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Entradas por tag: eduardo
16 de Septiembre, 2016 · General

Eduardo Galeano

LENGUAJE


En la época victoriana, no se podían mencionar los pantalones en

presencia de una señorita.

Hoy, por hoy, no queda bien decir ciertas cosas en presencia de la
opinión pública: El capitalismo luce el nombre artístico de economía
de mercado, el imperialismo se llama globalización.

Las víctimas del imperialismo se llaman países en vías de desarrollo,
es como llamar niños a los enanos.

El oportunismo se llama pragmatismo, la traición se llama realismo.

Los pobres se llaman carentes, o carenciados, o personas de escasos recursos.

La expulsión de los niños pobres del sistema educativo se conoce bajo
el nombre de deserción escolar.

El derecho del patrón a despedir al obrero sin indemnización ni
explicación se llama flexibilización del mercado laboral.

El lenguaje oficial reconoce los derechos de las mujeres entre los
derechos de las minorías, como si la mitad masculina de la humanidad
fuera la mayoría.

En lugar de dictadura militar, se dice proceso.

Las torturas se llaman apremios ilegales, o también presiones físicas
y psicológicas.

Cuando los ladrones son de buena familia, no son ladrones, sino cleptómanos.

El saqueo de los fondos públicos por los políticos corruptos responde
al nombre de enriquecimiento ilícito.

Se llaman accidentes los crímenes que se cometen con los automóviles.

Para decir ciegos, se dice no videntes, un negro es un hombre de color.

Donde dice larga y penosa enfermedad, debe leerse cáncer o SIDA.
Repentina dolencia significa infarto, nunca se dice muerte, sino
desaparición física.

Tampoco son muertos los seres humanos aniquilados en las operaciones militares.

Los muertos en batalla son bajas, y los civiles que la ligan sin
comerla ni beberla, son daños colaterales.

En 1995, cuando las explosiones nucleares de Francia en el Pacífico
sur, el embajador francés en Nueva Zelanda declaró: "No me gusta esa
palabra bomba, no son bombas, Son artefactos que explotan".

Se llaman Convivir algunas de las bandas que asesinan gente en
Colombia, a la sombra de la protección militar. Dignidad era el nombre
de uno de los campos de concentración de la dictadura chilena y
Libertad la mayor cárcel de la dictadura uruguaya.

Se llama Paz y Justicia el grupo paramilitar que, en 1997, acribilló
por la espalda a cuarenta y cinco campesinos, casi todos mujeres y
niños, mientras rezaban en una iglesia del pueblo de Acteal, en
Chiapas.

"El miedo global "

Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.

Los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.

Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.

Los automovilistas tienen miedo de caminar y los peatones tienen miedo
de ser atropellados.

La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.

Los civiles tienen miedo a los militares, los militares tienen miedo a
la falta de armas.

Las armas tienen miedo a la falta de guerras.

Es el tiempo del miedo.

Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la
mujer sin miedo.

Palabras claves , ,
publicado por islanegra a las 06:32 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
16 de Agosto, 2014 · General

Eduardo Romano: sus respuestas y poemas


 

Entre-vista en tramos-e realizada por Rolando Revagliatti

 

 

Eduardo Romano nació el 8 de junio de 1938 en la ciudad de Avellaneda, provincia de Buenos Aires, la Argentina , y reside en la Capital Federal. En 1965 egresó de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde en la carrera de Letras fue profesor adjunto de la cátedra de Literatura Argentina, cuyo profesor titular era David Viñas, así como Asociado de  Literatura Argentina II, a cargo de Beatriz Sarlo. Entre 2001 y 2012 dictó Problemas de Literatura Argentina. En la misma Universidad fue profesor titular del Seminario de Cultura Popular y Masiva en la Facultad de Ciencias Sociales. Entre otros medios gráficos, como periodista  colaboró con los diarios “ La Opinión ”, “Clarín”, “Tiempo Argentino”, “Página 12” ; con crítica literaria, artículos, poemas, con las revistas “Crisis”, “Hoy en la Cultura ”, “El Escarabajo de Oro”, “Zona”, “El Barrilete”. Entre 1967 y 2008 publicó, por ejemplo, los siguientes volúmenes en el género ensayo: “Análisis de Don Segundo Sombra”, “Sobre poesía popular argentina”, “Medios de comunicación y cultura popular” (con Jorge B. Rivera y Aníbal Ford), “Claves del periodismo argentino actual” (con Jorge B. Rivera), “Las huellas de la imaginación”, “Voces e imágenes en la ciudad. Aproximaciones a nuestra cultura popular urbana”,“Revolución en la lectura. El discurso periodístico-literario de las primeras revistas ilustradas rioplatenses”, “Haroldo Conti, alias Mascaró, alias la vida”. A través del sello La Crujía , en 2012, como principal redactor y director de un equipo de investigadores, se editó “Intelectuales, escritores e industria cultural en la Argentina ”. Y éstos son sus poemarios: “18 poemas” (1961), “Entrada prohibida”(1963), “Algunas vidas, ciertos amores” (1965), “Mishiadura” (1978), “Doblando el codo” (1986), “Entre sobrevivientes y amores difíciles” (2004), “Puro biógrafo y otras inconveniencias” (Ediciones Activo Puente, Buenos Aires, 2013). En 1997 el Fondo Nacional de las Artes, en su colección Poetas Argentinos Contemporáneos, edita “Eduardo Romano – Antología Poética”.

 

 

 

          1 – Precede este contacto una presentación formal. Te propongo otra.

 

          ER – De los comienzos, las canciones (tangos, boleros) a las cuales les cambiaba su letra mientras caminaba por la finca de mis tíos, en San Rafael, provincia de Mendoza, donde pasé todos los veranos entre los cinco y los diez años. A los quince las escribía (creo que desde el día en que cerré la tapa del piano), y a los veinte reuní mi primer poemario. Consecuencia de haber conocido a Jorge Rivera y al Movimiento Madí, cuya retórica consideré de vanguardia –en cierto modo lo era-, fueron los “Poemas para la carne heroica” (1960), que luego extirpé de mi bibliografía. La que admito se inicia con “18 poemas”, por el sello Aguaviva, nombre de una revista –hoja impresa de los dos lados y doblada- de la que editamos seis números con Rivera, Alejandro Vignati, Susana Thénon y Juan Carlos Martelli. Un conjunto heterogéneo, tanto que cuando incluí mi editorial “Contra todo”, los dos últimos hicieron constar al pie que no coincidían (claro, eran miembros del Partido Comunista y mi alegato estaba entre el anarquismo y la beat generation). El más entusiasta era Vignati y fue a través de él que nos relacionamos con Allen Ginsberg, Lawrence Ferlinghetti, etc. Editamos una traducción del poema de Ferlinghetti en contra de Eisenhower y lo repartíamos gratuitamente por la calle cuando nos visitó el presidente norteamericano ( la Coca-Cola se le había adelantado). También le enviamos al juzgado del fiscal Guillermo De la Riestra respuestas tajantes contra la censura: él era funcionario en la dictadura de Juan Carlos Onganía –“¡el onganiato!”-, y había ordenado secuestrar libros y películas como “Los amantes”…

          Yo estaba estudiando en la Facultad de Filosofía y Letras desde 1957. Allí hicimos un par de lecturas públicas. Trabé amistad con Alberto Szpunberg, conocí a Juana Bignozzi y nos reuníamos los tres para leer lo que andábamos escribiendo. Las lecturas públicas eran frecuentes y en los reductos más dispares. La más importante fue en 1962 en la Facultad de Medicina de la UBA , en cuyo Auditorio habría unas doscientas personas: inusitado. Varios cuadernillos con los diferentes autores invitados por el Centro de Estudiantes de esa Facultad conservan testimonio del suceso. Conservo el que incluye mi participación junto a Juan Gelman, Héctor Yánover, etc. Época en la que concurríamos semanalmente a casa de la “tana” Marcella Milano, quien nos reveló las entretelas de Cesare Pavese (yo la ayudé en una traducción de “Dialoghi co Lucò” que editó Siglo Veinte). Por entonces se produjo el acercamiento de sectores de la izquierda y del peronismo: por ejemplo, en el Movimiento Nacional de Liberación, de Ismael Viñas, con el que me vinculé a través de Rivera; y en ANDE (Agrupación Nacional de Estudiantes) de Filosofía y Letras, adonde llegué detrás del poeta Horacio Pilar. Otro poeta, y editor, José Luis Mangieri, me incorporó al sello Nueva Expresión: “Entrada prohibida” y “Algunas vidas, ciertos amores”. Este último corrió la suerte del depósito donde Mangieri guardaba sus ediciones: llegó la policía y secuestró todo, buscando libros políticos, claro, incluida casi la edición completa de mi libro, del que sólo conservo un ejemplar con la impresión de tapa sin colores. Colaboré con “ La Rosa Blindada ”, la revista del maoísmo naciente en Buenos Aires. Pero también lo hice en “18 de Marzo”, periódico del peronismo combativo. Con Rivera, René Palacios More y Luisa Futoransky, otra mezcla rara de “Museta y de Mimí”, editamos dos números de una revistita abrochada, “Cuadernos de Poesía Hoy”. Y debuto con mi primer artículo crítico (aunque ya había borroneado algo de crítica en breves notas de “ La Gaceta de Mariano Moreno”, en el colegio secundario, sobre Pablo Neruda y Vicente Huidobro), titulado “¿Qué es eso de una generación del ’40?”. Allí manifestaba mi admiración por el lenguaje coloquial de algunos poetas del tango y la oponía a ciertas retóricas de la poesía letrada (para ser leída). Acababa de recibirme de Profesor de Letras, me iniciaba como docente y me fue absorbiendo la crítica literario-cultural. Escribía poemas que quedaban rigurosamente guardados y leía, además de Pavese, a T. S. Eliot, a Antonio Machado, y por sobre todos, a César Vallejo. Pero sin privarme de Paul Valéry, de muchos españoles y latinoamericanos, de la poesía lunfarda –me deslumbró, por cierto, “La crencha engrasada” de Carlos de la Púa-. En tanto la política y el periodismo me atrajeron, colaboré mayoritariamente con bibliográficas en “Clarín Cultura y Nación”, en “ La Opinión Cultural ”, en “Crisis”, etc., donde también me difundieron artículos y poemas.

 

 

          2 – Más de diez años transcurrieron hasta “Mishiadura” (traduzcamos a nuestros lectores lejanos al dialecto local: Indigencia, miseria).

 

          ER - Sí, reaparecí respaldado por Colihue-Hachette, quienes irrumpían con mucho entusiasmo en el mercado editorial. Yo trabajaba intensamente en la revisión de productos y géneros populares con el ya viejo amigo Rivera y con Aníbal Ford, narrador y ensayista. Publicamos mucho desde comienzos de los ’70 hasta 1982 (y una parte conformó “Medios de comunicación y cultura popular” en el 83). Con muy buena repercusión, aunque diletantes y ortodoxos (de varias biblias) nos calificaban de “populistas”, por interesarnos en canciones, historietas, fotonovelas, programas radiales, cine nacional, etc. En la década siguiente enarbolarían la bandera de los “estudios culturales” para ocuparse de asuntos parecidos –según Williams, Anderson, Richard Hoggarth (fallecido en abril de este año), Thompson…- e ignorar o disimular lo que veníamos investigando nosotros. Y bueno… soy argentino, diría el siempre socarrón César Fernández Moreno. En una de aquellas lecturas mencionadas, esa vez en una Galería céntrica, se burló de un poeta joven, creo que Marcelo Fox, y discutí airadamente con él. Años después nos reconciliamos, intercambiamos un interesante epistolario cuando yo estaba preparando la edición de su “Argentino hasta la muerte”, selección, estudio preliminar y notas para el Centro Editor de América Latina. Hasta me propuso suplantarlo en la Universidad de Caen, porque se iba como funcionario del presidente Alfonsín a Cuba; mi situación familiar era complicada pero sólo al año siguiente me divorcié. Si hubiera aceptado, seguro que mi vida hubiera sido distinta, pero como siempre es una sola (por desgracia o por mezquindad divina), aquí estoy. Recuperé parte de dicho epistolario en un dossierdel “Diario de Poesía” dedicado a César. Bueno, creo que desde “Doblando el codo”en adelante mi poesía cobra más contacto con la suya, puesto que ambos articulamos un poco de narrativa y otro poco de ensayo valiéndonos de los “renglones cortitos”, aunque de forma diferente, incluso por razones ideológicas. Y también por concebir series de poemas sobre ciertos asuntos: él, por ejemplo, sus automóviles; yo (que no manejo, ni siquiera mi vida), las fotos familiares o los lugares y casas en los que he residido. Mi poemario del ’86 estuvo muy vinculado con la experiencia periodística en “Tiempo Argentino”, la de mayor inserción en un diario: coordinaba la doble página de bibliográficas de los domingos y hasta alguna vez, de paso, redacté un obituario (el de la narradora Marta Lynch) y varios artículos para “Tiempo Cultura”, al cual Osvaldo Cherkasky, Miguel Briante y Matilde Sánchez, entre otros, le habían dado un nivel poco habitual. En la redacción armé, con Alberto Perrone, al que había conocido como empleado en la Universidad de Morón, una tapa collage con dibujo, foto, viñeta de fotonovela, que me sigue gustando.

 

            3 – Y más o menos desde aquí nos quedaría tu derrotero en los últimos veinticinco años.

 

          ER – Con otro formato. Porque después de haber entrado y salido por las puertas de la Universidad de Buenos Aires al son de las marchas partidarias o de las marchas militares, gané en 1986 un concurso de Adjunto en Literatura Argentina I y tres años después el de Asociado de Literatura Argentina II: me radiqué en el ámbito académico. Con su estabilidad y sus miserias. Como la condición de docente universitario se extendió, primero a la Universidad de Lomas de Zamora, después a la Universidad de La Matanza, dejé otras tareas, en especial las periodísticas o editoriales (para el Centro Editor había escrito mucho, durante mediados de los setenta y de los ochenta). Una experiencia interesante fueron los doce o más programas que asesoré, y en los cuales hacía intervenciones críticas de un par de minutos, para la señal Educable, y que en un momento difundió ATC. Incluyó a algunos poetas, como Almafuerte o Sor Juana Inés de la Cruz.

          Todo eso me restó tiempo para la poesía, nunca abandonada, siempre acumulada en servilletas, hojas rayadas sueltas, copias mecanografiadas, y al fin la bendita era de la computación, cortar y copiar. Fantaseé que le dejaría ese legado a mi viuda (Miriam) o a mis dos hijas (Laura y Constanza, una de cada matrimonio), para que resolvieran si era editable o combustible contra el frío. De pronto, un joven salteño que había sido alumno mío en dos oportunidades y lugares (la carrera de Letras y la carrera en Ciencias de la  Comunicación Social de la UBA –ah, me estaba olvidando de contarte que entre 1989 y 2001 inauguré allí un Seminario de Cultura Popular y Cultura de Masas-), me propuso editar un tomo en su colección El Suri Porfiado. No entraba lo escrito a lo largo de casi veinte años en libros de formato manuable y austero. Pero, ante una posibilidad así, no te vas a hacer el estrecho o el larguirucho… Corté varias secciones de lo que tenía guardado, porque en todos mis libros agrupé siempre los poemas en series bajo un título particular, y se las remití como “Entre sobrevivientes y amores difíciles”.

 

 

  

          4 – Y unos años después surge la posibilidad de volver a editar.

 

          ER – Concluyendo 2012. Raúl Santana, el “negro” Santana, con el que habíamos compartido días de francachela y mishiadura allá por nuestros veinte años –no por esa década, aclaro-, me propone telefónicamente una antología en la colección que dirigía para el sello Activo Puente. “No”, le contesté, “ya que el Fondo Nacional de las Artes me publicó una de la etapa que llega a los ’80, prefiero mostrarte un libro inédito y añejo de veinticinco años.” Por supuesto que excluí casi todo lo que ya estaba en la edición de El Suri y armé el resto. Para fortificarlo o qué sé yo, le sumé, con añadidos, una sección, la de “Viejas Fotos Familiares” de“Doblando el codo”, pero con otro título. Y así se fue conformando (y confirmando)“Puro biógrafo y otras inconveniencias”, título que, entre otras virtudes, tiene el de no parecer propio de un volumen de poemas. Con “biógrafo”, tal vez esté de más aclararlo, aludo a la vida y también al cine como un componente inexcusable de esa vida -lo que hoy les sucede a los más jóvenes con la televisión-, pero también a la ensoñación. Cines de barrio (les dediqué un radiopoema), de pueblo (en Escobar), de rambla marplatense, de auditorio al aire libre… películas vistas, entrevistas, narradas, recordadas y mezcladas, perdidas en el desván de la memoria… y divinas divas (Marylin, Brigitte, Sofía, la Cardinale) que te dejaban insomne, entre otras cosas.

 

 

            5 – Y además de la Antología personal del Fondo, fuiste difundido en otras (al menos en una integramos el reparto).

 

          ER – Me alegra figurar en varias, que no me tomo el trabajo de contar pero son alrededor de diez. Las últimas, “200 años de poesía argentina” (selección y prólogo de Jorge Monteleone, Editorial Alfaguara, 2010) , “El cine y la poesía argentina” (selección y ensayo de Héctor Freire, Ediciones en Danza, 2011) y “Antología de poesía argentina contemporánea, 18 poetas” (bilingüe, co-edición Reflet des Lettres / Alción Editora, 2012). Ellas abren la posibilidad de ser leído por un público heterogéneo e imprevisto. El libro de poemas de autor es una rareza, cada vez se editan menos ejemplares y acaban por desaparecer nadie sabe exactamente dónde, pero desaparecen… Y, entre ensayo y ensayo, entre artículo y artículo, entre investigación e investigación, dirigida o elaborada, a pesar de que el viento jubilatorio ya me esparció, escribo algunos poemas. Generalmente en un rapto o en un rato. Y guardo. Tal vez…

 

 

 

          6 – Tengo cerca mi ejemplar de tu cuarto poemario. En la contratapa se informa sobre otras antologías en las que figurás: “Buenos Aires dos por cuatro” de Osvaldo Rossler, “Los mejores poemas de la poesía argentina” de Juan Carlos Martini Real… Y se informa también que esta edición de “Mishiadura” alberga una selección –once- de los textos que escribieras para la audición “Latitud Buenos Aires” de LS4 Radio Splendid, entre setiembre y diciembre de 1977. Te estoy instando, Eduardo, a que rememores ese paso tuyo por la radiofonía porteña, cómo era el programa, quién lo conducía, y te refieras a lo que sucintamente explicás en unas pocas líneas introductorias al volumen, tituladas “Advertencia”.

 

          ER – Esa oportunidad llegó, como todas, inesperadamente. Una amiga, docente de música y locutora, me dijo que el interventor militar de la radio, tanguero y poeta (en la Argentina, como verán, todo puede suceder), se marchaba y hasta allí había escrito las glosas para una audición con tangos de Gardel. Aníbal Cufré, que leyó al efecto algunos poemas míos, me ofrecía reemplazarlo. Le contesté que sí pero con poemas, no con glosas. Escribí una cortina fija, que iniciaba el programa todos los días al anochecer, y luego un texto poético para cada audición que se iba intercalando entre las versiones del “mudo”. Mudo me quedé yo el día que viajando en un colectivo me escuché, junto con el colectivero y algunos pasajeros. La voz de Cufré era impresionante, hasta cuando no sabía lo que estaba diciendo. Inauguré una rutina de trabajo poético: sábados y domingos escribía los cinco textos de la semana, siempre precedidos por alguna cita. Me acuerdo que cuando usé una de Luis Luchi, Cufré me la mandó de vuelta, porque eso no le parecía poético. Yo tuve ganas de contestarle que, si supiera ya lo que era la poesía, habría dejado de escribir. Luego recuperé una selección de esos textos para incluirla en mi libro “Mishiadura”, como “Radiopoemas 77”.

 

 

            7 – Entresaco unos versos de distintos poemas tuyos: “no deben arrojarse los restos del amor dentro del mundo”, “qué haré con su costumbre lenta de hablar y envejecer?”, “el gato pasea por el ocio rollizo de mi hermana mayor”, “y por ti, pero más por mí, pormigo mismo”, “Es la hora de la preñez extrema del aire”, “lucía las bananas podridas del sombrero”, “y su terrible renguera de conciencia”, “Me gustaría encontrarte hace diez años”. Aquí están. Y entonces pregunto: ¿En qué términos resumirías tu poética?

 

          ER –  Esas cosas son más fáciles de decir acerca de otros que de uno y haciendo eso me he ganado en gran parte la vida. Pero… bueno, me tiro a la pileta como poeta de la palabra conversada, del diálogo. Algo que nos vino (uno nunca está solo, aunque se lo imagine) seguro que de Pavese, pero también del tango, de “Eche, amigo, nomás, écheme y llene…” y tantos otros ejemplos. Empecé a escribir argentino, dice Cortázar, hacia 1950. Yo sentía que los de Movimiento Poesía Buenos Aires, algunos, excelentes poetas, parecían, muchas veces, traducidos. Y si no podía escribir argentino, al menos lo haría en porteño y sin  tergiversar mi habla cotidiana. Sentía que en el poema, como en los mejores tangos, se podía contar de manera breve e intensa  y que eso era un desafío. En ocasiones debo de haberlo conseguido. Con el tiempo, las series poéticas me permitieron ampliar el relato, los momentos fulgurantes de ciertas situaciones vividas, imaginadas, soñadas… o todo un poco a la vez.

 

 

  

          8 – Por un lado, en tu último poemario leo estos dos versos: “con Horacio Pilar (del peronismo mágico) que era capaz / de disertar hasta dos días sobre una araña pensativa”.  Y por el otro, yo, que tarde –en 2002- descubrí en su totalidad la obra poética de Horacio Pilar (1935-1999) y quedé asombrado, organicé y conduje en mayo y junio de 2003 el Ciclo de Poesía “Horacio Pilar” –cinco encuentros: entre los poetas invitados estuvieron José Peroni, Jorge Quiroga, Hilda Rais, Francisco (Pancho) Muñoz, Raúl Santana-. Has sido su amigo. ¿Lo evocarías para nosotros a quince años de su fallecimiento? 

 

          ER – Claro, cómo no. Horacio había cursado el Liceo Militar y comenzado Medicina. Era inesperadamente marcial y sorpresivamente gastronómico. Me acuerdo de haber comido en algún boliche de los que frecuentábamos, gasolineros, y pedir primero sopa y luego dos bananas; explicarle al mozo, sin duda desconcertado, las virtudes de esa dieta. Sin mencionar la principal: gastar poco. Tenía una labia espontánea y generosa; una vez, en mitad de uno de tales discursos, a propósito de cualquier cosa, se detuvo y nos preguntó sobre qué estaba hablando, se le había perdido el asunto. Charlamos mucho de filosofía, de calle, de señoritas, de política. Era el mejor ejemplo de que cada peronista tiene su propio peronismo y él te convencía del suyo. Un poeta reflexivo y modesto; siempre me decía que formábamos una segunda línea y que eso no debía desalentarnos. Un gran tipo, de ésos que te dejan mucho y haberlos conocido justifica también un poco  haber vivido. Valdría la pena reencontrarlo para seguir charlando, seguro nos quedaron cuestiones pendientes.

 

 

            9 – Sé que para “Francisco Urondo, la palabra en acción – Biografía de un poeta y militante” de Pablo Montanaro (Homo Sapiens Editora, Rosario, Santa Fe, 2003) has participado con tu testimonio. Para quienes como yo, no hemos accedido al libro en cuestión, ¿nos lo ofrecerías?

 

          ER – Mi relación con Paco Urondo fue especial, con largas intermitencias y mucho afecto. Lo conocí cuando vino a una lectura de poemas (participamos Jorge Rivera, Alejandro Vignati, el petiso Alfredo Carlino y yo): creo que en el salón de un diario sobre la avenida de Mayo. Leí textos que pasarían a “18 poemas”. A la salida se acercó y me comentó que le habían interesado, quedamos en vernos en otro momento, almorzamos a los pocos días con Noé Jitrik, de Souza y otros amigos, me presentó a Clarita Fernández Moreno, y por ella conocería luego a Haroldo Conti… Otra instantánea es de cuando él vivía en el barrio de San Telmo, en una de aquellas casas colectivas de los setenta y a la que acompañé a Lola Thorne. Charlamos largo, me presentó a uno de sus hijos, intercambiamos libros. Tercera foto: una noche lo esperé con dos amigas, en el viejo bar “Unión” que tanto frecuentaba y me encantaba, allá en la avenida Paseo Colón, cerca de Independencia, hasta que salió de trabajar en “La Opinión” y cada uno por su lado, pero otra vez buena charla, agradecimiento por el “aguante”. También nos encontramos en lo de Rivera: ambos militaban en el Movimiento de Liberación Nacional (MLN -Malena) y discutimos un poco, en buenos términos. Después coincidimos en la Facultad de Filosofía y Letras, donde vino como Director del Departamento y yo quedé a cargo del Instituto de Literatura Argentina. Allí no discutimos, exactamente, pero diferíamos en cuanto a lo que esa intervención debía producir en la carrera de Letras. Tengo presente una larga caminata por Rivadavia estrecha, desde la Plaza de Mayo, y olvidar lo político para hablar de poesía, lo que siempre nos había acercado. Bueno, a partir del ‘76 sabemos lo que pasó. Pero lo vi una última vez, en el barrio Caballito: yo estaba parado en la esquina de Rosario y José María Moreno, y desde un auto agitó la mano y su sonrisa, que era muy particular. Tuvo la valentía de sostener hasta el final lo que creía, a diferencia de tantos otros.

 

 

 

           10 – Mas allá de los consagrados poetas del tango  –Homero Manzi, Enrique Santos Discépolo, Celedonio Esteban Flores, Enrique Cadícamo, Homero Expósito, Eladia Blázquez, Horacio Ferrer, Héctor Negro…-, ¿estás al tanto de la letrística tanguera más reciente? ¿Por dónde andan tus actuales preferencias musicales? ¿Hay algún tipo de música que juzgues “mala” y que te atraiga (o te haya atraído)?

 

          ER – Estoy al tanto, porque soy miembro de la Academia Nacional del Tango, pero creo que cada ritmo tiene su época y la del tango ya fue. He dado clases sobre letras de tango en la Academia y en la Universidad acerca de la canción, en las cuales incluí también al llamado folklore, al rock nacional y a cantantes que no tuvieron mucho que ver  con la poesía, pero cuyo humor los justificaba. Estoy pensando en Rodolfo Zapata, el de la chacarera “La Gorda”, que manejaba un uso del doble sentido muy gracioso y que los folkloreros comprometidos despreciaban. Claro, para ellos  “Si se calla el cantor calla la vida” y me imagino que, para el cantautor Zapata, “si se calla el cantor calla la risa”. Y el humor es un combustible irremplazable para sobrevivir, sobre todo en el mundo periférico. A la poesía argentina le ha faltado humor, sus cultores prefirieron la seriedad, la gravedad, aunque estuviera hueca. Nicolás Olivari, Conrado Nalé Roxlo, Luis Cané, César Fernández Moreno… son de los pocos, en una cuerda que va del humor sutil al sarcástico. Si me dejan, me subo al carro, por lo menos por el costado del humor irónico. Hoy día el gran público está en contacto con la poesía de las canciones, acompañadas de música. Así como lee novelas acompañadas de imágenes (telenovelas, pero obvia el prefijo). La lectura en silencio y recoleta está avejentada, aunque nunca va a desaparecer del todo. Yo convertí un poema (Cartas II) en el tango “La zorra tristeza” (con música de Alberto Garralda), que tuvo dos grabaciones, pero no seguí adelante con la experiencia. Está entre las cosas que me debo para el ballotage.

 

   

          11 - En un número de la revista de poesía “El Jabalí”, que estuve releyendo, reprodujeron una parte de una entrevista realizada a Orson Welles (originariamente reproducida en su totalidad en una revista extranjera): Me apropio yo de algunas, y adaptándolas te las despliego: Si hubieras podido escoger el país y período en que te hubiera gustado nacer, ¿hubieras escogido qué país, qué período? ¿Hay algunas figuras de la historia argentina con las que te identificás? ¿A quién escogerías como modelo de comportamiento masculino hacia las mujeres?

 

          ER – ¡Esto ya no es una entrevista sino un bombardeo! Me pongo el casco y voy contestando.

          1: Me gustaría vivir en el mismo lugar y en el mismo tiempo pero de nuevo, para reincidir en algunas cosas y para rectificar otras. Vivir de nuevo, varias veces, entre los veinte y los sesenta, en lo posible descartando la inexperiencia o las malas experiencias anteriores y la excesiva experiencia posterior (dejémosle este placer a los orientales).

          2: Me identifico con los muchos que construyeron nuestro país y con los pocos que lo siguen haciendo, ¡lástima que los otros eran más!

          3: A mí, por supuesto. Pero preferiría hablar de lo mal y de lo bien que me han tratado, porque sería hacer el resumen de mi vida. Si unas me abandonaron, desde el comienzo, otras me recogieron y me cuidaron. En “Entrada prohibida” hay una cita de Pavese que dice, en parte, “mis buenas compañeras estarán siempre vivas, / sufriendo en silencio y pagando por todos”. Sin ellas faltaría en mi CV la poesía y estaría de más este diálogo.

 

            12 - Alejandra Pizarnik le expresó en una carta a la poeta bonaerense Ida Julia Casella, a propósito del poemario de ésta cuyo título es “Antes de nacer” (1ª Edición, Ed. Colombo, 1966): “...sus poemas son, entre otras cosas, modos de conocimiento (es evidente el ‘yo me he vuelto del revés / me he vuelto del derecho’), de conocimiento de usted, naturalmente, pero cuando el modo es auténtico y necesario (esto sobre todo), el lector se conoce en la comunión poética: un simple y terrible espacio de encuentro perfecto...” ¿Te provocan, Eduardo, estas líneas, alguna apreciación?

 

          ED – Si la literatura –incluida la poesía- no es conocimiento, es apenas palabras sueltas, cháchara, nada… Uno aspira a la experiencia compartida, a que algo resuene en el otro y lo transforme, lo cambie de lugar, de posición, de ánimo, se le haga carne viva… Por lo menos son las vivencias que nos transmitieron algunos de esos escritores que preferimos y que seguimos leyendo a través del tiempo. Una novela de Benito Pérez Galdós, pero también otra de Paul Auster y, para cambiar de registro, un poema del Arcipreste de Hita y otro de Homero Manzi. Y lo que hicimos siempre, incluso sin saberlo, reescribir las palabras que se reagrupaban, de otra manera, entre las ya leídas y escuchadas, entre las que dijimos y las que nos dijeron. La literatura es, en definitiva, el lugar de cruce donde los otros nos hablan, o se hablan a través de nosotros, aunque ilusionemos poseer “el uso de la palabra”.

 

*

 Eduardo Romano selecciona para esta entrevista, en agosto de 2014, siete poemas de su autoría:

 

 

BRINDIS

 

 

Por la mano que hundo y arranca el poema

por el verbo que comunica como una llave

por el hijo pródigo que vendió su corazón al contado

por la joven madre que no abortó de perezosa

por los que de tanto en tanto se dicen algo al espejo

por los que sólo recuerdan a garrotazos

por la ventana cerrada de los muertos

y por el que desde mucho antes fue cadáver.

 

Por el ojo sin importancia de la risa

por los que hoy aquí y mañana no se sabe

por la noticia falseada en treinta idiomas

por el que pide permiso en todas partes

por el que usa apenas mujeres usadas

por el que brilla una noche y catequiza

por el silbido que se perdió en la boca

y por la triste escalera que solamente baja.

 

Por una blusa roja hasta la sangre

por la firme respuesta del seno adolescente

por la manzana madre de este mundo

por el que tira sus besos al retrete

por el que perdió la cabeza en el griterío

y por el hueso auténtico el hueso duro de roer.

Por el hueco de los que ya se resignaron

por la fiel amistad de las enfermedades incurables

por la que todavía aguarda hecho preguntas

por la felicidad del hombre amaestrado

por la palabra que nos dará el olvido

por un cielo de puentes y llegadas

y por una verdad a cada rato.

 

Por el marinero que no aprendió a desembarcar

por el clavo caliente de estar vivo

por la alegría exacta de los tristes

por el vino de rostros que nadie puede arrebatarnos

y por la desesperación del vaso en la garganta.

Por los que mercan cada día tu trabajo

por los que “sí, cómo no, de cualquier modo”,

por los principios con que algunos terminan sus crímenes

por todas las maneras de andar al descubierto

por los que memorizan cada día de sus años

y por ti, pero más por mí, pormigo mismo,

junto a esos zapatos caminando sin dueño a medianoche

brindo, tal vez de manera vulgar,

levanto mi copa enardecida

por los que ya nombré y por los que no me acuerdo,

dejo paga mi última sonrisa,

toco fondo.

                                                (de “18 poemas”)

 

 

 LA LOCA

 

 

Me decían sentate al lado de la  loca

y dale cuerda.

La loca, a todas horas

destrozada,

y después -si existe algún después

bajo las ruedas-

dibujaba muñecos en el vidrio,

cantaba letras sucias,

daba pena,

Me decían recitale a la loca

tus poemas.

La loca consumía

el café más amargo con leche

y apagado,

se sonaba los huesos

traqueteados en camas informes

o en baldíos,

se daba una medida de esperanza.

Sentada en un rincón,

lucía las bananas podridas del sombrero,

un perfume bien rancio, recocido,

su careta de humo,

su cuello pergamino.

Me decían conversá con la loca

de la vida en orsai,

de su hijo roto.

La loca masticaba estampitas lentamente

preguntando si el sol

seguía afuera

o lo habían llevado, en bandeja,

hasta su cuarto.

Me decían con guiños, por lo bajo,

explicale a la loca que está muerta.

 

 

                                                                          (de “Entrada prohibida”)

 

 

 

 

CAMINATA

 

 

Tengo veintiocho años cumplidos

esta hermosa tarde que ahora desciende

por la avenida viento norte, Palermo,

pensando qué hacer con lo que resta.

Ya no soporto los gestos de Francisco,

según las circunstancias.

No me alcanzan las palabras de Luis,

el estudiante de izquierda

que me quiere explicar causa remotas.

No quiero más los proyectos comunes y promesas

que nunca les pedí, ni equivocada.

He visto y oído sus trabajos,

los oficios delicados, inútiles, vacíos,

humillantes o alegres, de los hombres amados.

Los adolescentes que se concentran

hasta la seriedad en mis piernas delgadas

apenas casi me entretienen.

Las amigas que recitan siempre,

hasta el cansancio,

comienzos o restos de aventuras

ocultas por el humo y sus caras mundanas,

no pueden disimular la soledad que las desborda.

Quedan, es claro, el arte y los paisajes,

pero una ha comprendido el mecanismo

y para qué engañarse en estos tiempos.

Veintiocho años al sol,

camino sostenida por esta escasa juventud

y la incipiente madurez de mis recuerdos.

Sólo deseo tomar un poco de noche,

cara al húmedo cielo,

jugar a la paz, al deseo, a la ternura,

tener una larga conversación sobre estrategia

con algún general que nunca hizo la guerra.

 

                                                    (de “Algunas vidas, ciertos amores”)

 

 

 

TERCERA FOTOGRAFIA DE AMOR

 

 

Es peligroso vivir una última noche con vos.

Hay, por ejemplo, rápidos incendios

sobre los pastos secos de tus ojos.

Hay un aborto reciente y desdichado

-la careta señores los guantes señorita-

que dejó en tu sonrisa enorme cicatriz.

Yo la recorro con paciencia de domingo lluvioso

bajo los pliegues de nuestra lenta soledad.

Crecen hongos salvajes en tu pelo

cuando hablás del marido y los dos hijos

envenenados por la vida en común.

Tiritan nuestras ropas por el suelo,

la tarde se arrodilla y en la pieza desnuda

contra tantos, somos apenas dos.

A las catorce y treinta se incorpora

para decirme nadie

debe saber que aquí estuvimos juntos

porque el amor  voló desde el balcón.

A las catorce y treinta años perdidos

sos apenas tu sombra sobre la palma abierta del andén.

 

 

 

                                                                                                               (de “Mishiadura”)

 

 

 

NI TAN DERECHOS NI TAN HUMANOS III

 

 

Cuando oyó la primera sirena se apartó

un poco del alféizar y cerró las persianas.

Era una lástima renunciar a esa luna

tenue y meliflua, ingenuamente pálida,

pero los gases tóxicos enturbiaban

tanta dulzura y al parecer la noche ardía ya

por los cuatro costados.

A los primeros tiros dio un paso atrás

y entornó la puerta –casi recién pintada-

de su habitación interior.

En las tinieblas se oía el crepitar

lujurioso de la violencia desatada.

Ahora forzaban una entrada gritos roncos

puteadas subrepticias órdenes silbatos

estallaban quién sabe desde dónde desde cuántos.

Empujado por los primeros sollozos ahogados

se metió en el baño, echó la doble llave,

se acurrucó en un rincón los brazos

sobre la cabeza los ojos hacia adentro.

Tras una breve pausa en que creyó –lo principal

es la fe, Dios te sonríe- haberse aislado

sintió un líquido espeso que goteaba

justo encima justo arriba justo no soy

se dijo en un susurro, casi tartamudo.

Entonces se encendió la luz potente luz de la crueldad

y al suave al apartado al buen muchacho

al nunca te metás en esas cosas al hijo de mamá

al siga siempre así felicitado

también lo desaparecieron brutalmente.

 

                                                                     (de “Doblando el codo”)

 

 

 AVERGONZADO

 

 

¿Sabe una cosa usted que a lo mejor me lee

en una larga tarde de domingo sin nada

o en algún otro hueco semejante?

Me da tanta vergüenza ensuciar con versitos

esta hoja impoluta (mentira, apenas si se trata

de una vulgar y servicial servilletita)

y en especial porque murmuro

unas palabras llanas sin metafísica legibles

carenciadas de notas o aparato erudito

sin un despliegue intertextual muy pobretonas.

Y no le cuento, amigo lectorcito amodorrado,

si pienso que en lugar de ganar a toda costa

de apostar de transar de aplastar con denuedo

pierdo mi tiempo así alumbro frases sueltas

la culpa que me da saber el alfabeto

pasear por el lenguaje gratuita suficiencia.

Al menos debería hipotecar tal perversión

en lujuriosos avisos masticables

que un músico por horas, alquilado,

supiera a la sazón sonorizar

para el sagaz público medio (¿o ya

electrocutado del todo y aún consume?).

Me sonrojo realmente, no se extrañe,

cuando sopeso una por una las palabras

las pongo boca arriba en el platillo

me detengo a escucharles viejos ecos

como si fueran rumorosos caracoles.

Es un oficio antiguo, otrora respetable,

pero que ha ido cayendo en el descrédito

en sonrisitas de burla rápidos codazos

una especie de vicio solitario

que hoy practican tan sólo idiotas de la casa.

Por eso acepto caminar hasta el patio

desolado sentarme en un banquito lánguido

esperar que repartan esa sopa mugrienta

que se supone mata los huevos empollados

de todas las metáforas.

 

 

                                                   (de “Entre sobrevivientes y amores difíciles”)

 

 

 

EL POETA DEVUELVE LA PALABRA

 

 

                                                           Para morir mejor

                                                            hay que estar sano (anónimo callejero)

 

 

 

Le entregan sus análisis completos

bajo colesterol sin índice de riesgo

glucemia uremia y uricemia

(no es el medio campo de la selección bratislava

ni una suntuosa aliteración esteticista)

con valores normales adecuados millones

de leucocitos y hematíes como para empedrar

las joyas de varias coronas coronarias

en buen funcionamiento vespertino

(de noche lo asaltan imágenes compactas

que pueden provocarle taquicardia a un dinosaurio)

y camina derecho por lugares torcidos

se busca buenos tragos los malos vienen solos

sigue fiel al Azar que lo guía desvía recombina

empieza a salirse de la ví(d)a a pesar de todos y de todo

de lo que informan estos laboratorios alcahuetes

porque la máquina ha comenzado a ratear

es el momento justo de tomar esa curva

(me parece que ya tomaste demasiado).

Resultas de lo cual lo felicitan por haber elegido

morir saludable en buen estado con el humor erecto

de cara a tan adversas circunstancias convencido

de que fue bueno rebajar las grasas los empachos

las borracheras y resacas aquellas dos mujeres en un día

los ratos de mirar nomás mirar hasta perderse

el horizonte los devastados espacios interiores.

Lo felicitan –reitero y no es una ironía-

porque ha llegado al cruce de caminos saludable

ni se le nota el austero carcinoma que lo convierte

en candidato seguro en colaborador anticipado

de la página oscura del Gran Diario donde otrora

incluyeran artículos suyos a veces ponderados

sesudas bibliográficas anónimas o nomás discutibles

que con los vientos light se disiparon.

Algún periodista apresurado querrá corroborar

si es cierto que escribía fascículos seriados

escritores de acá de ahí de más al fondo

para el sueño de Boris en el saber distributivo

si compartió con Paco los destinos de una carrera

donde enseñaban las formas de las letras

que nunca coincidieron pero igual dialogaban

si una vez despertó con la que hubiera amado

entre los brazos prefirió que durmiera tan cansada.

Igual se irá pensando por el viaje –algunos gurúes afirman

que no es largo- las mejores respuestas las posibles

al máximo misterio de este confuso crucigrama.

 

 

      (de “Puro biógrafo y otras inconveniencias”)

 

 

 

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Eduardo Romano y R. R., agosto 2014.

http://www.revagliatti.com.ar/010822.html 

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07 de Enero, 2013 · General

Resiste, compañero Víctor

 

Por Eduardo González Viaña

En el segundo piso del Instituto Nacional de Cultura de Lima, Víctor Jara y yo estábamos conversando. En esos días, el famoso cantante chileno terminaba una gira por el Perú. Estábamos en septiembre de 1973. Faltaba una semana para que Víctor fuera asesinado.

Dicen que cuando uno va a morir repite sus pisadas. Tal vez eso le ocurría. Por más de dos horas, me habló de su infancia en Lonquén y de su madre quien le inspiró la canción más conocida de su repertorio, “Te recuerdo, Amanda”. Recordó también la época en que estudiaba en el seminario redentorista y pensaba en a ser sacerdote.

Dos personas deseaban hablarle. Me hice a un lado para no ser indiscreto, pero me di cuenta por los gestos que Víctor estaba declinando una invitación. Lo último que dijo en voz alta fue “Gracias, muchísimas gracias, pero no. “

En ese momento, me animé a invitarlo a ir a Trujillo. “En la universidad, todos querrán oírte. Puedes quedarte en una casa que tengo. Quédate, hermano, todo el tiempo que quieras.”

Víctor sonrió con tristeza: “Dices lo mismo que esos amigos”.- señaló a las personas con quienes acababa de hablar. “Quieren llevarme a Quito y hacerme recorrer Ecuador. Y tú quieres que me quede vivir en Trujillo…”:

“No, Eduardo. Lo que ustedes tratan de hacer es evitar que yo regrese a Chile.”

En efecto, había mucho de eso en nuestras invitaciones. Los periódicos señalaban que un golpe militar era inevitable allí. Los ricos y los poderosos no podían tolerar las reformas sociales iniciadas por el presidente Salvador Allende. Las empresas trasnacionales conspiraban. En cualquier momento iban a comprarse un sargento para que hiciera la tarea sucia.

“Tengo un deber con mi patria. Aprendí a amar la justicia social en los días en que era seminarista y me di cuenta que esa era la verdadera prédica de Cristo. Por eso entré a la Juventud Comunista. Si ocurre algo, debo estar en mi puesto de lucha.”… Arturo Corcuera y yo lo acompañamos al aeropuerto.

El resto es conocido. El 11 septiembre, apenas tuvo noticias de lo que estaba ocurriendo, Víctor Jara se dirigió a la Universidad Técnica donde laboraba. La consigna era resistir en los puestos de trabajo. Se suponía que eso iba a detener a los golpistas… pero un batallón se metió en el edificio a sangre y fuego. Se llevaron a todos los que quedaban vivos. Los condujeron al estadio de Santiago.

A Víctor, en cuanto lo reconocieron, le dieron … un trato especial. Al cantor de los chilenos y de todos los jóvenes latinoamericanos le colocaron las manos sobre una plataforma de acero y se las trituraron. Luego de muchas otras torturas, expiró, pero eso no les bastaba a sus verdugos. Le acribillaron el cuerpo con más de 40 balazos

Las noticias señalan que los ocho ejecutores del crimen han sido identificados. El oficial que lo dirigía no cesa de hacer justificaciones lloriqueantes desde Florida donde reside.

No importan ni los nombres ni el rostro de los miserables. Deben de tener las mismas uñas sucias y los mismos ojos asustados que los acompañarán hasta el fin de sus días. Más importa responder otras preguntas: ¿Quién dio las órdenes? … ¿Y quién mandaba al oficial? .... ¿Y a su comando? …¿Y al general Pinochet?... Los ricos, los grandes propietarios, las empresas norteamericanas. Ellos aplastaron la democracia chilena y erigieron un reino de terror con miles de presos, torturados y muertos. Ellos, y no los resistentes, son los reales terroristas que espantan y oscurecen la historia de nuestra América.

Mataron al cantor, pero el cantor no se calla. Torturaron al antiguo seminarista, pero Cristo lo había hecho inmortal. Le cortaron las manos, pero su guitarra sigue sonando. 25 años después, la seguimos escuchando. Resiste, compañero Víctor: “Venceremos, venceremos, socialista, será el porvenir.”

Quién mató a Víctor Jara

http://www.youtube.com/watch?v=ypo397DArIU

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02 de Octubre, 2012 · General

Un poema inédito de Eduardo

 

Eduardo Lucio Molina y Vedia

Buenos Aires, Argentina – 1939 - 2012

Oficio

Eran días agitados,
de papeles urgentes yendo y viniendo,
repiquetear constante de antiguas teletipos
(que parecían escribir solas, por sí mismas)
cruzando imágenes,
esperanzadas novedades
entre el acostumbrado ripio informativo.

Un escuálido timbrazo
alertaba dramáticas instancias,
desfiladeros al borde
de la catástrofe nuclear,
volviendo quizá de la fonda de la esquina.

Periodistas,
escribas,
simples intermediarios,
formadores de opinión
en casos de excepción,
comunicólogos,
a menudo simples alcahuetes,
sentíamos en el cuerpo
el fluir del acontecer
por el inmaterial
cablerío de la red.

Nos unían afanes profesionales de enterar al mundo
y otros más profundos, de quizá cambiarlo.

En Argentina,
lindo nombre para un país,
nos persiguieron duro,
nos dieron con todo
como solemos decir.

Decenas de miles de desterrados,
presos, torturados, asesinados
(es que decíamos verdades).

Y más de un centenar de los nuestros,
trabajadores de prensa,
informadores nos dirían ahora,
en esa fantasmal categoría
de factura leguleya:
“desaparecidos”.

Hoy como siempre
unos jóvenes magníficos
amplían la huella,
la enriquecen.

Somos optimistas, ingenuos, invencibles.

Nada de otro mundo.
Lo que ha venido ocurriendo.
desde que el mundo es mundo.

                                                                Poema inédito; Fte: http://floricanto.blogspot.it/

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02 de Octubre, 2012 · General

Eduardo Lucio Molina y Vedia

 

Falleció en Buenos Aires el 18 de septiembre de 2012.

 

La memoria de Eduardo, compañero, solidario, verdadero, fraterno, y su obra, quedan entre nosotros dándonos palabra.

 

Visitaba Argentina, donde presentaba un libro. Había reeditado su libro de poemas Río mar adentro, publicado parcialmente en diversas ediciones de la revista Isla Negra.

 

Periodista, poeta, traductor, escritor y maestro de literatura nacido en 1939 en Buenos Aires, Argentina, y residente en la Ciudad de México a partir de 1977. Desde 1989 hasta 1997 se desempeñó como corresponsal extranjero en México de la agencia noticiosa internacional Inter Press Service (IPS), con sede matriz en Roma. En 1997-1998 fue responsable del área de capacitación literaria, enseñanza de escritura y traducciones del Programa Los Libros del Rincón de la Unidad de Publicaciones Educativas (UPE) de la Secretaría de Educación Pública (SEP) de México. A partir de 1998 fue asesor literario del Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE), entidad internacional con sede en la ciudad de México. Fundador y miembro del consejo directivo de la Editorial Mixcóatl. Participó, entre otros, en el Taller de la Crítica Lateral, grupo autogestivo de narradores y poetas. Publicó artículos, relatos, poemas y ensayos en diversos medios periodísticos y culturales como le Monde diplomatique en español, Primera Plana, La Opinión y Utopías del Sur de Buenos Aires, Revista Isla Negra, Unomásuno, Plural, El Día, La Jornada, Excélsior, la Revista de la Universidad del Estado de México, el mensuario Topodrilo (de la Universidad Autónoma Metropolitana), la revista del ITAM, “Enlace” de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México, las revistas Albatros de Tabasco y Filo Rojo del Distrito Federal, entre otros. En 1995 publicó su colección Cuentos de novela (Editorial Mixcóatl). En 1998 presentó su ponencia Los espacios trashumantes de González Tuñón en el “Primer Seminario Internacional Sobre el Imaginario” organizado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México y dictó un curso sobre Periodismo político en la Universidad Autónoma Metropolitana. En 1999 entró en proceso de publicación su trabajo conjunto con su esposa, la antropóloga lingüista, investigadora del INAH, Eva Grosser Lerner, sobre "Oralidad y literatura en el Cono Sur", coeditada entre el Fondo de Cultura Económica de México (en castellano), la Universidad de Toronto (en inglés) y la Universidad de São Paulo (en portugués). En el año 2000 publicó su poemario “Río mar adentro” en la Editorial Floricanto de la ciudad de México.
Su trayectoria profesional como periodista comienza en 1958 en el matutino El Territorio de la ciudad de Resistencia, capital de la provincia argentina del Chaco, y sigue en 1960, en Buenos Aires, como redactor del vespertino Noticias Gráficas. En 1963 asumió en Buenos Aires la jefatura de redacción de la central latinoamericana de la Agenzia Nazionale Stampa Associata (ANSA). En 1967 colaboró en el vespertino La Razón de Buenos Aires y a partir del año siguiente comenzó por varios años su trabajo como articulista del semanario argentino Siete Días. En 1969 fue jefe de la sección Vida Moderna, del semanario argentino Primera Plana, y desde su creación en 1971 hasta 1976 formó parte del staff directivo del diario La Opinión de Buenos Aires como responsable de la sección de información internacional. Entre 1965 y 1970 fue corresponsal en Buenos Aires de la agencia periodística cubana Prensa Latina. Del 7 de abril de 1976 a la misma fecha de 1977 pasó un año en cárceles de la más reciente dictadura militar argentina (1976-1983) tras haber sido "desaparecido" por las fuerzas armadas golpistas. A partir de su arribo a México en 1977 escribió artículos en diversas publicaciones, como los matutinos El Día, Unomásuno, Excélsior y La Jornada, tradujo del francés, italiano y portugués una veintena de libros para las editoriales Siglo XXI, Fondo de Cultura Económica y Nueva Imagen, entre ellos “Fragmentos de un discurso amoroso” de Roland Barthes y Condiciones de Alain Badiou, y fue gerente de producción de la Editorial Nueva Imagen, además de dirigir la revista Pasaporte 2000 de la Editorial Geografía Universal. Fue asimismo director de la edición en castellano para España y América Latina de le Monde diplomatique en español, antes de incorporarse a la corresponsalía de la agencia noticiosa internacional IPS, Inter. Press Service, con sede en Roma. Dirigió talleres literarios. En 1983 fue jurado del Premio Alfonso X a la Traducción Literaria, patrocinado por el Instituto Nacional de Bellas Artes de México. A lo largo de su trayectoria profesional participó en diversos seminarios, dictó cursos en institutos especializados en periodismo y traducción y pronunció numerosas conferencias sobre temas de su área de conocimientos y actividades, que incluye la docencia, la política, la economía, la literatura y la prensa. Colaboró como miembro activo en el grupo literario Floricanto que imprime una intensa labor de promoción de la lectura y la poesía en México y coordinó actividades poéticas en el Distrito Federal de México en diversas ediciones del Festival Internacional de Poesía Palabra en el mundo.

 

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12 de Julio, 2012 · General

Racismo y muerte en el Perú

  

Por Eduardo González Viaña

 

Según Clemente Palma, sólo los blancos merecen sobrevivir en el Perú porque son nerviosos, bellos e inteligentes. Por el contrario, “la indígena es una raza embrutecida por la decrepitud.  Es por su innata condición, inferior, y por los vicios de embriaguez y lujuria, un factor inútil. Los elementos inútiles deben desaparecer y desaparecen”

 

“Hay un medio para ayudar a la acción evolutiva de las razas: el medio empleado en Estados Unidos. Ese medio es la exterminación a cañonazos de esa raza inútil, de ese desecho de raza”.

 

Aunque escrita en 1897, esta tesis académica siempre ha tenido adeptos peruanos sobre todo entre individuos que no comparten los supuestamente excelsos rasgos blancos. El mismo Clemente Palma -descrito por su contemporáneo Alberto Hidalgo- era “ zambo, casi negro, paradas las orejas como las de un murciélago, los belfos gruesos, carnosos y volteados, la cara enjuta, los ojos, unos ojos de renacuajo y los bigotes crespos llevados a la Káiser…”

 

Como en el caso de Palma, el racismo en el Perú es una pasión ilusoria. No es practicado por blancos puros, que aquí no existen, sino por quienes aspiran a serlo, cholos, zambos, blancoides e indioides, todos los cuales se blanquean choleando. Su “blanco” preferido es el indio, el provinciano, ahora el “antiminero” supuestamente “opuesto a la modernidad y el progreso.”

 

El taxista que me trajo el aeropuerto –por ejemplo- se creyó obligado a informarme que "ya estamos a punto de ser un país del primer mundo… Solamente nos faltan unos centímetros, señor”.

 

Aunque sus rasgos eran aindiados, de inmediato se quejó de los indios:

 

-Lima está llena de “malls”. Esto ya podría ser el primer mundo. Pero ¿sabe quienes lo impiden?... Los indios, señor. Los provincianos. Los antimineros. Se oponen a que nos instalen la mina de oro más rica del mundo. Dicen que el agua va a ser contaminada y que sus hijos van a morir envenenados. ¡Y eso que nos importa señor! ¡Hay que pagar por el progreso, señor! ¡Usted que fuera!

 

En el camino, el chofer me ofreció algunos diarios de la semana pasada. A pesar de tener fechas distintas, todos hablaban de lo mismo y satanizaban con diversos apelativos a las autoridades de Cajamarca. Me pareció estar releyendo alguna de las campañas que el año pasado se lanzaban contra el entonces candidato Ollanta Humala.

 

Por fin, al llegar a casa, leí los resultados de una encuesta de opinión que muestra los efectos de esa campaña en Lima. A pesar del número de muertos ya ocasionado entre los campesinos de Cajamarca, un elevado porcentaje de gente demanda aplastar a la población que se opone al proyecto minero Conga.

 

Obviamente, los encuestados son personas como mi taxista. No han leído jamás un libro, y lo que saben sobre la actualidad lo han aprendido en las portadas que leen de relancina en los kioscos de periódicos. Los deportes, las fotos de traseros y las consignas bestiales contra la gente del campo les bastan para alimentar su espíritu.

 

Y eso es lo peligroso. Hemos vivido hace poco el espanto sin fin de una guerra étnica. A la violencia surgida en el campo se opuso una guerra de tierra arrasada, pueblos borrados del mapa, familias sospechosas por tan sólo el lugar de su nacimiento o sus centímetros de sangre indígena, cuarteles convertidos en cementerios y grupos impunes encargados de las muertes selectivas. Como el genocidio comenzó contra los

 indígenas de los Andes, los supuestos blancos de la capital no le dieron mucha importancia.

 

Decenas de miles de personas fueron empujadas a las prisiones luego de procesos que no duraban más de una hora y cuyos resultados no son demasiado creíbles. En competencia por ser el más perverso, el gobierno de Alan García suprimió de forma abusiva, los beneficios carcelarios de ese tipo de presos.

 

Embistiendo contra el Perú andino, la guerra étnica de Fujimori no sólo mató personas. Mató también el amor y el respeto por la vida. En las palabras de su capellán, convirtió los derechos humanos en una “cojudez”. Exterminó

 del espíritu juvenil las ideas de sacrificio y de filantropía. Hizo que los dueños de los bancos y de la prensa salieran del closet para mendigar las dádivas de Montesinos. Al resto del Perú lo convirtió en testigo pasivo de una sangrienta infamia.

 

No queremos oír otra vez las monsergas del hortelano panzón ni presenciar las atrocidades  del caco japonés. Al presidente Humala lo hemos elegido porque nos prometió el cambio, y no la repetición, y… todavía esperamos… Cambiar la historia será para él la única forma de pasar a la historia.

 

 

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28 de Febrero, 2012 · General

Los compañeros

Por Eduardo González Viaña

 

El primer recuerdo de la vida política del Perú me llega hasta uno de los días amargos de la dictadura del general Manuel A. Odría.

En mi pueblo, Pacasmayo, no había servicio eléctrico sino durante la noche. Sin embargo, mi padre y un grupo de sus amigos instalaron una batería de carro en mi casa para poder escuchar por radio a un peruano de leyenda que les hablaba en esos momentos desde Bogotá.

 

Víctor Raúl Haya de la Torre había permanecido cuatro años asilado en la embajada de Colombia en Lima. El gobierno había cortado por meses el servicio de agua y desagüe de esa casa. En diversas oportunidades, se esperó el ataque final de las patrullas militares que cercaban esa sede diplomática.

 

En ocasiones, el líder del Apra había renunciado al generoso amparo que le ofrecía el país vecino, pero sus anfitriones lo obligaron a quedarse. Más importante que las relaciones con una dictadura era el apego de esa nación a la libre expresión de las ideas y, por otro lado, habían comprometido su apoyo a un perseguido, y los colombianos son fieles a su palabra.

 

Con el "Viejo" a punto de ser liquidado físicamente y con sus líderes, encarcelados o el exilio, era peligroso ser aprista. Millares de peruanos que alzaban el pañuelo blanco y proclamaban los principios izquierdistas de ese partido vieron llegar la cárcel, la pobreza, la persecución e incluso las ejecuciones sin juicio como única compensación por su entrega a una causa de libertad y justicia.

 

En mérito de una política que por desgracia se ha repetido en diversos gobiernos del Perú-uno, incluso, autodenominado aprista-la lucha por la justicia social era satanizada como apro-comunista, y quienes se comprometieran en ella eran llamados "terroristas", y no podían tener seguros ni su libertad ni su vida.

 

La defensa por parte de los gobiernos de las haciendas -criminalmente feudales- y el petróleo y los recursos mineros- entregados a la "sagrada" inversión extranjera- se apoyaba en una política de militarización del país y criminalización de los movimientos sociales.

 

Para recordar tan sólo un hito de la tragedia de este partido, el 24 de diciembre de 1931 a medianoche el ejército ingresó en el local aprista de Trujillo y ametralló sin piedad a las mujeres y los niños que celebraban con chocolate la Nochebuena.

 

En respuesta a ese y otros crímenes, el 7 de julio de 1932, armados tan sólo de machetes y de su bravura, los compañeros de esa ciudad se apoderaron del cuartel militar para comenzar una revolución que acabara con la tiranía de Sánchez Cerro e iniciara el tiempo del cambio y de la justicia.

 

Para aplastarlos, por aire, mar y tierra, las fuerzas armadas sitiaron a la ciudad insurrecta que opuso brava resistencia durante toda una semana. Al final, miles de trujillanos fueron fusilados frente a los paredones de Chan Chan.

 

Todo esto puede parecer historia pasada. Sin embargo, muchos apristas de hoy creen que la catástrofe actual del partido no es sólo electoral, sino ética. La vanguardia denuncia que la pasada administración fue aprista solo de nombre, pero que abandonó los principios revolucionarios del partido y terminó colocándose en una posición ideológica de extrema derecha, antagónica a la de sus fundadores.

 

Los "compañeros" fueron antaño la reserva moral del país. Eran la mayor parte de los peruanos y tenían razón para sentirse orgullosos. Además de la proverbial valentía del pueblo aprista, mucha de la gente más inteligente y generosa militaba en sus filas. Un filósofo que reveló la genialidad de Vallejo y que descubrió la razón de ser de nuestra América- Antenor Orrego había desechado toda posibilidad de éxito en cualquier universidad europea y, más bien, penaba una larga carcelería en la isla de El Frontón por razón de sus ideas.

 

El propio "compañero jefe" era un intelectual respetado en todo el mundo. Además, pudo haber llegado a ser presidente del país por un camino más corto del que su pasión justiciera le ofreció, pero escogió la senda más difícil.

 

"A Palacio llega cualquiera, porque el camino de Palacio se compra con oro o se conquista con fusiles.-dijo una vez- Pero la misión del aprismo era llegar a la conciencia del pueblo antes que llegar a Palacio."

 

En los años 50, el doctor Fernando Viaña, mi tío, contaba en su consultorio odontológico de Lima con una paciente muy especial. Era la señora Mabel Farro, paisana suya y "amiga íntima" del general Odría.

 

"He notado que le falta un teléfono, doctor... Si usted lo desea, la próxima semana puede tenerlo."

 

Mi tío sonrió ante lo que supuso tan sólo una fineza de la dama. En esa época, conseguir una línea tomaba dos o tres años. Sin embargo, la señora llegó a la próxima consulta con una enorme sonrisa:

 

"Ya se lo conseguí, doctor. He hablado con Alejandro (el director de gobierno) y me ha aconsejado que usted busque un aprista con teléfono... Usted lo denuncia y le entregamos un teléfono."

 

Mi tío sonrió, y por supuesto no aceptó. El también era aprista.

En el receptor de radio con batería de carro, mi padre y sus amigos escucharon a Víctor Raúl que llegaba a Bogotá luego de su largo y peligroso asilo.

 

"Es el jefe. ¡Qué bien está! ¡Qué bien habla!"-dijeron los compañeros. Yo solo escuchaba algunas palabras ininteligibles y perdidas entre los murmullos de la atmósfera. Ese día me enteré de lo que significaba guardar durante toda la vida una fe y una esperanza.

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08 de Febrero, 2012 · General

BEFESA, Conga y la destrucción del paraíso

 

Por Eduardo González Viaña

Correo de Salem

 

 

Tenía yo cinco o seis años cuando me enteré la ubicación exacta del paraíso. Además me encantó saber que el mismo estaba en mi tierra.

 

Estaba en lo cierto.

 

El río Jequetepeque, que baña el valle en que nací, carece de agua. Sólo la tiene en el verano cuando el calor deshiela los glaciares andinos. Y sin embargo, el valle ha sido tradicionalmente el primer productor de arroz del Perú.Y eso, a pesar de que el arroz es una planta acuática que nace y crece sumergido en las lagunas artificiales que mi gente diseña cada verano. Ello, por cierto, evidencia que mi gente sabe vivir en el paraíso. o completar la obra de Dios.

 

En la bahía de Pacasmayo, mi vida se hizo una sola con la arena, los vientos, las gaviotas, las algas, los cangrejos, los ancocos, las olas prodigiosas, la voz secreta y el canto sublevante del mar.

 

Año tras año, he regresado a mi tierra, y siempre he comprobado que es el mismo paraíso que forjó mi infancia. De un momento a otro, sin embargo, todo eso va a ser destruido, envenenado, contaminado y maldito.

 

BEFESA , una transnacional ligada al consorcio español ABENGOA, está construyendo, de manera casi clandestina, una gigantesca planta de residuos tóxicos de alta peligrosidad cuyo funcionamiento puede ocasionar daños graves consecuencias para la vida, la salud, la naturaleza y el medio ambiente en nuestras poblaciones.

 

El Cerro Chilco es una colina que veneraron nuestros antepasados. Está situado en el extremo norte del valle y muy cerca del mar. Ahora va a ser la cloaca del norte. Allí, BEFESA excava "vasos" donde se acumularán los tóxicos llevados desde las explotaciones mineras de Cajamarca, La Libertad y Ancash.

 

Si se produce una filtración, aquélla alcanzará la playa que se encuentra a sólo dos kilómetros de distancia. La liberación de los gases venenosos produciría una nube letal y una lluvia ácida que cubrirían una extensa región de la costa peruana.

 

En los peces, aquello significaría tumores cancerígenos y enfermedades transmisibles al ser humano. Los males más conocidos son el cáncer cerebral, la supresión del sistema inmunitario, el daño irreversible del corazón, del sistema nervioso y del sistema respiratorio

 

BEFESA y ABENGOA tienen mala fama en el mundo. En la propia España, han ocasionado más de una decena de accidentees. Por su parte, los pobladores cercanos y los activistas del Greenpeace están intentando el cierre definitivo del vertedero de Nerva, en Andalucía. En México, el gobierno clausuró la planta de Zimapán, y las trasnacionales aún en ese caso pretenden ganar dinero. Han entablado un juicio multimillonario contra el estado.

 

En este momento, la Municipalidad Provincial de Pacasmayo ha dejado sin efecto las autorizaciones utilizadas por esa empresa por ser todas ilegales y obtenidas de manera sospechosa. Entidades estudiantiles, gremiales y religiosas se han plegado a la protesta.

 

Mientras escribo, miles de integrantes de la Marcha del Agua deben estar pasando por la provincia. Ellos exigen un verdadero estudio ambiental -no pagado por la parte interesada- antes de ejecutar el proyecto minero Conga. Si la administración peruana reitera que aquél va a realizarse "sí o sí", eso significa que no se piensa respetar estudio alguno.

 

En el supuesto de que Conga se ejecute y contamine las aguas, las del río Jequetepeque con sus inmensos sembríos serán las primeras en llevar a la costa la maldición y la muerte.

 

"Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual sostiene y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba."-canta Francisco de Asís en el Salmo de las criaturas. No creo que ni él ni la gente que lucha por la conservación del ambiente sean "polpotianos", ni merezcan como ha sugerido la doctora Hildebrandt, un baño de sangre. El paraíso tiene que seguir viviendo en nuestra tierra.

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03 de Febrero, 2012 · General

Carta de desagravio a César Levano

 

Por Eduardo González Viaña


 

Clemente Palma podría haberse hecho famoso por ser hijo de don Ricardo. Ganó cierta nombradía por escribir algunos cuentos y fungir de crítico literario. Sin embargo, en 1917, redactó una crítica mordaz contra César Vallejo. Sólo, en ese caso acertó. Quiso liquidar al autor de Trilce. Cuando éste ganó la inmortalidad, una ración de la misma le tocó a Clemente, pero por estúpido.
 
Gabriel González Videla podría ser recordado en los libros de historia por traicionar a quienes lo eligieron y hacer el gobierno más reaccionario en la vida de Chile. Fue, además, el primer presidente del mundo en viajar al Antártida. Todo eso le dio una cierta notoriedad, pero no lo hizo eterno. Su gran acierto consistió en perseguir a Pablo Neruda. La fotografía del gran poeta a caballo en los Andes huyendo de los esbirros de Videla hará eterno al traidor. 
 
Del general Armando Artola se decía que no podía atarse un zapato y mascar un chicle al mismo tiempo y que pensaba que las circulares se envían en sobres redondos. Nada de eso ha persistido en nuestra memoria ingrata. Sin embargo, ¿quién no lo recuerda armando una pila en el colegio Leoncio Prado y quemando en ella miles de ejemplares de La ciudad y los perros?
 
El donnadie que quiso asesinar a  Chabuca Granda en México o el tipo que le dio cuatro balazos en la espalda a John Lennon, un tal Mark Chapman, son otros ejemplos de una interminable lista a la cual hoy ha querido sumarse al rector de San Marcos.
 
El doctor... ¿cómo se llama?...ha despedido de su puesto en el centro cultural de la Casona de la cuatricentenaria universidad a César Lévano alegando la edad del escritor, periodista y luchador social que algún día tendrá un monumento. ¿Querrá el doctor como se llama aparecer entonces a su diestra?
 
¿O lo hará el hombre que quedó en su reemplazo, y que debe su puesto a ser joven, mancebo, pollo, zagal, imberbe, tierno... o acaso efebo?
 
Mi carta es un homenaje y un desagravio a César Lévano, y a todos los que como él deben el honor y la eternidad a sus propios méritos.
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27 de Noviembre, 2011 · General

El dios de los republicanos

 

Por Eduardo González Viaña

 

Todos los candidatos republicanos aseguran que Dios les habló. A cada uno de ellos, lo persuadió a ser presidente de Estados Unidos.

 

Debe de haber algo de cierto porque lo dicen frente a la televisión, biblia en mano y con los ojos cerrados.

 

Podemos estar tranquilos de que Sarah Palin no se encuentre entre ellos. Dos años atrás, ante la cadena televisiva Fox, ella declaró que se dejaría guiar por Dios para tomar una decisión. Como se recuerda, la doctoral republicana aseguró una vez que, en vez de ser un continente, África era un país y estaba cerca de México.

 

Felizmente, los expertos en asuntos religiosos aseguran que hace unos días al volver a hacer la pregunta sobre su eventual candidatura, el Todopoderoso le susurró al oído: "Ni se te ocurra, hijita".

 

El gobernador de Texas Rick Perry es otro de los que aseguran que Dios lo persuadió. Sin embargo, en sus desastrosas intervenciones televisadas no parece haber contado con un invisible ángel asesor.

 

Por su parte, la señora Michele Bachman parece tener mejores relaciones con la corte celestial. A ella, el Hacedor le presentó a quien sería su marido, un buen hombre que dirige una clínica para "curar" a los homosexuales mediante el poder de la oración.

 

Un eventual problema para la señora Bachman es el hecho de que su iglesia-la luterana evangélica de Salem-considera que el Papa es la reencarnación del anticristo. Sin embargo, no es algo insalvable. Como se sabe, el cardenal Ratzinger- hoy  Papa Benedicto-endosó el voto católico a George Bush para su segundo periodo presidencial. Para quienes no lo recuerdan, Bush lanzó su candidatura desde la fundamentalista Universidad Bob Jones que hace el mismo supuesto sobre el vicario de Roma.

 

Herman Cain, el rey de las pizzas ha revelado también que Dios se le apareció para ordenarle que candidateara. Humildemente, Cain se arrodilló llorando: "Has escogido a un hombre equivocado, Señor. Pero... ¿estás seguro?

 

Lamentablemente para él, ha comenzado a sonar confuso en sus últimas presentaciones luego de que diversas mujeres, empleadas suyas, amontonaran frente a su puerta una cantidad de denuncias por asedio sexual.

 

Newton Gingrich no dice haber recibido una orden celestial pero asegura-y esto es crucial en un país como USA- que Dios lo ha perdonado por sus dos divorcios y diversas relaciones extramaritales.

 

Por fin, Mitt Romney acaba de declarar que Dios ha fundado Estados Unidos para que dirija el mundo. Los sondeos comienzan a mostrarlo como primero en las intenciones de voto entre los precandidatos republicanos.

 

En lo que todos están de acuerdo es en debilitar el sistema de seguridad social de este país, convertir en permanente la exención de impuestos a los ricos, impedir el seguro universal de salud, imponer la idea religiosa de la creación en las escuelas y, por fin,  permanecer por tiempo indefinido en Irak y Afganistán.

 

Si Obama pierde, una de estas personas podría ser el próximo líder del mundo. Con cualquiera de ellas, el capitalismo muestra su verdadero rostro y sus reales mandatos, los cuales son: 1) No es ninguno de estos idiotas el que mandará en la Casa Blanca. Llegará allí alguno de ellos, pero representando a las grandes corporaciones. 2) La supuesta democracia inherente al sistema es una farsa. Sólo se puede votar por candidatos que significan lo mismo. 3) Una propuesta diferente carecería de dinero para inscribirse y de medios para publicitarse.4) Si milagrosamente, esa propuesta triunfara, los verdaderos dueños del poder la rodearían hasta hacerla suya.

 

Algo más:5)  Ahora hay que quitarle el Seguro Social a los trabajadores y engañarlos con el truco de que se les va a devolver sus aportaciones, 7) Ese dinero tendrá que ser puesto en el mercado de acciones para que de esa manera Wall Street se coma la torta, y los trabajadores jueguen su futuro y su vejez en ese casino de tramposos.

 

Cuando pase el tiempo, el capitalismo será recordado- con los sacrificios humanos y la trata de esclavos- entre las mayores aberraciones de la historia. El capitalismo es el verdadero dios de los republicanos.


Con este mensaje, va también la invitación a visitar mi página web:
www.elcorreodesalem.com
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publicado por islanegra a las 17:57 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
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no se vende ni se compra ni se alquila,
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