Lenguaje, conocimiento y poesía
José Muchnik
Poeta y antropólogo.
Introducción
Lenguajes fruto de una construcción histórica y a su
vez argamasa esencial de la historia. Sin lenguajes no hubieran sido posibles leyes,
ni códigos, ni hombres viviendo en sociedad. En su comienzo, lenguajes de manos
y gestos acompañando voces que devienen palabras cuando los grupos humanos le
acuerdan un sentido común a las mismas.
Luego, casi ayer, la escritura, sobre tablas de arcilla, piedras o pergaminos,
los hombres trasmitiendo huellas y saberes. Hoy, Google, Twitter, Facebook… revolucionando los soportes tecnológicos de la
comunicación, alterando nuestra percepción del tiempo y del espacio. No tenemos
la distancia necesaria para percibir en toda su magnitud las líneas de fractura
que estamos atravesando, que nos atraviesan, Historia podrá describir mañana estos
tiempos densos, filosos, quebrados, los tiempos de cambios radicales que
estamos viviendo mas que no podemos aprehender pues en ellos estamos nadando. Como
ratones en temblores de tierra los poetas sentimos vibraciones del lenguaje anunciando sismos de mayor
magnitud. Interrogarse sobre la esencia del lenguaje, sobre el sentido común
que le dan los hombres a las palabras para comunicarse entre ellos, sobre el
valor de la poesía para renovar sentidos y sonidos de las palabras, tal vez sea
tan importante como los equilibrios presupuestarios o las curvas de crecimiento
para una humanidad que se busca a sí
misma en estos comienzos del tercer milenio.
Contraindicación: si su expectativa se inclina hacia
un análisis semiológico, abstenerse de la lectura de las líneas que siguen.
Transmitiremos simplemente algunas sensaciones, percepciones sensibles de la
caída de palabras sobre la piel de lenguajes en movimiento
1 Efecto neblina
Felizmente no todo es confusión, no tenemos dudas de
lo que designan las palabras “cielo”, “azul” o “nube”. Si designamos “cielo
nublado”, no hace falta precisar que no es azul. Pero el mundo cambia en permanencia, en
período de crisis dichos cambios se acentúan, se buscan palabras en el almacén de
la lengua, algunas son llamadas a servicio para designar nuevos objetos o fenómenos.
Es aquí donde la confusión florece y la célebre frase de Albert Camus " Nombrar mal las cosas, es sumar a la desgracia del mundo", adquiere relevancia. A título
ilustrativo tomemos algunas palabras de moda: «Emergente » debe estar
contenta, periodistas, políticos, investigadores… la solicitan con frecuencia
creciente. Parece que China o Brasil son ahora “países emergentes”, que el
siglo XXI verá la conversión de África en un “continente emergente”, ¿emerger a
dónde?, ¿de qué mares? ¿a qué nivel se sitúa la línea de flotación? ¿Y los PIGS qué son? ¿Países en vías de inmersión?
¿Y las “economías en transición”?, bello ejemplo de significado bajo la niebla,
la vida es tránsito, los hombres y sus economías estamos todos en transición,
el calificativo “en transición” no especifica a qué nos estamos refiriendo,
como los “países en vías de desarrollo” ,
los “pvd” que durante medio siglo contribuyeron a la neblina del
lenguaje y hoy pierden actualidad. La “competitividad”
por el contrario se sitúa bien en el ranking de palabras movilizadas: personas,
empresas, territorios, naciones… la competitividad les dará la salvación, pero…
¿En qué competencia estamos? ¿Con quién competimos? ¿Con qué criterios se
elegirán los campeones? ¿Y si en vez de un “shock de competitividad” privilegiamos
un “shock de humanidad”?, después de todo son los hombres en sociedad que
construyen las economías y deciden de los criterios de eficacia de las mismas, tal
vez no se trate de “ganarle” a los otros “competidores” sino de construir
nuevas solidaridades para “salvarse” juntos.
El uso de ciertas palabras,
su significación raída, aumenta el efecto neblina, lo cual también tiene sus
ventajas, ya que en la medida que las palabras adquieren significaciones
diversas según quienes las empleen, permiten construir discursos consensuados
bajo la niebla y a las dirigencias políticas compartir declaraciones comunes mientras
toman rumbos diferentes. Por supuesto es previsible que frente a un aumento de
temperatura o baja de humedad la niebla
se disipe poniendo de manifiesto que los rumbos divergen.
2 Efecto “trompe l’oeil” (literalmente: engaña ojo): la inversión del
sentido
Como con los viejos negativos de fotos, que podíamos
apreciar cambiando de lugar los claros y los obscuros, podemos comprender las
formulaciones del lenguaje que crecen en los suelos fértiles de las crisis e incertidumbres actuales.
Una expresión que me resulta ejemplar en este sentido es la « globalización » o
« mundialización», no entrar en
ella se ha vuelto sinónimo de quedarse al margen del mundo y su evolución. Es
cierto que por un lado las nuevas tecnologías informáticas, de comunicación, de
gestión, de transporte y de logística, han permitido cambios geo-económicos
fundamentales a escala planetaria. Pero si nos detenemos un poco y analizamos
los procesos en curso constatamos que esta expresión oculta los fenómenos
contrarios, es decir los procesos de fragmentación social, económicos y
políticos que tienen tendencia a acentuarse en todas las latitudes. Empobrecimiento
y polarización de ingresos, tendencia creciente a los separatismos regionales,
crisis de las grandes urbes con desarrollo de “no mans land” al interior de las
mismas, barreras crecientes a la circulación de personas… “Fragmentación” parecería designar mejor la
tendencia predominante en este mundo y si nos permiten un neologismo podríamos
hablar de “fraglobisation” para expresar la complejidad del proceso que estamos
viviendo.
El mismo fenómeno de inversión de sentidos podemos
observar con otras expresiones en voga, como el “desarrollo sostenible”, “développement
durable” en francés. La palabra “sostenible” ha sido cargada de un fuerte valor
simbólico asociada a fórmulas muy diversas: “políticas sostenibles”,
“tecnologías sostenibles”, “futuro sostenible”… Cuando en realidad las guerras
in crescendo, las crisis financieras, la crisis climática y del medioambiente
parecerían indicar que todo se hace cada vez más inestable, más insostenible.
Se diría que el hombre conserva su pensamiento mágico y como los antiguos
indígenas de América (cuando aún no se llamaba América) corren en derredor del
fuego pronunciando sus deseos para conjurar males o peligros. Claman
“transparencia de mercados” cuando más opacos se hacen, “seguridad alimentaria”
cuando comer deviene un acto cada vez más inseguro…
3 ¿Expulsar la poesía de la ciudad?
La interrogación no es nueva, Platón en su libro “República”
ya planteaba la expulsión de los poetas de la ciudad ideal, pues los poetas relataban
con un lenguaje encantador las guerras entre los Dioses, los tormentos del
infierno, las debilidades de los héroes… relatos que, según el gran filósofo,
no servían para educar a los ciudadanos, sino lo contrario, contribuían a la
corrupción de sus almas.
Definir qué es el lenguaje poético será siempre una
aproximación, pues la poesía misma es una aproximación, un intento de traducir
emociones en palabras, como lo expresa Arthur Rimbaud: “poesía fijar vértigos”.
La esencia de la poesía es encontrar las palabras y los silencios, los
sonidos y los ritmos, para transmitir la emoción de una hoja que tiembla,
tratar al mismo tiempo de condensar el lenguaje y de hacerlo estallar, como una
gota de perfume cayendo sobre la superficie de las palabras, produciendo ondas
y fragancias inesperadas. Por eso la poesía molesta, por eso el lenguaje
poético se ve excluido del lenguaje político, económico, científico…
“Con sus cálculos desolados / sabios economistas tejen
/ los hilos de la medida / las sombras buscan / el precio de la luz / un sol
estupefacto / ante el medidor de tibieza […] Los brujos contemporáneos /
insisten con sus razones / Matemáticos modelos / Transparentes mercados /
Curvas alisadas a fuerza de suponer / la ecuación de las tripas / para despejar
los deseos” […]
“Si olvidamos / Billetes de próceres manoseados /
Chequeras con firmas firuletes / o electrónicas cartas / abracadabra
yastalaplata / Si inventamos / Un oro nuevo / Un oro sin pecado concebido / Un
oro no duro / no eterno / no brillante / Un oro simple / para soportar codicias
/ Un oro bueno / para calmar llagas / Un oro sabio / para sosegar odios /
Si el oro cambia de ropaje/ Si las formas se sublevan / ¿Caerán desnudos los
contenidos? / ¿Podrán entonces los bancos / preguntar por sus funciones?” […]
“Empresas privatizar
/ Empleados públicos despedir / Salarios congelar / Universidades derretir /
Egoísmos enarbolar / Y van clavando fórmulas o banderillas / en el testuz de la
pobre gente / que corre espantada buscando la salida / ¡OLE ! / Embisten rojas promesas / muy hidalgos en su
pase / los Monetarios Toreros / del
Internacional Fondo / ¡OLE! / Los pulgares señalan hacia abajo / ¡OLE! / Las
miradas imploran un último vuelo / ¡OLE! /
Los sapos ajustadores agitan su bravura / furiosos los toreros /
que gustan de pobres bravíos / ¡OLE! / ¡Vibran
las arenas! / ¡OLE! / Las orejas caen seccionadas / ¡OLE! ¡OLE! ... / Los
discursos limpian la sangre / Las ecuaciones coinciden / Los sapos ajustadores / se felicitan optimistas / Sin sospechar
siquiera / que detrás del cinco / se ocultan manos tendidas / y detrás del
nueve / dos niñas miran desde la colina / las luces y el humo / de ciudades
como ruedos”
Molesta, decididamente la poesía molesta, sobre todo
cuando se mezcla con lo cotidiano, cuando inyecta sangre y pulsaciones en mensajes
que al adquirir vida pueden resultar peligrosos,
pueden revelar lo “no dicho”. Para hablar de
cosas que queman, enfriar el lenguaje, deshidratarlo. Lo comprobamos en
situaciones extremas como en los centros de tortura de la última dictadura en
Argentina (1976-1983), no eran “centros de tortura” eran “chupaderos”, “pozos”,
no había “salas de tortura”, había “quirófanos”, “salas de máquina”, no se
hacía “desaparecer” a los secuestrados se los “trasladaba”… Lo comprobamos en
el lenguaje de todos los días, en los esfuerzos por neutralizarlo, extraerle
las partículas emotivas. “Sin domicilio fijo”, a fuerza de repetir la expresión
se va esfumando la imagen, fijo o no fijo el problema de millones de personas
en el contexto de crisis actual es la pérdida de la casa, de un techo, deambulando
en el metro de Paris o Madrid, en las calles de Calcuta o Rio de Janeiro,
estacionados en un parking en Dublin o Filadelfia… De a poco “sin domicilio
fijo” es reemplazada por SDF, las siglas enfrían aún más la denominación de un
fenómeno social en expansión y al mismo tiempo contribuyen a no sentirlo, a no pensarlo.
Poesía, sé bella, noble y cállate, no te mezcles de las
cosas banales, marginalizada de las editoriales, de la prensa escrita,
televisiva, seducida por poetas que la confinan en torres de marfil, Poesía se
va replegando, pero es testaruda y vuelve, vuelve a golpear a las puertas de la
ciudad, en forma de slam, twitters, lecturas “underground”. A lo largo de la historia Poesía resonó siempre en
diapasón con las evoluciones / revoluciones del lenguaje, que a su vez
resonaban con las evoluciones /
revoluciones de la sociedad. Lo fue así desde los poemas épicos helénicos,
hasta el modernismo o el simbolismo ruso de comienzos del siglo XX o el surrealismo
francés hasta mediados del siglo pasado. Miles de personas asistían a los
recitales de Maiakovski en Moscú, de André Breton en París o de Neruda en Santiago de Chile o Buenos Aires.
No se trata de una cuestión de temática, de “poesía social”, sino de la sinergia
entre el aliento del lenguaje y el aliento social, el contexto de crisis actual
se refleja también en la crisis del lenguaje y la poesía tal vez tenga algunas
palabras que decir al respecto.
4 Crisis, poesía y conocimiento
Puesto que de palabras y significados estamos tratando,
precisemos que la krinein griega, se
refiere a las situaciones decisivas, era el término utilizado por la medicina
hipocrática para designar los momentos intensos en que la enfermedad juzgaba al
cuerpo enfermo, crisis que podía conducir al “renacimiento” o a la muerte.
Tratar de enfrentar las crisis es indisociable de la capacidad crítica, de la
capacidad a evaluar / interpretar /
diagnosticar. Para ello es necesario describir los fenómenos observados,
construir un conocimiento de las causas que originan los estados críticos.
¿Puede contribuir la poesía al conocimiento de los
hombres y de las sociedades humanas? ¿Puede la poesía contribuir al conocimiento
de las crisis que atravesamos? Para intentar una respuesta precisemos en primer
lugar que la experiencia poética no es sólo literaria, concierne la vida en
todas sus dimensiones. La poesía, condensación ritmada
del lenguaje, existe mucho antes que la escritura. La poesía también fue una
herramienta de memorización, que ha permitido la transmisión oral de mitos,
ritos, saberes y conocimientos, en los cantos que han acompañado la labor de
los agricultores o de los herreros, en las fórmulas mágicas para curar
enfermedades, convocar a los dioses o acompañar a los muertos en su misterioso
viaje.
La crisis actual replantea de manera fundamental las relaciones del hombre
con la naturaleza y con los otros hombres. Árboles, ¿Cómo conocer los árboles?
¿Tejidos leñosos? ¿Soportes de fotosíntesis?, poned la mano sobre la corteza de
un sauce, de un roble, de un algarrobo, mirad la copa acostado a sus pies,
decidme luego ¿qué es un árbol? Cómo conocer la tierra, plantas, piedras,
mares, abejas, pumas, delfines… ¿Cómo comprender las relaciones del hombre con
la naturaleza y con sus semejantes si separamos las explicaciones científicas
de las percepciones poéticas del mundo y de los seres que lo habitan? Mientras
escribo estas líneas escucho en la radio (France info 10 de octubre 2012) una entrevista a Fabrice Luchini sobre su última película “La maison”,
que aborda, entre otros, el tema de la creación literaria: “un film sobre la creación, podríamos pensar
en principio que se trata de un film aburrido… pero no […] la poesía, Rimbaud
ou Céline informan mucho más lo real que
el ministro de Economía o de Industria”.
Termina la entrevista con Luchini, me acuerdo del
libro de Roberto Juarroz “Poesía y
realidad”, me acerco a la biblioteca, encuentro la versión francesa, comienzo a
hojearla… “Lo que podríamos llamar el
principio de realidad no puede ser captado por una sola de las capacidades,
facultades o aptitudes del hombre, sino por su conjugación unitaria y
unificadora que es mucho más que su suma pura y simple. Creo que sucede lo
mismo en poesía. En nuestra época una de las más altas perspectivas del
espíritu es la recomposición o la recuperación de la unidad del hombre a través
de la poesía. Desde este punto de vista, pensar y sentir son una sola y misma
cosa, como la inteligencia y el amor, la acción y la contemplación. […] El
destino del poeta moderno es reunir el pensamiento, la imaginación, el amor, la
creación. […] Porque la poesía es el mayor realismo posible, en su tentativa de
unir al hombre dividido y fracturado, fundando los elementos dispersos en un
todo”
Tal vez no sería exagerado afirmar que para entender la
crisis y resolver las urgencias sociales, económicas, medioambientales, habría
que aceptar que hay también un estado de urgencia poética, los nuevos paradigmas de sociedad, las nuevas formas de producción, de
intercambio, de gestión de los recursos naturales, de urbanización, de… no
saldrán repentina y únicamente de la investigación científica como del muslo de
Júpiter. Sin duda que necesitamos nuevos saberes, pero sobre todo necesitamos
un saber nuevo, un saber de una nueva calidad, un saber basado sobre un principio
de unificación de las diversas formas de conocimiento, de las diversas
experiencias del mundo, la experiencia poética es un componente esencial de
este proceso, que vuelvan Poesía y poetas a la ciudad real, la ciudad ideal no
existe.
JM
20 de Octubre 2012.
Texto basado en la ponencia presentada en la mesa
redonda: “Lenguaje poético en contexto de crisis”, realizada en la embajada de
la República Argentina en Francia el 23 de Octubre 2012 y presidida por el
Señor embajador Aldo Ferrer, en ocasión de la presentación del libro “Travesías
poéticas: poetas argentinos de hoy” (ed. L’Harmattan Francia)