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08 de Septiembre, 2012
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Hay cientos de razones para estar de este lado de la orilla del mundo, en esta esquina iluminada, en esta lucha. Hay razones históricas, económicas, políticas y sobre todo, razones afectivas por las cuales todos nosotros, artistas, creadores e intelectuales alzamos esta bandera y nos abrazamos a ella.
Quiere decir que estamos aquí con la convicción de que debemos estar siempre al lado del pueblo, cabe significar, de nosotros mismos. Al fin de cuentas llevamos en las alforjas los mismos dolores, las mismas heridas, las mismas hambres, las mismas esperanzas y sobre todo los mismos sueños, porque venimos de los mismos campos y ciudades, montañas y mares, silencios y gritos, llantos y risas.
No se puede escribir, hacer poesía ni concebir arte alguno sin sentir en la voz las voces que vienen de lejos y de adentro, si no tenemos las mismas manos y los mismos ojos de los que fueron, de los que son, de los que somos y de los que queremos que sean. No se puede porque no existe el arte librado de la tierra y de la humanidad.
Es cierto también que no es posible el arte sin las sombras de sol tras las nubes y sin la memoria que nos aviva las palabras de colores, sabores y tactos de toda la historia de la que formamos parte, pues si durante centurias fuimos considerados los invisibles, los vencidos de siempre, los silenciados de la historia oficial, ahora somos historia viva que se reencuentra, que se reescribe, que vuelve del pasado para ser presente, irrevocablemente hoy.
No hay burbujas de cristal dónde esconderse: a fin de cuentas no queremos escondernos. Al contrario, queremos florecer y estallar en concierto de utopías realizables para enarbolar todas las manos juntas, todas las voluntades y los sueños. Porque el arte y todo quehacer humano serán siempre una trinchera de lucha, un arma para decir y decirnos, para contar y contarnos, para soñar y soñarnos. La palabra puede ser tierna, puede ser dulce, puede ser grito, pero nunca será inocente. En ella, con ella, construimos el mundo, miramos el mundo, sentimos nuestros pasos sobre la tierra.
En este tiempo que todo lo cambia, en el que el norte es el sur y el sur nuestra conciencia, no podemos menos que sumarnos desde las palabras, desde el arte, a los días que vienen sin pausa. Estamos aquí para decirle presente al presente, para abrazar con la fuerza de todas las voces, de todos los brazos, de todas las ganas, el sueño que hemos sabido hacer nacer, el que ha parido el pueblo de Bolívar, de Miranda, de José Leonardo, de Guaicaipuro, Rengifo, Reverón, Nazoa, el de tantas mujeres y hombres que se sembraron a sangre, corazón y conciencia para alumbrarnos el futuro. Y el futuro es hoy, es este tiempo y esta tierra, es este pueblo que edifica el porvenir en la sabia mirada del pasado, en la simiente de la siembra que florece.
Somos más de veinte millones de ojos conquistando el futuro, más de diez millones de voces y conciencias sumándose irrevocablemente al porvenir.
Este es el tiempo del Pueblo en mayúsculas, somos el pueblo cantor, poeta, artista, creador... y los pueblos ni mueren ni se acallan, son grito primigenio, son canto, tacto, verso, caricia, anhelo prendido en todas las voces nuestras, en todos nosotros que empujamos hacia adelante, que alumbramos el camino del mañana de la mano de los que fueron antes y del que hoy es y será para siempre nuestro Comandante.
Los escritores, artistas e intelectuales que suscriben, reunidos en el Teatro Teresa Carreño de Caracas hoy domingo veintisiete de mayo del año dos mil doce, nos hemos hermanado en el propósito de contribuir con nuestra palabra y nuestro esfuerzo en la refundación de la República, tal como se establece en el Preámbulo de su Constitución aprobada en referéndum por el pueblo venezolano, unidos en la lucha por construir el nuevo orden social de justicia y de derecho que la revolución bolivariana ha iniciado y sostiene bajo la conducción del presidente Hugo Chávez.
Texto redactado por los poetas Daniela Saidman y Gustavo Pereira. Fue leído por el poeta Pereira en el Teatro Teresa Carreño, el 27 de mayo de 2012.
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islanegra a las 14:37 · Sin comentarios
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17 de Agosto, 2012
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por Carlos López Dzur
al Comandante / Presidente Daniel Ortega
El sutil Ángel Hechicero de la muerte —«vestido con estola nacarina», «brillante como el ébano bruñido»— rondaba el hogar de José de Jesós, ex-Alcalde. Era la madrugada del 24 marzo de 1898, cuando volvió a soñar con la Cacica. Ella le ofrecía «el hombro esclarecido / los bucles de su riza cabellera» y, sobre todo su voz llena de sueños...
El se reclinó en el hombro. La fiebre desaparecía con el reacomodo de su cabeza en su piel.
¡Qué mejor almohada de sus hombros!
En Mayagüez, se dijo por los «conservadores de siempre», a saber, Olaguibet, Balboa Blanes, Suau y Mulet, Ruiz de Porras y los descendienters de Cucullu, el chismoso,que la alegada Cacica no es otra que la Vengadora de la Desobediencia, agente ocasionante de su fiebre tifoidea y que a José no le valdría ser médico. Para infamar más al enfermo, le inventaron antecedentes de ebriedad en Añasco y la Sorbona, gusto por los alcoholes y, sin embargo, él sólo estudiaba la historia de su descubrimiento.
«El verdadero elíxir que yo he bebido es el vino de los parnasianos, la poesía». El verdedero exceso confesar vívidamente, cuando fue diputado en Cortes, sus vivencia del Sitio de París durante la Guerra Franco-Prusiana. al mando de Helmuth von Moltke.
... pero su lealtad no es con Francia ni Prusia. Ni aún España. Leal sólo a la Cacica...
Como no salía y se alejó del Casino, por causa de la tifus, dijeron que estaba ciego. O le temía a los yankees. No. El escribía sus Teorías de la Visión y, en el casino, disertó varias veces sobre la ceguera. El veía hasta la sombra de lo aparente y, por causa de la Cacica, iba a la región de Yagüez, lugar de aguas puras y claras, y conversaba los sueños que el mismo Urayoan tuvo. De conversaciones tales, organizó su visión política.
No es delirio suyo. Observa cómo la Cacica le habla. Incentiva el seguimiento a ciertas realizaciones. «Aprender a morir en medio del sueño, no antes ni después. En medio, como Osmalín. No dejar de soñar porque, al final, cuando el sueño acabe, lo soñado será tu realidad y estarás en medio de lo más nítido del Alba como «presagio singular que nos advierte / que detrás de la tumba, raya el día».
¡Como obstruyeron y odiaron al médico-poeta, cirujano de París en la colonia! No en balde el ángel de la muerte lo quería, con la presencia especial de su radiancia, la estola nacarina! Le conversaba minuciosamente con la voz de la Cacica, cuyo «labio sonreído se colora» al referirlo como «flor de los trópicos», verdadera rosa de Venus.
Para José de Jesús, ver el ángel que ronda es confundir «sus mejillas con la Aurora» y la Aurora es el sueño de su Cacica, sueño por el que le surgieron los enemigos que le dejaron morir, en vísperas de un nuevo régimen. El era más que un simple autonomista. O reformero.
Muchos vecinos alegaron serlo hasta que España apretaba las tuercas, los corsetes de suplicio y clavaba astillas entre las uñas de los conspiradores. Desde 1848, cuando se construyó el Cuartel de Infantería, mayagüezano, los administradores José Antonio de Cucullu, asumió que el pueblo está lleno de truhanes subversivos. Y, después de la revuelta de Lares, Bruno Ruiz de Porras y Antonio de Balboa Blanes, argumentaron que la persecución debe ser más intensa y el ex-Alcalde Olaguibel, antes y después de 1887, quiso sangre y torturas. La manifiesta evidencia de las sofocaciones para cuentas al Gobernador Palacios.
«Todo ciudadano es sospechoso en Mayagüez y tiene nombres de truhanes», se dijo y del semanario «La Razón» extrajo a gusto los nombres.
No se salvó ni el ex-alcalde del 1890, el médico-poeta, el buen enamorado que delira con la Cacica y levanta la visión de dar la autonomía administrativa a las Antillas. «Pero eso no se puede. España lo prohíbe», le dijo Olaguibet. «Se puede, pero hay estar en medio del Sueño», ripostó.
El sutil Ángel Hechicero de la muerte ronda al añasqueño que no canta a la autonomía colonial. Por el contrario, su sueño es tan grande como el de La Cacica de Guarozabo, en Mayagüez, cerca de la costa. El sueño se pervive, rumbo a la islita de Mona, donde hay dos bateyes y una marca taína que la que Cacica hizo. «No es quedarse en la Tula, sin ir al círculo distante y la región encantadora, despertar en el Alba de las Tres Antillas».
*
EL ANGEL DE LA MUERTE http://www.galeon.hispavista.com/carlosdzur1998/enlaces2648039.html
NOTA DEL AUTOR: El siguiente cuento se basa en la vida del poeta y médico José de Jesús Dominguez (1843-1898), graduado de Médico-Cirujano en la Universidad de París, testigo de la Guerra Franco-Prusiana y el Sitio de París de 1870. Aunque añasqueño, vivió casi toda su vida en Mayaguez, distrito por el que fue diputado y alcalde en 1891. Es un precursor del Modernismo literario, mantes de Darío. Admirador de lo árabe y taíno, creador de una Teroría de la Visión y autor del drama EL SUEñO DE LA CACICA, bella exposición poética de la Confederación Antillana.
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islanegra a las 14:30 · Sin comentarios
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13 de Junio, 2012
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A pocos días de iniciar el 9no Festival Mundial de Poesía
La editorial El Perro y la Rana se prepara para participar en la gran fiesta de la poesía
Prensa FEPR (09.06.12) Caracas no será la única privilegiada de disfrutar a plenitud de la dulce melodía de la poesía nacional e internacional. Muchos son los invitados a participar en el 9no Festival Mundial de Poesía 2012, el cual se realiza una vez al año y que es tan esperado como disfrutado en todo el territorio nacional.
Esta novena edición del Festival se efectuará desde el domingo 17 hasta el sábado 23 de junio tanto en Caracas como en el resto del país, y contará con la presencia de invitados nacionales e internacionales, en los diferentes recitales de poesía, conferencias, talleres, exposiciones, tertulias y mucho más.
En esta ocasión, se le rendirá homenaje a Enrique Hernández D' Jesús, destacado poeta, fotógrafo y editor. Para este creador de palabras, la frase que más significado o definición le da al Festival Mundial de Poesía 2012 es “El día que comenzó a nacer”; día en que se inicia un nuevo evento histórico en la vida cultural, social y política del país al recibir a todos nuestros poetas hermanos.
El Perro y la Rana dice presente La Fundación Editorial el Perro y la Rana en el marco de la celebración del 9no Festival de Poesía, realizará importantes actividades para los asistentes a esta fiesta cultural. Por lo que, la Librería del Sur del Teatro Teresa Carreño (TTC) será el espacio ideal para presentar las novedades literarias, entre ellas, una obra del poeta homenajeado.
El martes 19 de junio a las 4:00 pm estarán presentándose los libros: La dolorosa raíz del micondó de Conceição Lima y traducción de Manuel Moya; La espiga plateada de Enrique Hernández D' Jesús y Giovannía de Gabriel Impaglione.
La dolorosa raíz del micondó es un manifiesto anticolonialista, desde una subjetividad que amalgama con su poética a la comunidad, donde destaca la expresión del dolor, del sufrimiento, de la miseria. Conceição Lima es una poeta y periodista natural de la isla de Santo Tomé y Príncipe.
La espiga plateada es un recetario escrito de manera poética y condimentado con versos donde el arroz es el protagonista, así como también la mujer y todo el erotismo y misterio que ella encierra, por lo que es indispensable en la preparación de todos los platos. Enrique Hernández D' Jesús es oriundo de la ciudad de Mérida y poeta homenajeado del presente Festival.
Giovannía rescata el más antiguo de los temas de la poesía: el amor humano. En versos sobrios y con ternura va descubriéndose su visión del amor sin estridencias, casi como un susurro a veces. Gabriel Impaglione, argentino, es poeta y narrador.
Para el miércoles 20 de junio a las 4:00 pm en el Eje del Buen Vivir, se realizará la actividad “El Perro y la Rana recita” con poetas compañeros de la editorial e invitados especiales.
Y para finalizar la participación de la Fundación Editorial el Perro y la Rana, el sábado 23 de junio a las 5:00 pm en la Librería del Sur del TTC, se presentarán las novedades: Noticias del Polen de Humberto Vinueza; Cuando ya el paisaje es otro de Basilia Papastamatíu y Abu Reina de Alejandro Bruzual.
En Abu Reina se plasman los brutales hechos ocurridos en la cárcel de Abu Ghraib en el año 2004, durante la guerra EEUU-Irak, los cuales sirvieron al autor para escribir esta cruda denuncia en clave de poesía. Alejandro Bruzual, venezolano, es Doctor en Literaturas Latinoamericanas .
Cuando ya el paisaje es otro, es una obra que presenta los poemas con una marcada intencionalidad. Versos donde encontramos preguntas, clamores y juegos interdiscursivos; incluso un trabajo hermenéutico y dialógico con frases selectas de Roque Dalton. Basilia Papastamatíu, oriunda de Argentina, Buenos Aires, es poeta, crítica literaria y traductora.
Hacemos la más amplia y cordial invitación a todas y todos los amigos de la buena lectura y la poesía, para que nos acompañen en esta celebración de la palabra.
De igual forma, nuestros lectores tienen a su disposición éstas y otras obras de nuestras colecciones en la Red de Librerías del Sur de todo el país. Asimismo, pueden visitar nuestra página web, así como también a seguirnos en Twitter @perroyranalibro, y en Facebook como Fundación Editorial El perro y la rana. (Fin/Gabriela Quintero M.)
Coordinación de Comunicaciones y Relaciones Institucionales Fundación Editorial el perro y la rana
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islanegra a las 07:58 · Sin comentarios
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13 de Agosto, 2011
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Se presentará el libro del poeta y escritor argentino José Antonio Cedrón, "El negocio de la fe", en el auditorio de la Librería Hernández (Av. Corrientes 1436, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el próximo martes 23 de agosto a las 19 horas.
Esta es la primera edición argentina del importante reportaje novelado de Cedrón, suma de relato, investigación, ensayo político y novela, que fue ya publicado en México.
Editado por Editorial Nuestra América, participará en la reunión María del Carmen Suárez junto al autor.
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islanegra a las 14:05 · Sin comentarios
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22 de Julio, 2011
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Palabras de Víctor Casaus en la presentación del libro La historia me absolverá. Decimario, del poeta boricua Juan Camacho Su autor, Juan Camacho, y la Brigada Juan Rius Rivera nos traen un regalo solidario y amoroso: este libro que recrea, desde la poesía popular, desde la décima, uno de los textos fundamentales de la Revolución Cubana: el alegato de defensa y acusación del joven abogado Fidel Castro, en el juicio por el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de julio de l953. Esta breve presentación quiere recorrer los caminos inmediatos que antecedieron a este momento de hoy y evocar algunas de las múltiples relaciones de fraternidad, compromiso y solidaridad que han unido a los pueblos de Puerto Rico y Cuba, de la que es ejemplo hermoso y sistemático esta Brigada que nos ha acompañado durante los últimos veinte años trayéndonos su mensaje y su presencia de hermandad revolucionaria. Las primeras noticias sobre la presentación de este libro llegaron por las eficientes vías ya habituales de las nuevas tecnologías. Después de conocer la propuesta de nuestra hermana Milagros Rivera y los compañeros y las compañeras del ICAP para realizar este lanzamiento aquí en la Casa del Alba, Juan Camacho me envió este mensaje: Víctor, saludos. Por fin te puedo enviar el texto del Libro. Los problemas para hacerlo antes fueron muchos, no obstante, ya están casi-resueltos... Tan pronto lo recibas me informas si lo pudiste recibir y/o abrir para entonces hacer otras gestiones. El texto que te envío va sin portada y contraportada, pero tan pronto el artista se le pare de encima y la termine, te la hago llegar.
Tal y como hemos acordado, el Libro va con nosotros. Si eso no es así, en lugar de una Presentación, tendrás que presentar un velorio, porque Milagros me matará....
El texto adjunto es el elemento objetivo para analizar y comentar, pero más allá de eso, está el amor y la solidaridad con que lo trabajamos, tanto en homenaje a Fidel como a todas y todos ustedes que tanto nos motivan y nos esperanzan.
Juan El libro ya está aquí en nuestras manos y sus dos dedicatorias expresan cabalmente la profunda significación de este momento: A Fidel en su cumpleaños 85, con los mejores pensamientos de los boricuas que amamos la libertad. A la Brigada Juan Rius Rivera, en su viaje número veinte a la hermana República de Cuba, en solidario desafío al embargo imperialista. La Comisión de Dirección de esta vigésima brigada de solidaridad y amor ha expresado también, en mensaje reciente, que “este libro representa el agradecimiento de nuestro pueblo por toda la solidaridad que el Comandante Fidel y el pueblo cubano nos ha brindado en la lucha por alcanzar nuestra libertad”. Señores, ese acusado que ahora ejerce el derecho dará versión de los hechos de todo lo que ha pasado. Les dirá como abogado lo que haya que decir cómo se quiso impedir su libertad y defensa como vil y cruel ofensa al pueblo y a su sentir. Así evoca Juan Camacho, en una de las primeras décimas que conforman este libro, la voluntad de aquel joven acusado que, ante la imposibilidad de contar con las garantías legales imprescindibles, asumió su propia defensa frente al tribunal que lo juzgaba en una pequeña sala del Hospital Civil en Santiago de Cuba, sólo con la presencia de dos magistrados, seis periodistas (sujetos por otra parte a la censura imperante) y un centenar de soldados armados hasta los dientes. La temperatura de aquel momento, expresada en el discurso de Fidel, pasa a las estrofas de este libro para transmitirnos las dificilísimas condiciones en que se libraba aquella batalla por la verdad y la justicia. El libro incluye, en sus inicios, como material documental, “las notas que la periodista Marta Rojas tomó de las escenas finales de aquel día histórico, viernes 16 de octubre de 1953, en que Fidel Castro Ruz pronunció su famoso alegato --convertido en obra imperecedera-- ante el Tribunal de Santiago de Cuba”. Comparto con ustedes un breve fragmento de esas notas que nos brindan hoy referencias presenciales de aquel momento:
El acusado doctor Fidel Castro no ha hecho ni un alto en su informe, a veces alza la voz, y él mismo se contiene, en instantes se inclina sobre la mesita (que tiene de frente) y casi habla en secreto, a medida que habla, improvisando siempre, hay más silencio en el recinto, no se escucha ningún otro sonido más que su voz pausada, como si conversara con todos, mira fijo al tribunal que lo atiende con gusto. El Ministerio Público (Fiscal) a veces parece querer incorporarse para sacarle las palabras de la boca; los soldados están apiñados en la puerta y no disimulan su atención. A veces posa su vista en el retrato de Florence Nightingale que preside el saloncito de las enfermeras y parece que conversa con ella. No tiene un papel, ni un libro con él. Efectivamente, los apuntes y notas habían quedado en la celda del acusado/acusador: desde las citas del autor intelectual de aquellos hechos, José Martí, hasta (d)etalles facilitados por la población penal que a pesar de la brutal amenazas y castigo contribuyeron conmigo filtrándome el material como nos relata Juan Camacho en sus décimas, para resumir su versión de la situación del que habla (en el discurso y en las estrofas): Y como vil resultado de estas maquinaciones estoy en estos rincones donde aquí seré juzgado. Es un cuartico cerrado donde no se podrá oír lo que tengo que decir porque habrá una redoblada de bayonetas caladas para mi voz impedir La presentación de este libro aquí, en La Habana, en homenaje al próximo 85 cumpleaños del que pronunció esas palabras, es también un eco de aquellas verdades denunciadoras de los crímenes de entonces y anunciadoras de las luchas por venir. El prologuista de este libro, el abogado y poeta boricua Luis Raúl Albaladejo, comenta el desafío que ha supuesto para el autor llevar a la estructura poética “un texto de denuncia y de combate, un texto político cuya prosa, en cierto sentido, es todo lo opuesto de la siempre más o menos fantasiosa literatura. Para dar este salto, Juan se lanzó a un reto de fondo, convirtiendo en décimas espinelas (…) el histórico discurso de Fidel Castro Ruz que en 1953, invirtiendo los papeles del drama judicial, sentó a los golpistas acusadores en el banquillo de los acusados”. El autor de este libro, “poeta, maestro, dirigente sindical y comunitario, luchador incansable por la independencia de su patria, repite una proeza: convertir en décimas puertorriqueñas un texto en prosa de otro autor”. La experiencia anterior, nos continúa diciendo el prologuista, partió de la obra de un boricua, el escritor Abelardo Díaz Alfaro, cuya colección de cuentos Terrazo, “un clásico de la literatura puertorriqueña”, fue convertida, mediante un “ejercicio de destreza y maestría”, en una narración realizada a través de la poesía popular. La estructura del presente Decimario moncadista sigue, paso a paso, el desarrollo cronológico del discurso que le da origen. No ha tratado el autor de resumir o reinterpretar el contenido de aquella pieza oratoria, convertida en documento cenital de esta etapa de la Revolución Cubana, sino de contribuir a su difusión –en un acto de homenaje que hoy le agradecemos– utilizando las herramientas de un lenguaje comunicacional distinto, el de la décima: otro de los territorios culturales compartidos por nuestras dos islas hermanas. Por ello en la segunda parte de este encuentro en el que también estamos homenajeando la presencia fraterna de la Brigada Juan Rius Rivera en su vigésimo aniversario, compartirán este espacio artistas de la música campesina cubana e integrantes de la propia Brigada que también se expresan a través de ese lenguaje fértil y común, que también nos une. “Nadie mejor que un puertorriqueño para haber realizado el trabajo que ha hecho Juan con el discurso de Fidel”, nos dice en su prólogo Luis Raúl Albaladejo, “La ya más que centenaria hermandad entre Cuba y Puerto Rico encuentra aquí otra de sus múltiples expresiones. Porque este trabajo no es sólo fruto del esfuerzo, el talento y la maestría de Juan, sino, y sobre todo, fruto del afecto y la solidaridad que él, como miles de puertorriqueños, guardamos para la hermana Antilla”. Como se ha visto, los propósitos y los resultados de este empeño cultural tienen raíces firmes y compartidas en las historias de nuestras islas y de nuestros pueblos, que han vivido experiencias disímiles y a la vez comunes. Ahora que presentamos este libro, no puedo dejar de recordar a un puertorriqueño-cubano, escritor e internacionalista, periodista y luchador revolucionario de su tiempo (y del nuestro), Pablo de la Torriente Brau, quien ofreció en una de sus crónicas memorables este dato revelador: "detrás de un indomable caguairán un hombre, con su rifle, puede hacerle frente a diez, sin miedo a las balas; y al paso por las cañadas una sola ametralladora puede acabar con mil hombres!" Años después de que Pablo incluyera esa frase en su formidable reportaje sobre el Realengo 18, aquel joven abogado, cuyas palabras viven en este Decimario, la tomó como una enseñanza útil y aplicable para la táctica y la estrategia de la lucha revolucionaria que daría continuidad victoriosa al asalto de los cuarteles de 1953. Las enseñanzas múltiples y recíprocas entre Puerto Rico y Cuba han conformado, a lo largo de los años, la hermandad que ahora festejamos. A la independencia puertorriqueña ha ofrecido ayuda Cuba de muy diversas formas, entre ellas, muy tempranamente, brindando espacio fraterno y posibilidad de expresión en la Asamblea General de las Naciones Unidas junto a la representación de nuestra isla. A la lucha cubana contra el bloqueo imperialista que se ha extendido por casi cinco décadas han ofrecido su respaldo sistemático y firme las hermanas y los hermanos boricuas. Hoy agradecemos infinitamente el apoyo que recibimos, también desde Puerto Rico, para exigir la libertad de los cinco hermanos injustamente encarcelados en Estados Unidos. “Es hora de traerlos a casa”: así recordamos y ratificamos aquella consigna que exigía el regreso de los independentistas puertorriqueños desde las cárceles norteamericanas donde cumplieron largas condenas por haber luchado para liberar a la isla hermana. Gracias, Juan, por traernos este regalo de cumpleaños, de solidaridad compartida, desde la otra ala del pájaro. Víctor Casaus
Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau Calle de la Muralla No. 63, entre Oficios e Inquisidor, La Habana Vieja, Ciudad de la Habana, Cuba
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islanegra a las 14:16 · Sin comentarios
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Isla Negra |
no se vende ni se compra ni se alquila, es publicación de poesía y literaturas. Isla Negra es territorio de amantes, porque el amor es poesía. Isla Negra también es arma cargada de futuro, herramienta de auroras repartidas. Breviario periódico de la cultura universal. Estante virtual de biblioteca en Casa de Poesía. |
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Gabriel Impaglione
poeta argentino residente en Italia director revista internacional de poesía Isla Negra fundada el 1 de abril de 2004
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