novela de Jorge Nàjar
por Rosina Valcárcel
Evoco a Jorge a inicios de 1974 escuchando "Construcción" y otros cantares de Chico Buarque en la casita de los vates contestatarios Ricardo y Sonia Luz. Teníamos menos de treinta años. A ambos nos unía el aprecio por Armando Rojas, Manuel Morales, Antonio Claros, Ricardo Silva Santisteban, poetas insulares. Los rebeldes hilos visibles, los libros, los brindis, las caminatas con Óscar Málaga, Elqui Burgos, Jorge Pimentel, estrecharon nuestras manos. El quimérico viaje a Huancayo con Chacho Martínez, José Luis Ayala, nos permitió dar recitales, cultivar amistad con Nicolás Matayoshi, con el pintor Josué Sánchez, y Sergio Castillo, a fines de 1974, bailar waynos y cantar taquiraris (del Sur), contemplar el valle del Mantaro y saborear dulces capulíes. Ahí Jorge me contó de su adolescencia en diversas ciudades de la Amazonía, de los ríos, de las leyendas y cuentos de Pucallpa.
El Alucinado es una novela lanzada por Editorial Summa, representada por el joven escritor Harold Alva, que se celebró el viernes 25 de noviembre, a la 7 de la noche, en el Auditorio del Colegio de Abogados de Lima (Miraflores). Una vez más, Jorge Nájar, poeta integrante de la generación del 70, sorprende con su escritura fecunda, con su imaginación y talento. Aquí Nájar se impulsa con su prosa ingeniosa, perspicaz, logrando –cual brujo de la palabra- atrapar al lector (a). Jorge ha escrito una novela fulminante. Esta puede ser la historia de un ejemplo de peruano perdido en la ciudad cosmopolita. Entonces, ese hombre en esta urbe monumental, desea recalcar su procedencia y pertenencia al terruño, su identidad, sus raíces. En aquel realce de esas características propias alcanza el delirio, visiones, una suerte de locura. Por ello, el título El Alucinado, un individuo que ve espectros, de la historia; que ve apariciones de las identidades asesinas, porque, de un modo u otro, estamos obsesionados por nuestra identidad nacional, cultural, multiétnica, por los conflictos profundos, la violencia a ultranza. Por eso es que este es un interlocutor hipnotizado, un gran personaje, un alucinado. Uno de los relatos cardinales toma forma con la alusión de lo acaecido el15 de abril. Veamos:
EL DÍA 15 DE ABRIL, AL CAER LA NOCHE, un joven francés de origen africano, había salido a pegar carteles en las cercanías de la estación de trenes Saint Charles, en Marsella, en defensa de los derechos humanos. Lo hacía cantando el rap “Menelik está en la plaza, / seguro que habrá camorra…”, homenaje a la vida de los suburbios y crítica al comportamiento de cierto sector policial. No había terminado de cantar cuando recibió una descarga de rifle en la espalda y cayó al suelo. (JN) En la confabulación de El Alucinado nos hallamos, pues, ante la puesta en escena de una historia narrada con belleza, frescura, a la vez poética y realista sobre el drama de la migración que padeció el Perú en los últimos decenios. Un poeta afincado en París, ex militante de una célula ultra izquierdista peruana es violentado impetuosamente a orillas del Sena por unos militantes de la extrema derecha francesa. La veloz intervención de la Cruz Roja y de la policía permite componer no sólo la vida de Pedro Toledano desde sus orígenes en la Amazonía, atravesando Lima, la India y París, sino también transitar junto a él su peregrinaje por las orillas del Río de la Iluminación en exploración de una extraviada serenidad. En ese cruce asoma el 1° de mayo, día internacional de los trabajadores; y van brotando los fantasmas del pasado; los operativos del Núcleo Invisible, las tácticas de la lucha anti terrorista, el amor en los tiempos de la ira, el odio y la venganza. Esta novela El Alucinado, deviene en un aullido, una exclamación de alarma y prevención contra las identidades asesinas. Hay quienes creen que dicho personaje se parece un tanto al real Jorge Nájar, aunque el autor no esté de acuerdo totalmente. Un ramito de alelíes, un abrazo y congratulaciones!
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