, la familia. Y, la verdad, en ese desfile de personajes y de voces, visto desde una distancia prudente, poco importa quiénes estén dentro o fuera del canon de la autora. Lo realmente importante es la marca ideológica y la combinatoria con la que ha conseguido plasmarlos.
París, mayo del 2013.
(Versión original, completa, inédita)
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29 de Mayo, 2013
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rosina valcárcel(a la familia de Panchito y Ana María, con cariño)
Ella era bella y misteriosa como una estrella lejana. Su piel capulí y sus ojos grandes hechizaban.Se me abrieron los ojos una mañana cuando la vi sentada en una banquita de la Ciudad Universitaria deSan Marcos. Vestía como una "mujer fatal", una hippie, una surrealista, medias largas negras, ropa gitana,un aire despreocupado.
Se me abrieron los ojos, sólo Agueda Castañeda tenía ese don no apacible. Ana María se sumó a esas muchachas "raras", que hacían lo que les diera la gana. Aprendieron a ver la verdad sin los ojos. Ana María fue una hilandera invisible. Sus amigos primigenios, los poetas jóvenes Óscar Málaga, Tulio Mora, Alfredo Pita, José Rosas Ribeyro. A veces nos encontrábamos en el café-bar Melville de Quilca, cerca a María Emilia Cornejo, Elqui Burgos, Cecilia Tello, Marta Lobato, y los citados poetas de Estación Reunida.
Luego apareció en escena la figura carismática del pintor Panchito Izquierdo. Se enamoraron a primera vista, como en las novelas. Solía ir a Bellas Artes con Pancho Izquierdo...Pero, principalmente, tuvieron un amor de película, se amaron como pocos. Anita fue la gran musa de Pancho. Evocamos las tertulias en su casa de La Perla. Tuvieron hijos maravillosos; un tiempo pudieron sobrevivir al amor loco de los artistas genuinos. El pintor escapó a ratos y se involucró con una nisei...Nuestra amiga Ana María sufrió mucho. Felizmente, estuvo cerca el camarada poeta Julio Carmona, quien le brindó solidaridad singular hasta hace pocos meses.
Ana María esbozaba versos sobre las hojas del otoño. Leía en voz alta poemas de sus paradigmas. Algunas revistas estudiantiles registran su vocación literaria. Pasó por el reconocido Taller de Poesía de nuestra Alma Mater. Le interesaba aprender, dialogar, leer, caminar, escuchar música, brindar por la vida. Se les veía en el Palermo, en el Café -bar Wony, en El Merville, adonde confluían María Emilia Cornejo, Cecilia Tello, Marta Lobato, Laura Bracamonte Del Solar, Lucila Walqui, Ana María Mur, esta peregrina y diversos artistas como Lorenzo Osores, y poetas jóvenes: Óscar Málaga, Elqui Burgos, José Rosas Ribeyro, Alfredo Pita, entre otros. Más se le veía en los refugios de nuestra universidad de San Marcos y entre las calles irritadas de Lima. Sus bellos hijos crecieron. Panchito fue perseguido por sus ideales, su simpatía política con la izquierda "subversiva". No pudo cuidar del hogar, como tantos luchadores sociales. Anita sabía torear la adversidad sin perder su fulgor. Colmados por la desolación una tarde Pancho y Anita se desconocieron. Entraron en una vorágine sin salida. Como si arrastrasen un karma remoto. Ambos enfermaron. La familia se fue desintegrando, como tantas familias de nuestra capital, de nuestro país condenado, enajenado. El círculo se repitió y se fue cerrando. Panchito entró en crisis una y varias veces. Fue internado. Anita vivía fuera de Lima. El sueño del harakiri rondaba por esas cabecitas soñadoras. El arte comprometido que abrazó Panchito, le daba valor, en medio del caos. Anita, iconoclasta, irreverente, siguió su destino: la soledad frente a la naturaleza viva, la soledad frente a la alienación de la sociedad dominante, la incomunicación con sus descendientes amados y amadas. El viernes ingirió más pastillas de las debidas, el sábado la agonía la abrazo. El domingo, "Día de la Madre" (como estilan nuestras sociedades consumistas), la hallaron sin vida. Bella, pálida, aún tenía el resplandor de nuestros años juveniles.
Enrique Polanco no ha podido dejar el recuerdo de noches en La Perla cuando la familia Izquierdo-Mur era muy sólida, Pancho y Anita unidos fuertemente. Rodolfo Ybarra le dice adiós a Ana María: "Siempre nos acordaremos de tu sonrisa amable y de tus historias de nunca acabar. Seguro Pancho estará pintando tus trenzas a lo lejos; o quizás sigas molesta porque Francisco --tu hijo, mi viejo amigo-- dijo que no quería ser artista porque había visto el sufrimiento "en vivo y en directo" y no quería repetirlo, aunque para él siga siendo fácil tocar la guitarra clásica o flamenca, como la última vez en que pudimos levantar las copas y decir ¡Por los buenos tiempos! La memoria sigue despierta. Un abrazo para todos"". ¿Sabrán ellos, Panchito y Ana María, que sus amigos éramos (somos) muchos y cómo aguantaremos con tristeza sus partidas? Fanny Palacios Izquierdo, Bruno Portuguez quedaron en llevarme a visitar a Ana María, pero la lucha por la sobrevivencia lo impidó. Asimismo Ivette Taboada, Alfredo Alcalde, entre pocos, tuvieron la voluntad, tampoco se pudo cristalizar el paseo hasta la casita de Ana María. Ellos pudieron darle la mano en diversos momentos, felizmente.
Julio Carmona, me ofreció llevarme en fiestas patrias próximas, pero Anita jugó su propia partida. Sin embargo me quedo con la sonrisa misteriosa de Ana María, y con la carcajada sincera de Panchito.
JULIO CARMONA A ANA MARÍA MUR
"A ANA María Mur que conoce a la que amo y me ayudó a crear y creer en estos sonetos"
Supiste hacer de ti una sola idea sin cambiarle una letra a la pelea llamaste al mar amar y a sus mareas las hiciste correr entre tus venas
Muchos ignorarán tu voz huida con sus tonos de sombra amanecida con sus timbres de risa adolorida y ahora nadie dirá que eras divina porque eres material como el silencio que acompaña a tus últimos recuerdos con mezcla de alegría y sufrimiento
porque no has muerto aunque ya eres sueño
en este corazón que siempre habitas
amiga de mi amor por siempre Anita
Lima, 15 de mayo de 2013.
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no se vende ni se compra ni se alquila, es publicación de poesía y literaturas. Isla Negra es territorio de amantes, porque el amor es poesía. Isla Negra también es arma cargada de futuro, herramienta de auroras repartidas. Breviario periódico de la cultura universal. Estante virtual de biblioteca en Casa de Poesía. |
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Gabriel Impaglione
poeta argentino residente en Italia director revista internacional de poesía Isla Negra fundada el 1 de abril de 2004
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